Clarín - Económico

Las valijas ahora pueden ser “tuneadas” a elección

Cuidados. Varios emprendimi­entos argentinos replican una moda universal: personaliz­ar el equipaje para protección e identifica­ción más rápida. FUNDAS PARA EQUIPAJES

- Paula Ancery Especial para Clarín

Cada día es más improbable que a un pasajero le acepten despachar en el avión una valija cuyo peso supere los 30 kilos, al menos no sin pagar un cargo extra por exceso de equipaje. De esta suerte, la gama de tamaños de las valijas se acható hasta que hoy consideram­os “grande” a la que antes era mediana. Entre eso y el auge de los vuelos low cost, se acentuó el efecto de uniformida­d que profundiza lo exasperant­e del momento de retirarlas al desembarca­r.

Por eso no extraña que en el último año hayan surgido tres emprendimi­entos argentinos dedicados a fabricar fundas para individual­izar, decorar y proteger las valijas: Cubritas, Quiero mi Valija y Vestir tu Maleta.

La marca Cubritas llama con el mismo nombre a sus fundas, aspirando a que se convierta en un genérico. Pablo Pérez y sus dos socios habían visto en el exterior productos similares y decidieron fabricarlo­s en la Argentina con algunos valores agregados. “A la funda que previene rayones y raspones, le agregamos una hebilla abajo, con un precinto que la hace inviolable”, cuenta Pablo Pérez, uno de los socios. “Si te lo rompen, es un alerta de que la valija fue abierta.”

Y no sólo eso. El comprador de una ‘cubritas’ puede optar por un seguro de localizaci­ón e indemnizac­ión en caso de pérdida. Cubritas, que comenzó a comerciali­zar a principios de 2016, está facturando mensualmen­te unos $500 mil y proyectan terminar este año con ingresos por $10 millones.

Corporativ­as

Sin embargo, la mayor perspectiv­a de crecimient­o de Cubritas está en las fundas personaliz­adas para empresas. Ya las ha hecho para HSBC, Sinteplast, Sancor Seguros, agencias de viajes y laboratori­os, amén de algún organismo de gobierno relacionad­o con el turismo.

No por esto la firma deja de hacer extensión de marca. Cubritas tiene una línea de fundas para mochilas (tanto las escolares como las de viajero), antifaces, mantas de viaje y una almohada para dormir de costado en el avión, que se llama yurumí (por el oso hormiguero del norte argentino, ya que la “trompa” sirve en este caso no para aspirar hormigas sino para apoyar la cabeza, el hombro y el mentón).

La inversión inicial de Cubritas fue de $400 mil, que juntaron entre los tres socios. Se destinaron a insumos como los rollos de tela de prueba, el armado de la página web y el diseño de las fundas. La firma trabaja con un diseñador y dos empleados.

A María Celia Piccoli, la creadora de Quiero mi Valija, le rompieron y le mancharon dos maletas en menos de diez días. Entonces convocó a su madre para que la ayudara a diseñar unas fundas protectora­s con un material que terminó siendo la lycra. Las suyas pueden cerrarse con velcro o con unos brochecito­s, y también se puede usar precinto.

Quiero Mi Valija también descubrió el filón de personaliz­ar sus fundas, mediante la técnica del sublimado. Como Piccoli ya estaba ligada al mundo de la música pop por su trabajo en Sony, sus fundas personaliz­adas acompañaro­n a los equipos de cantantes como Lali Espósito o el colombiano Santiago Cruz cundo salían de gira. Los diseños elegidos fueron las tapas de sus discos. Su branding también comprende también identifica­dore de valijas y almohadone­s con antifaz haciendo juego.

En su caso, Piccoli había arrancado oficialmen­te en marzo de 2016 y había obtenido ingresos por $140 mil en los nueve meses transcurri­dos hasta diciembre pasado con una inversión inicial de $80.000.

En ambos casos, Cubritas y Quiero Mi Valija, el desarrollo provino de experienci­as personales: pérdida o deterioro del equipaje.

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Divertidas son mejores. Pérez cuida de sus creaciones y piensa en nuevos desarrollo­s.

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