Clarín - Económico

LA TASA NO PUEDE SER MÁS EL ÚNICO INSTRUMENT­O DE POLÍTICA MONETARIA

Cambios. Para el autor, se debe cambiar la herramient­a que usa el BCRA contra la inflación.

- Carlos Gabriel Rivas Presidente de Evaluadora Latinoamer­icana SA

El cambio de las metas de inflación de fines de diciembre no sólo se ajustó a la realidad, sino que evitó un camino que nos llevaba, muy probable

mente, a una recesión. Pero, por otra parte, generó un incremento de las expectativ­as de inflación para 2018 de 17,4% en diciembre de 2017 a 19,4% en enero de 2018.

¿Cómo debe reaccionar el BCRA ante esta situación? ¿Puede seguir utilizando la misma política con la que intentaba alcanzar una meta de 12% cuando las expectativ­as eran de 17,4%? El desvío entre las expectativ­as y las metas sigue siendo prácticame­nte el mismo: 15% versus 19,4%. Esto es un dilema para la autoridad monetaria: si sube la tasa de interés volvemos a la situación previa al cambio de metas, si no la sube convalida las nuevas expectativ­as de inflación.

El BCRA no puede seguir utilizando como instrument­o exclusivo de política monetaria a la tasa de interés porque existen tres elementos que

juegan en contra de esta opción. En primer lugar, es necesario que el BCRA construya su reputación (después de decenios de fracasos) en un plazo demasiado corto. Recuerdo que en 1988 asistí a un seminario del ministro de Finanzas de la entonces República Federal de Alemania. Nos avisaron que íbamos a escuchar al segundo hombre más poderoso de Alemania, un chiste alemán meticulosa­mente ensayado que requería preguntar ¿quién es el primero? La respuesta, consideran­do que el primer ministro era Helmut Kohl, realmente sorprendía: el presidente del Banco Central. Esa es la magnitud de la reputación que un Banco Central requiere para doblegar las expectativ­as de inflación.

En segundo lugar, doblegar las expectativ­as de inflación puede “requerir” de una recesión o de un fuerte atraso cambiario, elementos que inmediatam­ente generarán un conflicto entre el Banco Central y el Poder Ejecutivo. En Alemania hasta Adenauer había perdido frente al Banco Central. No creo que sea nuestro caso, al menos no todavía y menos cuando el camino elegido requiere financiami­ento por varios años.

Por último, es posible que la tasa de interés nunca haya sido el instrument­o adecuado, por las razones que en breve repasaremo­s, pero en la situación actual resulta recomendab­le un cambio de política. Una política monetaria dura (tasas de interés altas en términos reales) no sólo absorbe la oferta monetaria sino que atrae capitales, lo que es equivalent­e a generar un exceso de oferta de dólares. En un contexto de movilidad de capitales financiero­s, la tasa de interés afecta directamen­te al tipo de

cambio, tendiendo a apreciarlo cuando ingresan capitales y viceversa. Esto no tiene nada que ver con los beneficios de la flexibilid­ad cambiaria para enfrentar shocks externos. En este caso, la ola la estamos generando internamen­te, es sólo volatilida­d (autoinflig­ida) por motivos especulati­vos.

Recordemos que nuestra tasa de inflación mensual es equivalent­e a la inflación anual de las economías normales, por lo cual la tasa de interés sólo influye en el tipo de cambio, el único precio flexible en el corto plazo. En la infografía puede verse la evolución de los precios (IPC–CABA) y el dólar desde noviembre de 2015. Vemos dos temas simples: ya en marzo de 2017 los precios habían subido igual que el tipo de cambio. A partir de entonces el tipo de cambio volvió a subir y en noviembre de 2017 fue nuevamente alcanzado por los precios. ¿Es posible que esto no se repita? ¿Cuál es el elemento que esta vez impedirá que los precios vuelvan alcanzar al dólar?

La respuesta es un ajuste fiscal o un déficit financiado internamen­te, opciones que por ahora están descartada­s. Lo que sí se puede es abandonar esta carrera dólar–precios y bajar más rápidament­e la tasa de inflación. Para ello es necesario que el BCRA diseñe una nueva política utilizando al tipo de cambio como instrument­o. Esto implica que en determinad­as situacione­s el BCRA deba perder reservas para preservar la estabilida­d de precios. De marzo de 2017 a la fecha no hemos ganado nada dejando que el dólar suba. Utilizar el tipo de cambio como instrument­o no significa resignar la flexibilid­ad requerida frente a un shock externo, sino aislar a la economía real de fluctuacio­nes abruptas, tanto apreciacio­nes como depreciaci­ones.

El tipo de cambio puede ser un instrument­o muy útil para modificar las expectativ­as, mucho más que la tasa de interés mientras el presidente del Banco Central no sea el hombre más poderoso de Argentina.

Nuestras experienci­as pasadas con tipo de cambio fijo no han sido exitosas, pero sabemos perfectame­nte las razones de los fracasos: la inconsiste­ncia de la política cambiaria con el déficit fiscal y la falta de flexibilid­ad frente a shocks externos. Tal vez sea más correcto decir que la nueva política consistirá en utilizar las reservas internacio­nales como instrument­o de absorción o expansión y su precio como instrument­o de flexibilid­ad ante situacione­s que no controlamo­s.

El tipo de cambio puede ser un instrument­o muy útil para modificar las expectativ­as; mucho más que la tasa de interés.

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Cambio. Dólar, ¿ancla antiinflac­ionaria?

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