Mensaje del campeón Djokovic a los chicos de la nueva generación
Logró su 18° Grand Slam, el 9° en Australia y confirmó que la vieja guardia que completan Rafa y Federer está viva.
Con su victoria por 7-5, 6-2 y 6-2 ante el ruso Daniil Medvedev, que le permitió levantar por novena vez el trofeo del Abierto de Australia, Novak Djokovic envió dos contundentes mensajes al mundo del tenis. Avisó que la “vieja guardia” no está lista aún para ceder el trono y que la NextGen, liderada en las últimas temporadas por su rival de ayer, deberá seguir esperando para tomar la posta. Y dejó claro que, a pesar de quienes lo ponen un escalón por debajo de Roger Federer y Rafael Nadal en la discusión sobre quién es el mejor de la historia, él es un serio candidato a llevarse finalmente ese honor.
Es que su consagración en el “grande” oceánico -que había ganado también en 2008, 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2019, y 2020- le permitió al serbio sumar su 18° Grand Slam y quedar a solo dos del suizo y el español, máximos ganadores de esta categoría. Y el número uno, insaciable, afirmó: “Mi gran objetivo es ganar más títulos ‘grandes’ y todos mis esfuerzos estarán centrados en ello”.
El serbio, de 33 años, ratificó su gran dominio en este torneo, donde nunca perdió un partido de semifinales ni una final. Y se transformó además en el segundo jugador en la historia en conquistar en nueve ocasiones un mismo Grand Slam. El primero fue Nadal, que ya lleva 13 en Roland Garros.
De su paso por Melbourne se lleva además un récord que buscaba desde hace tiempo. Con la caída del español en cuartos, se aseguró el primer escalón del ranking mundial hasta el 8 de marzo, al menos. Así, llegará a las 311 semanas totales como número uno y superará la marca de 310 de Federer, hasta ahora es la mejor de la historia.
“Saber que voy a ser el jugador con más semanas en el número 1 es un alivio y me permite centrarme mucho más en Grand Slams”, reconoció tras su consagración.
El serbio, consciente de lo que significa ese trío que integra junto a Federer y Nadal para la historia este de
porte, aseguró: “Roger y Rafa me han inspirado en todo lo que he hecho. Nos hemos mejorado unos a otros y llevado más allá de nuestros límites. Estamos inmersos en una competición entre nosotros apasionante”.
Nole parece haberles sacado una ventaja a sus dos “rivales” en esa carrera que posicionará a uno como el mejor de todos los tiempos. En los últimos cinco años, por ejemplo, conquistó ocho “grandes” y fue achicando la distancia con el suizo, que en ese tiempo sumó solo tres, y el español, que consiguió seis.
El noveno en Melbourne fue muy especial para él por todo lo que vivió durante el torneo, con la cuarentena, las restricciones por la pandemia y la lesión abdominal que lo complicó en varios partidos y que muchos calificaron de “falsa”.
“Cada título es especial, pero este es imposible de comparar. Emocionalmente, ha sido el Grand Slam más duro. Tuve que ser muy fuerte e intentar no ver los comentarios que se hacían sobre mí, pero fue difícil. Duele ver cómo la gente me critica abiertamente sin saber. Siento que fueron injustos conmigo. Ganar este torneo es mi respuesta a todos los que lo han hecho”, afirmó.
La final ante Medvedev se presentaba como un duelo de generaciones. El máximo exponente de la guardia reinante y el mejor de la nueva camada. En la previa parecía que si había alguien que podía doblegar al número uno era el ruso de 24 años, que llegaba con una racha de 20 victorias al hilo, 11 ante top 10. Poco le importaron todas esas credenciales al serbio, que lo superó con contundencia para sumar su 82° título.
“Daniil es una gran persona y jugador; uno de los rivales más duros que he enfrentado. Tanto él como los otros jugadores de la nueva generación tienen calidad para alcanzar las instancias finales en los principales torneos. Es solo cuestión de tiempo antes de que conquisten un título”, reflexionó Djokovic.
“Están muy cerca, pero con suerte, no será tan pronto. Roger, Rafa y yo vamos a seguir peleando hasta el final por perpetuarnos como los dominadores”, dijo.
Insaciable, Djokovic volvió a gritar campeón en Melbourne, le envió un mensaje contundente a la nueva generación y sumó un trofeo más.