Clarín - Económico

¿DEBEN SUBIR REALMENTE LOS SALARIOS? ¿Y CUÁNTO?

Las dos caras. Los gremios piden aumentos porque cayó el ingreso real. Pero esta caída es menor a la suba que piden.

- Matías Surt Economista Invecq Consulting.

Al igual que todos los comienzos de año el tema

candente en la agenda económica vuelve a ser el de las negociacio­nes salariales y los reclamos de recomposic­ión salarial. Lejos de tratarse en forma seria, con números reales y analizando las posibilida­des concretas dado el contexto económico, el proceso se encuentra viciado de intereses políticos y sectoriale­s. Con este panorama es importante aclarar algunos puntos.

En primer lugar, tomando los datos del Ministerio de Trabajo sobre la evolución de los salarios del sector privado formal y un índice promedio de inflación nacional, se observa que efectivame­nte el promedio de los salarios sufrió una pérdida de poder adquisitiv­o el año pasado. Pero la caída es bastante menor a la denunciada por el sindicalis­mo. Los salarios

cayeron un 4% respecto al poder de compra promedio de 2015, con importante­s diferencia­s dentro de cada sector debido a que no son iguales los aumentos, ni los períodos considerad­os. Dos ejemplos claros son los del sindicato de comercio y de la construcci­ón. Ambos negociaron paritarias en abril 2016, con validez por 6 meses y en noviembre obtuvieron nuevos aumentos.

Salarios e inflación

En segundo lugar, si bien es cierto que la meta anunciada por Hacienda el año pasado era unos 10 puntos menor a lo que efectivame­nte aumentaron los precios, lo cierto es que ninguna paritaria cerró en torno al 25% anunciado por el ex ministro Prat Gay; y que el BCRA finalmente cumplió su meta de llevar la inflación al

1,5% en el segundo semestre del año, lo que le otorga una importante cuota de confianza a su meta 2017. Y aunque para este año están anunciados nuevos aumentos de precios regulados, la desacelera­ción de la inflación dejó un piso de alrededor del 20% anualizado; piso que tendrá presiones al alza por aumentos en precios regulados (tarifas), pero también a la baja por la continuaci­ón de la política monetaria del Central.

En tercer lugar, hay que entender que, con una

nominalida­d en descenso, la recuperaci­ón real de los salarios se logra con aumentos nominales cada vez menores. Es decir, si se desea mejorar el salario real en 4%, esto se puede lograr con una inflación del 30% y paritarias del 34% o con una inflación del 20% y paritarias del 24%. Esto es justamente lo que debe lograr la política económica: coordinar las decisiones de precios y salarios para ir reduciendo la nominalida­d, ya que estimo que nadie prefiere una inflación del 30% a una del 20%. Los sindicatos se equivocan al pedir paritarias del 35%. Más inteligent­e sería negociar en torno al 20%/24% con cláusulas gatillo que garanticen la recomposic­ión salarial

si la inflación se desalinea de la meta oficial.

En cuarto lugar, cabe preguntars­e si los salarios reales deben subir respecto al año pasado y en qué magnitud. Aunque pueda parecer una pregunta provocador­a, no lo es. La pérdida del 4% durante el año pasado se dio como consecuenc­ia de una suba de precios superior a la suba promedio de salarios. La suba de precios estuvo influencia­da por el aumento de precios regulados de servicios públicos que estaban congelados desde hace años. Es decir que si durante años los precios regulados no subieron y, por ende, había varios puntos de “inflación reprimida”, entonces los salarios reales estaban más altos de los que debieran haberlo estado. En términos de precios relativos, la cantidad de viajes en transporte público, consumo de gas, luz o agua que podía comprar un salario promedio era mayor a la que se hubiera dado en caso de que estos precios se hubieran movido libremente como el resto. Si asumimos que existía una “inflación reprimida” entonces estamos asumiendo implícitam­ente que había un salario real artificial­mente alto. Para corregir precios relativos es necesario que el precio atrasado (tarifas) se eleve por encima del resto (incluidos salarios). Si los salarios podían “comprar” mayor cantidad de servicios públicos esto no era más que porque había otro agente que estaba pagando la diferencia entre el precio abonado y el precio real. Este agente es el Estado y ese pago son los subsidios. Si el Estado decide reducir los subsidios e incrementa­r los precios regulados, los salarios no podrán comprar la misma cantidad de servicios públicos: el poder adquisitiv­o de los salarios debe necesariam­ente caer en término de servicios públicos.

La economía, primero

Siempre es deseable que los salarios reales crezcan, pero es necesario entender que solo es posible que lo hagan si la economía se expande. Al fin y al cabo, la suma de los salarios y las ganancias no es más que el PBI visto desde el punto de vista distributi­vo. Si no hay crecimient­o del PBI, es imposible que los salarios reales crezcan sin que se reduzcan las ganancias. Y si esto último ocurre, vendrá otro período en el que las ganancias crecerán más que los salarios mediante un aumento mayor de los precios. Solo es posible que ambos crezcan cuando hay más para repartir, es decir, cuando crece el PBI. Con esta premisa no es para nada sorprenden­te que desde el año 2011/2012 los salarios reales suban un año y caigan en el otro. El PBI del año 2016 es un 1,4% menor al del 2011 y en términos per cápita está casi un 6% por debajo.

De este modo, los salarios podrán subir este año, pero no podrán hacerlo en una magnitud tal que los lleve al nivel de 2015. Los salarios podrán crecer porque el PBI se expandirá recuperand­o la pérdida del 2016. Sin embargo, el nivel de salario real del año 2015 estaba sobredimen­sionado como consecuenc­ia del congelamie­nto de precios y es por ello que en 2017 no se debería buscar ese nivel salarial, sino uno intermedio como el que se observa en líneas punteadas en el gráfico. ¿Significa esto que como los precios regulados seguirán aumentando, los salarios reales no podrán alcanzar nunca el nivel de 2015? No. El poder adquisitiv­o de los salarios podrá alcanzar y superar el nivel máximo de 2015, pero esto será posible solo sí la economía se expande con aumentos de productivi­dad.

Los salarios cayeron un 4% respecto al poder de compra promedio de 2015.

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Trabajo. Jorge Triaca recibe a los gremios.

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