La economía de Brasil vuelve a jugar a favor de la Argentina
Repunte. Los analistas estiman que este año el país vecino crecerá 3% y aportará al menos 0,75 puntos a la expansión del PBI local.
Después de dos años pateando en contra, la economía brasileña volverá a jugar este año a favor de Argentina. Los analistas públicos y privados estiman que en 2018 y pese a la crisis política que afronta, el país vecino alcanzará una expansión del 3% del producto bruto, lo que se traducirá en mayor demanda de las exportaciones argentinas y en una reducción —en términos reales— del déficit comercial bilateral.
En el Gobierno argentino se refriegan las manos al hablar de Brasil. Lucio Castro, secretario de Transformación Productiva, destaca que tras haber tenido una expansión del 1% del PBI en 2017, este año las proyecciones apuntan a un crecimiento del 3%. “La reactivación de Brasil traccionará sobre la Argentina”, indica. Castro da un ejemplo concreto: según las proyecciones que maneja el Ministerio
de Producción, el déficit automotor con Brasil bajará este año a US$4.000 millones, tras haber tocado los US$6.000 millones el año pasado. Detrás de esta mejora estará el aumento del 40% de las exportaciones de vehículos que prevén las terminales automotrices. Desde el sector privado comparten
la visión positiva acerca del efecto
caipirinha. “La actividad fabril va a depender mucho de Brasil y del propio mercado interno. Los motores del crecimiento en 2018 para la economía en general van a ser, entre otros, la obra pública, el agro y la producción energética. La industria va a acompañar pero a un ritmo menor”, sostiene Eduardo Luis Fracchi, director de Economía del IAE Business School de la Universidad Austral.
Dante Sica, director de Abeceb, coincide en que Brasil crecerá 3% en un año que estará condicionado políticamente por las elecciones presidenciales de octubre y la incertidumbre
acerca de si Lula da Silva conseguirá sortear las causas judiciales que lo cercan y podrá volver a candidatearse a la presidencia. “A pesar de la incertidumbre política, el país tiene indicadores robustos y cuanto más baje la incertidumbre política, más se puede fortalecer el crecimiento. Ya Brasil había empezado a dar buenas noticias el año pasado porque dejó de caer tras dos años de retracción”, indica Sica.
El economista destaca que este año “los dos países estarán creciendo a la misma velocidad. Donde más se va a sentir el aporte positivo de Brasil es en el sector automotor y en autopartes, pero derrama también sobre insumos básicos, alimentos, gráficos, química y petróleo”.
Sica resalta que por cada punto que Brasil crece, tracciona 0,25% a la Argentina. “Si ellos crecen al 3% van a aportarle a la Argentina 0,75 al crecimiento del PBI”. La proyección de Abeceb es que este año Argentina crecerá 3,2%. En ese pronóstico se conjugan el efecto Brasil, más el arrastre que dejó la expansión del 2017, más el aporte de las inversiones. “Este año el consumo en Argentina va a estar más tibio que el año pasado porque los salarios reales se van a mantener o van a tener un crecimiento leve. Estimamos que el consumo va a crecer 2,5% gracias al repunte del empleo en construcción, servicios y algunos sectores industriales”.
Aunque nuestras exportaciones a Brasil repunten, costará recuperar el terreno perdido. La participación argentina en las importaciones brasileñas araña el 20%, cuando en los últimos 24 años el promedio fue de 23,6%. “Brasil sigue siendo para Argentina un mercado muy cerrado. El Gobierno argentino está dando la discusión para mejorar el acceso. Pese al arancel cero en el intercambio comercial, hay normas técnicas y fitosanitarias que hacen muy difícil la circulación de mercadería argentina por Brasil. Ahora se está avanzando en trabajar en la convergencia normativa.
Pasamos veinte años sin discutir este tema”. A Sica le entusiasma que “por primera vez desde que configuramos el Mercosur tenemos una convergencia total a nivel macro. Argentina y Brasil están haciendo lo mismo y eso baja los riesgos para las inversiones externas. Los dos estamos con metas de inflación, tipo de cambio flexible, reformas tributarias, fiscales, laborales y los dos trabajan en la apertura con el resto del mundo. Hoy el set de políticas converge, aunque eso no quiere decir que haya coordinación en política macroeconómica”.
Aunque el déficit persiste, los datos del intercambio comercial de enero ya muestran algunos datos favorables. Según la consultora Ecolatina, “en enero la balanza bilateral continuó deteriorándose. El saldo fue un déficit en contra de nuestro país de US$478 millones, 34% más profundo que el que se había registrado en enero de 2017”.
El elemento positivo fue que, a contramano de lo que ocurría en el cierre de 2017, en enero de este año nuestras exportaciones a Brasil crecieron 6,9%. “Este dato resulta alentador dado que la base de comparación era elevada (en enero de 2017 las ventas a Brasil habían trepado casi 40%). Sin embargo, esta mejora queda relativizada al compararla con la performance de las importaciones totales, que aumentaron en enero 16,5%. El alza de nuestras exportaciones se explica por mayores envíos de automóviles, autopartes, combustibles, trigo en grano y polímeros plásticos”, puntualiza Ecolatina.
La consultora sostiene que “la recuperación de la economía brasileña permitirá que nuestras exportaciones a este destino comiencen a repuntar, y si bien las importaciones probablemente crecerán con fuerza, lo harán a un menor ritmo respecto de 2017 (tienen una base de comparación más alta). De esta forma, el déficit comercial continuará profundizándose en términos nominales, pero es probable que al medirlo como porcentaje del PBI se mantenga en valores similares a los registrados el año pasado (-1,3% del PBI)”.
La participación argentina en las importaciones brasileñas araña el 20%, cuando el promedio histórico es de 23,6%.