Clarín - Deportivo

Tiempo de revancha

En el nuevo Barcelona de Koeman, a Lionel le tocó el lugar de su amigo y convirtió de penal para el 4-0 ante Villarreal. En Atlético de Madrid, Lucho mostró su vigencia en 24 minutos.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

Lionel jugó de 9 en el 4-0 del nuevo Barcelona ante Villarreal y convirtió de penal. El uruguayo arrancó de suplente en el Atlético de Madrid, pero en 24 minutos aportó un doblete para el 6-1 frente a Granada. Una respuesta por la forma en que lo echaron del club catalán.

A veces es importante cambiar y aceptarlo, vengo a un club que me ha dado una bienvenida espectacul­ar”.

Luis Suárez, delantero de A. Madrid

Hubo lágrimas de congoja en la despedida de uno hacia el otro hace apenas unos días. Hubo adioses cruzados cargados de emoción en las redes sociales. Hubo bronca del otro lado contra una dirigencia con la que ya nada quiere saber.

Dicen que ya se extrañan. Pero no les quedó otra que volver a empezar tras las siempre odiosas despedidas. Y tanto Lionel Messi como Luis Suárez comenzaron ayer sus caminos separados con sonrisas.

Leo la metió de penal en el 4 a 0 del Barcelona de Ronald Koeman sobre un apático Villarreal, mientras que el uruguayo clavó un doblete y una asistencia en pooc más de 20 minutos en el Atlético de Madrid, que goleó 6-1 a Granada.

Como una mueca del fútbol, Messi salió a jugar en este nuevo -o no tanto- Barcelona del entrenador neerlandés como centrodela­ntero. Sí, para no echar tanto de menos a su amigo, Lionel debió ocupar el puesto en el que el charrúa supo ser el tercer máximo goleador de la historia de la entidad catalana.

Ahí lo ubicó Koeman al mejor jugador del mundo en un esquema 42-3-1. El técnico decidió no situar al capitán renegado contra la dirigencia de Josep María Bartomeu en el sector derecho del ataque. Allí lo puso a Antoine Griezmann. Y al rosarino lo paró bien de “9”, como única referencia en el área rival. Anclado entre los centrales rivales,

La Pulga perdió en esos minutos iniciales el protagonis­mo que acostumbra­ba tener. Y le dejó el papel a la joyita de 17 años nacida en Guinea-Bisáu, Ansu Fati, que por la izquierda fue un relámpago incontrola­ble: metió dos goles en menos de 20 minutos y fabricó el penal que Messi canjeó por el tercero.

El Barcelona de Koeman presentó sus credencial­es de entrada nomás: juego más directo, saltando líneas de ser necesario y sin abusar de la tenencia con pases laterales. Y en este circuito, Messi debió romper con su posición de “9” y bajar o moverse hacia

Jugar con Messi es un sueño que tenía desde niño y ahora puedo hacerlo. Me ayuda y me da consejos”.

Ansu Fati, delantero del Barça

la derecha para entrar en contacto con la pelota y ser parte de la producción, que nacía desde el doble comando del círculo central: Busquets-De Jong.

El argentino gritó el suyo desde los 12 pasos y generó el cuarto, en uno de esos momentos en que aparecía retrasado: tiró el centro y Pau Torres la metió de modo involuntar­io en su valla. Ya en el segundo tiempo, tuvo una desactivad­a por el arquero de Villarreal cuando remató cruzado de zurda desde la derecha, su posición habitual.

Al menos en su presentaci­ón, Koeman logró demostrar que Barcelona puede curarse de la Messidepen­den

cia en la que había caído en el ciclo de Quique Setién. Leo fue uno más y no el encargado de ponerse al hombro la construcci­ón de su equipo. Barcelona volvió a funcionar como un todo y fue lo más saludable del estreno.

Después, habrá que ver si ese puesto le queda cómodo a Lionel, que tiene menos responsabi­lidades y está más auxiliado, pero que no se mueve en el sector que mejor le sienta y en el que más se luce: por la derecha.

También será cuestión de tiempo conocer si esta producción se sostiene con los partidos, ya que Villarreal estuvo lejos de hacerle algo de fuerza a los catalanes. Sergio Asenjo fue el culpable de que la goleada no fuera mayor. En los cinco finales le ahogó otro disparo a Messi. A este Messi menos protagonis­ta en un Barcelona más solidario.

Un rato antes, bien lejos del Camp Nou, el Wanda Metropolit­ano fue testigo de la bienvenida del Pistolero. cuando Suárez entró, a los 24 del segundo tiempo, el equipo de Diego Simeone ya ganaba cómodo 3-0 con goles de Diego Costa, Angel Correa y Joao Félix.

Pero el delantero hizo su propio show en poco más de veinte minutos: una asistencia a Marcos Llorente para el cuarto y un doblete suyo para llegar a la media docena del local. El primero fue de cabeza y el segundo tras un rebote en el palo de un tiro propio.

Todo fue muy rápido para Suárez: se despidió el jueves del Barcelona entre lágrimas y dardos de Messi hacia la dirigencia, se entrenó dos veces en su nuevo club y ayer entró y brilló para despertar los elogios de toda la prensa española y más críticas al presidente Bartomeu por haberlo dejado ir, aunque al menos en su primer partido con Koeman, Barcelona no lo extrañó.

De todos modos, el goleador quiso demostrar que está más vigente que nunca luego de irse del club que lo despreció. Y en la primera aparición con su nuevo equipo, claramente lo logró. También le salió todo bien a Koeman sin Suárez y con Messi como punta de lanza.

En la nueva normalidad habrá que acostumbra­rse a ver separados a estos amigos, que aunque se extrañen ya miran hacia adelante.

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AFP Leo. En el Barcelona de Koeman apareció como centrodela­ntero, a lo Suárez.
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@ATLETI Lucho. Tuvo un estreno explosivo en el equipo de Simeone, desde el banco.
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AFP El 10 que juega de 9. Lionel Messi apareció como centro delantero en el esquema 4-2-3-1 que dispuso Koeman, donde se lució Ansu Fati.
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AFP Siempre hay tiempo. Luis Suárez convierte su segundo gol, ya en el descuento, para sellar el 6-1 y un debut inolvidabl­e del uruguayo.

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