El futuro de los países, según un economista estrella de Harvard
Este profesor en Harvard dice que no es momento de grandes acuerdos comerciales ni iniciativas globales. La prioridad pasa por que los países atiendan sus demandas.
Dice que no es momento de grandes acuerdos comerciales o iniciativas globales, sino que cada uno debe enfocarse en su frente interno.
Es muy tarde para que países como Brasil o la Argentina se reindustrialicen. Deberán basarse cada vez más en los servicios.
Dani Rodrik es un economista y profesor de la Universidad de Harvard. Es uno de los principales divulgadores en el mundo sobre cuestiones como la globalización y el desarrollo de las economías. El Económico lo contactó por mail a raíz de su último libro (Straight talk on trade, algo así como ‘Una charla directa sobre el comercio’, ver aparte). Aquí un resumen del intercambio: - Su libro habla de comercio y proteccionismo pero hace hincapié en el rol clave que significa el crecimiento para países emergentes. ¿Cómo es que empieza preguntándose sobre la globalización y termina en temas de crecimiento y desarrollo? -Creo que estamos volviendo a las bases. En los años noventa y dos mil, la globalización se convirtió casi en un fin en si mismo. Todo lo que uno debía hacer era ‘globalizarse’ y... ¡listo! Uno crecería y se volvería rico. Pero ahora comprendemos que no es tan sencillo. Existen distintos caminos para globalizarse y ciertamente es necesaria una estrategia de inversión doméstica que sea concertada, acordada, para así obtener y conseguir lo mejor de la economía global. Es así que volvemos a hacernos una pregunta tan fundamental: ¿cómo nos desarrollamos? -Señala que es importante que los países “pongan en orden su casa”. ¿Hasta qué punto el balance macroeconómico es la clave para una integración exitosa con el mundo? -Una tasa de inflación de un dígito, un stock de deuda pública y privada sostenible en el tiempo y un comportamiento prudente en lo financiero, siguen siendo aspectos fundamentales. Ninguno garantiza el crecimiento económico. Pero es difícil crecer de manera sostenible sin ellos. -La UE y el Mercosur avanzan en un acuerdo de librecomercio. ¿Qué significaría su anuncio en este contexto de amenazas proteccionistas? -No hay nada malo con los acuerdos regionales siempre y cuando sean diseñados con criterios pragmáticos. Deben permanecer en mente cada uno de los objetivos de las distintas naciones. Pero no debemos mirar estos acuerdos como sinónimos de estrategias de crecimiento. No sustituyen el crecimiento que se basa en la inversión doméstica que se hace en un país, incentivando la actividad privada y las reformas estructurales. -Duda que los países latinoamericanos sean capaces de reeditar un proceso de reindustrialización. ¿Cómo afectará esto al Mercosur? -Es muy tarde para la Argentina o Brasil para reindustrializarse. Deberán basarse cada vez más en los servicios, algunos de los cuales serán bienes transables y otros no. Esto sin duda requerirá un tipo de política industrial diferente a la del pasado, acaso una que se enfoque más en los servicios de la industria y la creación de empleos para la clase media. -Las reformas estructurales no ofrecen recompensas pronto. ¿Qué aprendieron los economistas y qué riesgos enfrenta una economía como la argentina en medio de una transición? -Lo que aprendimos es que no existen las ‘mejores prácticas’ u ‘hojas de ruta’ para que los países sigan. Las restricciones, oportunidades o capacidades de cada uno difieren. Entonces los gobiernos deben priorizar y elegir. En lugar de explociones veloces en el crecimiento de la economía, que frecuentemente se apagan más tarde, deberíamos esforzarnos en obtener un crecimiento moderado pero sostenible, basado en bienes fundamentales como el capital humano y la estabilidad macroeconómica. También el crecimiento debe estar basado en transformación estructural continua de la economía como por ejemplo puede ser su diversificación. -Argentina preside el G-20. ¿Qué necesitaría el mundo de esta presidencia? ¿Qué puede aportar Argentina? -Creo que debemos ser realistas y entender que este no es el momento de grandes acuerdos o tratados. Los países, ricos y pobres, tienen muchas tareas en sus territorios para reparar contratos sociales e impulsar la inclusión.w