Clarín - Deportivo

De dejar la elite a soñar con Tokio 2020

Sebastián Simonet. Volvió a la Argentina tras 16 años en Europa y fue campeón con SAG de Villa Ballester.

- Luciana Aranguiz laranguiz@clarin.com

Hace 16 años, un Sebastián Simonet adolescent­e armó sus valijas y se aventuró a probar suerte en Europa. En el Viejo Continente, jugó en grandes equipos y en algunas de las mejores ligas de handball del planeta. Pero tantas tem

poradas en la elite le saturaron la cabeza y hace unos meses decidió que era hora de un cambio. Con 33 años, le puso fin a su carrera profesiona­l, pero la chance de despedirse de la Selección en unos Juegos Olímpicos le dio energía para seguir un poco más.

De vuelta en Argentina, el central vive un año especial. Porque mientras empieza su etapa de ex jugador profesiona­l, sigue entrenándo­se para tratar de ganarse un lugar entre los Gladiadore­s que competirán en Tokio 2020 . Y encima, en SAG Villa Ballester, el club en el que había dado sus primeros pasos, se consagró campeón del Torneo Clausura Metropolit­ano y sumó su primer título nacional a nivel clubes.

“La decisión de retirarme no fue fácil. Lo pensé mucho y lo charlé mucho con Flor, mi mujer. No al nivel de obsesionar­me, pero sí de ir madurándol­a. Los últimos dos años fueron muy duros. En un momento pasé casi seis meses sin ver a Flor y a mis dos nenas (Martina, de 3 años, y Juliana, de 1). Y se juntaron varias cosas. Un poco de saturación de tantos años sin parar y el hecho de que iba desapareci­endo esa chispa con la que me levantaba todos los días para ir a entrenarme, viajar y competir”, reflexiona el mayor del clan Simonet ante Clarín.

En 2003 llegó a Europa, donde jugó en Arrate y Torrevieja de España, Ivry de Francia y Ademar León, también español, con el que se dio el gusto de disputar dos Ligas de Campeones. En mayo cerró más de 15 años de carrera profesiona­l con una deuda pendiente, conquistar un título importante, y con un deseo sin cumplir: jugar en Montpellie­r con su hermano Diego, un lujo que casi se da.

Pero se despidió en sus propios términos. “No me quería ir mal del handball. No me quería ir peleado con un deporte que me dio de comer, experienci­as y miles de amigos. Creo que me fui en el momento justo. Estoy contento con mi decisión”, afirma.

-El Sebastián que se fue era un chico de 17 años con mucho por aprender y crecer. ¿Qué Sebastián volvió?

-Volvió un Sebastián bastante lleno. Me fui siendo un nene de mamá, que no sabía hacer ni unos fideos y que casi no sabía hablar inglés. Vuelvo sabiendo y encantándo­me cocinar, hablando idiomas, conociendo un montón de lugares y con miles de amigos por todos lados. Y eso además de las alegrías y palos deportivos que me llevé. Volví llenísimo hasta el punto casi de desbordar, en el sentido de necesitar parar y disfrutar más de la familia.

El 25 de mayo jugó su último partido con Ademar: fue victoria por 28 a 21 ante Quabit Guadalajar­a, que le dio a su equipo la clasificac­ión a la fase final de la Copa del Rey. Volvió a la Argentina con la idea de seguir hasta los Juegos Panamerica­nos de Lima . Pero en la capital peruana, el selecciona­do argentino gritó campeón y consiguió la clasificac­ión a Tokio 2020.

Y con el boleto olímpico asegurado, se abrió otro escenario para Simonet.

“Si en Lima no conseguíam­os la clasificac­ión a los Juegos, yo iba a dejar de jugar. Y para ser sincero, la veía muy chiva, no porque el equipo estuviese mal, sino porque veíamos a un Brasil en su mejor momento. Hoy todo cambió porque me muero por ir a Tokio”, cuenta quien fue olímpico en Londres 2012 y en Río 2016.

Y explica: “A los Juegos van sólo 14 jugadores y no siento que ya esté adentro. Sé que al no estar en Europa estoy regalando un poco. Por eso me estoy entrenando más que antes y haciendo un esfuerzo mayor. Pero lo vale por lo que significar­ía ir a los terceros Juegos Olímpicos consecutiv­os. Todo lo que estoy haciendo y todo lo que voy a hacer en este año que me queda de carrera es pensando en Tokio”.

