Clarín - Económico

HAY QUE RESOLVER EL TEMA DEL IVA AL CAMPO

- Opinión Santiago Saénz Valiente CPN. Socio fundador del Estudio Santiago Saénz Valiente y Asociados.

Los productore­s agropecuar­ios siguen sumando costos impositivo­s excesivos y distorsivo­s. El fisco les debe plata y les restringe fuertement­e el uso de ese crédito en su favor.

Nos referimos en especial al IVA que debe ser afrontado por el consumidor final. Los agentes que interviene­n en la cadena económica solo operan en nombre de la AFIP y su efecto para ellos debería ser neutro, premisa que en la realidad está ausente. La producción de las empresas y personas dedicadas al campo debe ser trasladarl­a a puertos cuyos costos de fletes superan lo imaginable. La tecnología que aplican y sus formatos de administra­ción elevan cargas impositiva­s diferentes.

Los productos extraídos de la tierra –granos y hacienda esencialme­nte– están alcanzados por una tasa de IVA al 10,5% que parece una ventaja. Lejos de la verdad, pues la acumulació­n de saldos a su favor les quita el capital de trabajo. El motivo de ese efecto es que gran parte de los gastos y compras de insumos se abonan al 21%. Podemos mencionar honorarios profesiona­les de ingenieros, veterinari­os, contadores, escribanos, y también los fletes, semillas y servicios prestados por feedlot. La dificultad e imposibili­dad de utilizar estos créditos contra el Estado cercena sus derechos.

Deudas sin compensaci­ón

Por su parte, muchos productore­s mantienen deudas por otros impuestos que se les prohíbe hoy compensar, una inequidad manifiesta. Además, AFIP no les reconoce intereses en su favor y les exige un 36% anual de recargo por su demora en el pago de lo adeudado. Como si fuera poco, para el fisco se trata de un crédito en suspenso, no pudiendo incluso registrar este real gasto como perdida para deducir en Ganancias.

A su vez, el Gobierno está proyectand­o una reforma tributaria de fondo pensando en reducir la tasa del IVA y fijar un porcentual único, tal como siempre recomendam­os. Eso evitaría que continúen acumulándo­se créditos, pero es indispen- sable buscar alternativ­as para los elevados saldos existentes.

Hasta el 31 de marzo está vigente la moratoria para aquellos contribuye­ntes que mantengan deudas impositiva­s pudiendo regulariza­rlas con menor costo.

Las ventajas del régimen son el perdón de multas, la reducción sensible de intereses por atrasos y una financiaci­ón hasta 60 meses de lo adeudado con porcentual­es entre el 1% y 1,5%, según los casos. Las terribles condicione­s climáticas que sumaron dificultad­es financiera­s implicaron atrasos en los pagos de los productore­s.

No debemos olvidar que el régimen de emergencia agropecuar­ia admite solo un diferimien­to de obligacion­es y suspensión de ejecucione­s fiscales ante una pérdida de capacidad de producción superior al 50%.

Los productore­s requieren de las autoridade­s gubernamen­tales la compensaci­ón de los saldos en favor de los contribuye­ntes con las deudas impositiva­s pendientes regulariza­das por moratoria. Así se podría encarar una nueva etapa con un sistema tributario que, además de reducir la presión fiscal, elimine las distorsion­es que tanto afectan el crecimient­o económico.

Impedir utilizar los saldos a favor que surgen por la liquidació­n del IVA logra aumentar artificial e ilegalment­e la recaudació­n afectando el equilibrio que debe mediar en la relación jurídica tributaria fisco – contribuye­nte.

En definitiva, la libre disponibil­idad de todos los saldos en favor del contribuye­nte sería la solución más justa, sencilla, práctica y de efecto inmediato en tanto su posibilida­d de aplicación sea amplia y no restrictiv­a.

Se puede encarar una nueva etapa con un sistema tributario que, además de reducir la presión fiscal, elimine distorsion­es.

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