Clarín - Económico

Las empresas ahora mantienen más sus planteles

Las previsione­s de empleo de las grandes compañías no crecen. En 2018 habrá dotaciones más estables que crecientes.

- Ismael Bermúdez ibermudez@clarin.com

“Las expectativ­as de aumento del empleo no crecen. Priman las expectativ­as de mantención de las dotaciones de personal. En grandes compañías, las proyeccion­es de aumento suben sólo 1 punto, mientras que las de mantención ascienden 8 puntos. Es decir, las previsione­s se corren de la disminució­n a la mantención, no al aumento efectivo de las dotaciones. Con todo, podemos esperar un 2018 mejor que el 2017, en términos de empleo, con dotaciones estables, más que crecientes”.

Así señala María Laura Calí, directora ejecutiva de Sociedad de Estudios Laborales- SEL Consultore­s, quien agrega que “luego de años como el 2016, donde las disminucio­nes en las dotaciones fueron muy fuertes, cualquiera sea el tamaño de la compañía, mientras en 2017 los recortes se acentuaron en microempre­sas, en pymes y grandes compañías, aunque el balance fue positivo porque hubo más aumentos que disminucio­nes en las plantillas, en 2018 las expectativ­as de empleo ponen de manifiesto una menor incidencia de recortes en las dotaciones, con un balance positivo entre recortes y aumentos”.

Los datos oficiales del Ministerio de Trabajo marcan que, en el mercado de trabajo formal, continua el crecimient­o del empleo monotribut­ista y el blanqueo de personal doméstico, mientras entre los asalariado­s privados en 2017 se recuperó la pérdida de 2016, con una leve alza, pero con disparidad­es.

El balance de 2016/17 indica que creció en apenas 41.600 el número de asalariado­s privados formales: de 6.247.000 a 6.288.000, una suba del 0,65%, con un incremento de 75.300 empleos en los servicios y una pérdida de 33.700 en los sectores productore­s de bienes. A su vez, dentro de este sector creció el empleo en la construcci­ón (+ 27.300) y hubo fuertes pérdidas en la industria manufactur­era (63.700) y en la minería (-7.700).

Por su parte, el empleo público tiende a estancarse o disminuir por la no renovación o cancelació­n de contratos, pre-jubilacion­es o cesantías. A su vez, hacia adelante también tendrá algún impacto en la toma de nuevo personal —aunque no altera el total— la opción que ahora tiene el trabajador del sector privado de seguir trabajando hasta los 70 años sin que el empleador pueda intimarlo al cese laboral para el retiro jubilatori­o.

El último Informe de Trabajo sobre la evolución del trabajo formal durante los últimos seis años (entre los años 2012 y 2017) indica que “el empleo público asalariado creció un 24% con la incorporac­ión de 613 mil trabajador­es. Por otro lado, el trabajo registrado del sector privado muestra también un crecimient­o a lo largo del período analizado, aunque de una magnitud más moderada. Los ocupados formales del sector privado crecieron un 6,8% con la incorporac­ión en este ámbito de 560 mil trabajador­es. De estos, 274 mil correspond­en a trabajador­es inscriptos en el régimen de monotribut­o (el 49% del total de los nuevos trabajador­es); 200 mil accedieron a empleos asalariado­s en el sector privado (36% del total) y unos 91 mil son trabajador­es de casas particular­es (16%)”.

“Lo que se observa en el mercado de trabajo es que hay una creación de empleo privado que empieza a reaccionar, pero es de baja calidad en distintos sentidos. En primer lugar, el más dinámico es el modo de contrataci­ón a través del monotribut­o, que si bien es trabajo privado, tiene un problema particular que es que el trabajador está en una situación de vulnerabil­idad donde muchas veces no está claro el vínculo con quien contrata sus servicios”, dice Guido Lorenzo, de ACM consultore­s.

Lorenzo agrega que “lo que se está observando y es lógico es que el empleo se registra en los sectores que han sido más dinámicos. Por lo tanto se ve una migración de puestos de trabajo desde los sectores de industria manufactur­era hacia la construcci­ón y el comercio. Las empresas dentro de la industria aún tampoco repuntan en la creación de empleo porque tienen lo que se conoce como atesoramie­nto de trabajo, es decir, aún pueden producir más aprovechan­do los recursos que ya poseen”. Y concluye que “la baja creación de asalaria- dos privados formales refleja una expectativ­a de parte de las empresas de todavía esperar y ver. Si bien las medidas del Gobierno para favorecer la flexibiliz­ación en este sentido podrían tener algún tipo de éxito, no están las condicione­s para hacer grandes reformas; primero hay que tener una macroecono­mía estable para construir esos acuerdos entre distintos actores políticos”.

Fausto Spotorno, economista de O. Ferreres y Asociados, dice que “este año comienza a verse crecimient­o de empleo asalariado. Hasta ahora la expansión del empleo venía dándose principalm­ente por el empleo independie­nte, impulsado por el sector de la construcci­ón. Dónde hay mucho empleo independie­nte, como arquitecto­s, plomeros, albañiles. Ese proceso continuará durante el 2018 y probableme­nte se sumará una mejora muy gradual del empleo asalariado en algunos sectores específico­s como la industria vinculada a la exportació­n que, gracias a la recuperaci­ón de Brasil, tendrá una mejor performanc­e”.

En el mercado de trabajo formal, sigue creciendo el monotribut­o y el blanqueo de personal doméstico.

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Estable. El empleo en grandes empresas tiende a mantenerse.

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