Con ese objetivo en mente, se entrena en el gimnasio del CeNARD cuatro días a la semana por la mañana y cinco a la tarde/noche con el selecciona­do, con el que a fines de octubre ganó el Cuatro Naciones de San Juan, con victorias ante Rusia y Polonia, dos potencias.

Tantas ganas tiene de estar en la cita de la capital japonesa que también decidió volver a jugar en el handball argentino para mantenerse en ritmo. Tras los Panamerica­nos, disputó el Nacional de Clubes con Alta Gracia y ganó con SAG Villa Ballester el Clausura Metropolit­ano. “Me habían llamado varios clubes para ir a jugar después de Lima, pero no quería sentarme a hablar con nadie sin saber lo que iba a pasar en los Panamerica­nos. Cuando volví, charlé con algunos, pero con Ballester tenía más afinidad. Ahora estoy jugando con amigos de toda la vida y lo estoy disfrutand­o un montón”, comenta.

Aunque aclara: “Siempre quiero ganar, pero cuando fui a charlar con el profe de Ballester le dije que iba a jugar ahí porque era un equipo competitiv­o, que siempre está entre los mejores y que me puede llevar a mi mejor versión para llegar a Tokio. En el club me quieren ayudar, porque saben que los Juegos son mi sueño”.

¿Cómo le responde el cuerpo? “Me estoy adaptando a este nuevo ritmo. Lo que más me está costando es entrenarme tarde, volver a casa a la medianoche y levantarme temprano al otro día -admite-. Estoy bien, pero cansado. Y no me quiero imaginar lo que va a ser cuando empiece a trabajar. Porque sé que el handball no va a ser lo que me va a dar de comer en el futuro”, cuenta.

-¿Tenés decidido en qué vas a trabajar?

-Tengo varios planes, por suerte. Cuando empiece el año que viene, elegiré qué hacer. Lo “bueno” de haber sido sólo un deportista de elite es que no soy especialis­ta en nada, sólo en meterme en la cancha y jugar. Haber aprendido idiomas y haber conocido varias culturas y sociedades me va a ayudar un montón. Los lugares de los que me llamaron se interesaro­n en eso. Además, desde hace un año y medio estoy estudiando Diseño de Animación Digital, que me gusta porque es una carrera corta que tiene que ver con la edición de videos, que me apasiona.

Ahora sumó su nombre al proyecto de la Comisión de Atletas del handball nacional. “La idea es ayudar a los atletas, mejorar las condicione­s en las que se entrenan, solucionar los problemas diarios o los que vayan surgiendo y aportar ideas. Una de las falencias más grandes que tiene el handball es que no es federal para nada. El ejemplo crudo que no me canso de repetir es que en los últimos 15 años ha habido sólo un jugador del Interior en la Selección. Es algo que no nos podemos perdonar y que deberíamos cambiar a muy corto plazo para aprovechar todo el talento que tenemos desparrama­do por el país”, explica.

Con la mente abierta de cara a su vida “pos 2020”, Sebastián tiene una sola certeza. “Después de los Juegos no voy a estar más con la Selección. Lo tengo clarísimo. Me parte el corazón cada vez que lo digo, pero es un ciclo cumplido. Por eso también estoy disfrutand­o muchísimo estos últimos cartuchos. Disfruté Lima y el Cuatro Naciones un montón”, comenta. Y cierra: “Creo que desde el día que dije que me retiraba, estoy disfrutand­o mucho más el handball y no sufriéndol­o tanto como quizás lo estaba sufriendo en los últimos años”. ■

“No me quería ir mal del handball. No me quería ir peleado con un deporte que me dio de comer, experienci­as y miles de amigos por todos lados”.

 ?? EMMANUEL FERNÁNDEZ ?? Interminab­le. “Me entreno más que antes y hago un esfuerzo mayor en busca de los Juegos Olímpicos”, dice Simonet.
EMMANUEL FERNÁNDEZ Interminab­le. “Me entreno más que antes y hago un esfuerzo mayor en busca de los Juegos Olímpicos”, dice Simonet.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina