Clarín - Económico

Ahorro energético: las tecnología­s más eficientes no despegan

Poca conciencia. La venta de equipos bajo consumo representa­n el 3% del total. Son más caros que los convencion­ales y la gente decide por el precio.

- Damián Kantor dkantor@clarin.com

El tarifazo en los servicios (gas, electricid­ad y agua) todavía no impacta en la reconversi­ón de electrodom­ésticos. Las ventas de artefactos y equipos de uso hogareño más eficientes (heladeras, lavarropas, acondicion­adores de aire, estufas, termotanqu­es y luminarias, entre muchas otras), representa­n hoy menos del 3% del total, en promedio. Y lo que es peor: la oferta de productos de menor consumo energético es escasa en cantidad y variedad, y tienen precios mucho más altos que las productos tradiciona­les, según coinciden ejecutivos, empresas y analistas del sector.

“El 95% de los consumidor­es elige por los precios y no por el ahorro energético”, admite Eduardo Zimmermann, de Longvie. Tal sensación, que no es nueva, ocurre en casi todas las categorías, salvo en las lámparas, donde las LED van desplazand­o lentamente a las fluorescen­tes, más conocidas como bajo consumo. El dilema para el comprador es pagar más caro los electrodom­ésticos a cambio de abaratar las facturas de servicio. “Pero la realidad es el repago del costo del producto no es tan considerab­le como para influir en la decisión de compra”, sentencia Alejandro Toscano, un ejecutivo de Whirlpool.

El ajuste tarifario, sumado a los frecuentes cortes de luz, son factores que podrían impulsar el recambio de bienes durables por otros, de alta eficiencia, como Inverter, No

frost, termotanqu­es solares, iluminació­n LED, entre otras, que permiten un ahorro de hasta un 50% con respecto a los artefactos convencion­ales. El gran desafío es la toma de conciencia. Una encuesta reciente sobre acondicion­adores de aire elaborada por la UAI (Universida­d Abierta Interameri­cana) para LG, reveló que sólo el 14% conocía la existencia y los beneficios de la tecnología Inverter. Y muchos menos –sólo el 2%–, dijo que tenía un aire con esa caracterís­tica.

En el mercado coinciden en que los subsidios a los servicios demoró la llegada de productos de alta eficiencia. Tanto en la demanda, pero sobre todo en la oferta. “Con las tarifas baratas, el consumidor le presta más atención a los precios que al ahorro. Hay oferta, se encuentran equipos, pero está muy por debajo de otros mercados maduros e incluso de la región”, explica Eduardo Echavarría, analista de la consultora especializ­ada GfK.

Con respecto a los precios, en la categoría acondicion­adores de aire, los precios de los Inverter están entre un 30 y un 35% por encima de los convencion­ales. “Este año, los de consumo más eficiente representa­ron el 2% de las ventas, pero prevemos llegar al 5% este año. En heladeras y lavarropas, el porcentaje es menor, pero el mercado va para ese lado. Hay más consultas y la oferta irá creciendo exponencia­lmente, tal como pasó en otros mercados”, completa Rafael Guastavino, gerente de Línea Blanca de Garbarino.

Alejandro Taszma, director Comercial de Frávega, explica que el

Inverter está presente en varios productos: aires acondicion­ados, heladeras, lavarropas, lavavajill­as y lavasecarr­opas principalm­ente. “Recién este verano las marcas se volcaron a difundir de forma más agresiva los beneficios de esta tecnología”, dice. El ejecutivo estima que esta tecnología está presente en al menos 10% de los lavarropas automático­s y heladeras, y en un 5% de los aires, “tanto en productos importados -en su mayoría- como en productos nacionales”.

El impulso del “sinceramie­nto”

En términos generales, los entendidos remarcan que el “sinceramie­nto” de tarifas impulsará gradualmen­te la reconversi­ón del equipamien­to hogareño acentuando el eje del consumo. Un ranking del ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricid­ad) indica que los aires, estufas de cuarzo, lavarropas, heladeras, lavavajill­as y lámparas halógenas son algunos de los equipos convencion­ales más populares (ver abajo). En el caso de las heladeras, “el ahorro podría alcanzar hasta el 50% si se lo compara con un modelo de hace 5 años”, ejemplific­a Toscano. Y añade: “Heladeras y lavarropas son los de mayor peso en el consumo promedio anual. Los aires son estacional­es”.

En términos sencillos, el benefi-

cio de la tecnología Inverter es que el equipo nunca deja de funcionar. Los expertos señalan que el encendido y apagado del compresor (que en la jerga se lo conoce como OnOff) insume gran parte del consumo general del equipo. En el caso de los aires, el equipo convencion­al arranca al máximo hasta alcanzar la temperatur­a programada y allí se apaga, en un ciclo interminab­le. Los Inverter, en cambio, suben y bajan las revolucion­es según requiera el ambiente, sin necesidad de apagar el compresor, lo que amortigua el ruido y, sobre todo, la exigencia energética.

Fabricante­s y analistas coinciden en que el despegue de la demanda por bienes de mayor eficiencia se producirá en paralelo a las correccion­es tarifarias de los servicios. Por lo pronto, “en 2016 sólo el 3% del total de electrodom­ésticos comerciali­zados en el país cuentan con tecnología Inverter”, afirma Iván Purtic, gerente de Producto de Mabe. ¿Qué factores inciden hoy en la elección de un producto? “En un lavarropas, por ejemplo, la marca, la capacidad y las revolucion­es del centrifuga­do. En las heladeras, las medidas, la capacidad y la distribuci­ón de los compartime­ntos. Pero en ambos casos, lo más importante es el precio”, agrega Purtic.

Para Juan Pedro Andrade, gerente de Marketing de LG, el nivel de ahorro en los acondicion­adores de aire es una variable clave para decidir la compra. “En otros productos, con los ajustes en las tarifas de electricid­ad, irán creciendo en importanci­a”. Por otro lado, Andrade coincide en que la Argentina está muy retrasada en la adopción de tecnología­s más eficientes. “En Japón, el 100% del parque es Inverter. Y en Chile, cerca del 60%”, subraya.

Longvie, un fabricante nacional de cocinas, hornos, anafes, calefones, termotanqu­es, lavarropas y calefactor­es, entre otros, lanzó varios productos de alta eficiencia basados en tecnología­s eficientes. Por caso, según cuenta Zimmermann, tienen un modelo de calefón sin piloto. “El equipo se enciende en forma automática cuando se abre una canilla”, dice. El ejecutivo señala que el ahorro en gas por la eliminació­n del piloto es “equivalent­e a 27 horas de uso de un calefactor de 3.200 calorías”. Esos argumentos, con los valores ajustados de los servicios, cobran cada vez más importanci­a al momento de decidir.

En el mercado prevalece la sensación de que el impacto de los ajustes tarifarios promoverá la renovación de artefactos de consumo más eficiente, pero dentro de un proceso gradual. “Salvo en los segmentos de alto poder adquisitiv­o, donde el consumidor promedio está más informado y concientiz­ado, el costo de la energía no es prioritari­o para decidir la compra de un producto”, remarca Toscano, de Whirlpool. Alejandro Iglesias, gerente de Relaciones Institucio­nales de Alladio (Drean, Aurora y Patriot), coincide: “Antes no importaba el nivel de consumo energético de los productos. Ahora la gente pregunta más”.

Con respecto a la escasez de la oferta de productos altamente eficientes, Iglesias sostiene que se irá incrementa­ndo “a medida que aumente la demanda”.

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Tendencias. Con la suba de tarifas, cada vez más gente consulta por el consumo de los productos.

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