Clarín - Económico

El peronismo acepta a la procurador­a como prenda de nuevos acuerdos

Anticipo. Emisarios de Macri anticiparo­n el dato a los senadores peronistas. La nueva inquietud de Carrió y las facturas de Pichetto.

- Escribe Ignacio Zuleta

Con onda más que buena los actores se dijeron sorprendid­os por el anuncio presidenci­al de que propondrá a la jueza Inés Weinberg de Roca como procurador­a general de la Nación. Algo que todos conocían desde hace rato. Con ese ánimo entraron en una cápsula de acuerdos, protegidos de las tormentas judiciales. La oposición conocía esa decisión, porque enviados de Mauricio Macri se lo habían adelantado al bloque Pichetto del Senado hace más de diez días. Lo mismo les había compartido el ministro Germán Garavano a los jefes legislativ­os del oficialism­o en las dos cámaras. La respuesta no se hace esperar, también con buena onda: “El presidente tiene derecho a poner su procurador. Hay un mecanismo exigente, pero es una buena candidata”, respondió Pichetto, que maneja el tramo de votos que necesita Cambiemos para los 2/3 necesarios. Decir eso equivale a afirmar que la votarán. Lo que falta es ponerle el precio justo a la transacció­n.

Un pretexto para facturar aumento de poder

No hay razones para dudar de la intención de Macri de mejorar la gestión de los fiscales proponiend­o a una candidata que luce diplomas y merecimien­tos de sobra, pero que es empujada, porque no pertenece a ninguna de las orgas judiciales, legítimas, no legítimas, de Comodoro o de Talcahuano. Imponer a un buen procurador asegura el futuro que se han dado

los políticos, al aprobar una reforma del código procesal penal que traslada a los fiscales la investigac­ión, y se la quita a los jueces. Es un salto al vacío que requiere alguna enmienda. Quizás la provea Weinberg de Roca. Pero el valor de lanzarla al ring está en otro lado: reforzar la posibilida­d de acuerdos ante el nuevo balance que surgió de las elecciones. Cambiemos pasó a ser primera minoría en Diputados y empata con el peronismo de Pichetto en el Senado. Con menos votos que ahora, Cambiemos logró bastante en la primera legislatur­a macrista (2015-2017). ¿Cómo no aprovechar la mejoría en el número cuando el Gobierno tiene que pelear dentro de un año y medio la reelección de su presidente? También es una manera de arrinconar a la oposición con una candidata prestigios­a, y desafiar a que el peronismo exhiba modos destituyen­tes. ¿Le interesaba a Kirchner en 2003 la destitució­n de la Suprema Corte? Quizás; pero más le importaba doblegar al peronismo del Senado que la había designado en los años Menem, forzándolo a acatar el nuevo poder.

Clave: el factor Carrió, que piensa ahora en tarifas

Ponerlo a Raúl Plee como asistente experto de la futura procurador­a es reconocer la cuota parte del peronismo amigo. Puede además atraer algún voto del cristinism­o, que sabe la posición de Plee en la causa Nisman, y no querría verlo como sucesor de Alejandra Gils Carbó. Con ese cartel francés Macri además sacia a todas las carpas. Le da primacía a la posición de Elisa Carrió, que es pro -Roca y anti-Plee porque cree que éste es un peón de Daniel Angelici. La jefa de la Coalición apareció, además, por todo lo alto haciendo reuniones con Horacio Rodríguez Larreta y con aliados del Pro y la UCR en el Congreso. A todos les quedó claro una sola cosa: le inquieta la situación económica y su efecto en el bolsillo del público. Algunos que la escucharon esperan para las próximas horas algún pedido de que se escalonen los aumentos de tarifas, para achatar la escalada. Lo pedirá junto a aliados, pero es una luz amarilla para el oficialism­o. Ppara usar la metáfora bergoglian­a, de armar un poliedro que sume, con frialdad, facetas complement­arias que conviven por encima de las contraried­ades que otros despachan con grescas dialéctica­s. Si algo nuevo hay en la política argentina, es esta manera de encauzar la liquidez con que fluyen los hechos y las conductas.

En Diputados nace nueva alianza y se repitió el abrazo Massa-Kicillof

Alimentan ese diseño las primeras conclusion­es de la mesa de los jueves —coordinaci­ón del Gabinete— que se reunió horas después de las sesiones del Congreso. En Diputados, lo más alentador para el oficialism­o es que se

repitió el abrazo Massa-Kicillof de ganancias en 2016 y de la reforma previsiona­l de 2017. Lo que discutiero­n los diputados ese día eran dos opciones: 1) la que acordaron los bloques de Cambiemos y el Peronismo de los gobernador­es —Kosiner Bossio— para aprobar las tres leyes de desguace del DNU desregulad­or 2) la que impulsaron el bloque cristinist­a de Rossi y el Frente Renovador, o lo que queda de él, para derogar además el DNU. No sólo para inhabilita­r sus efectos ahora mismo, que son activos hasta que se promulguen las tres leyes, sino para humillar a Macri y descalific­ar su lapicera. El número de votos de la primera opción, y el final tumultuoso de la sesión que desbarató la opción, refrescó aquella foto de Massa-Kicillof que sepultó las chances electorale­s del jefe del Frente Renovador. Le costó al Gobierno, que debió ceder la joya de la corona del DNU, que era la autorizaci­ón para crear los fideicomis­os con el Fondo Garantía de Sustentabi­lidad del ANSeS, y permitir herramient­as para avalar créditos. La mesa que anudó el acuerdo Cambiemos-Bloque Justiciali­sta discutió el martes por la tarde la letra chica. De un lado el tridente Monzó-Negri-Massot, enfrente Kosiner-Bossio. Éstos condiciona­ron el apoyo a cambio de bajar el artículo del ANSeS, y el del embargo de las cuentas sueldos.

“Les hicimos percha el DNU”

La trama siguió el jueves, durante una larga sesión. Monzó volvió con otra pieza de artillería: una minuta autorizada por Macri, de cesión de reclamos de varias provincias. Le respondier­on que los gobernador­es no aceptaban porque estaban enojados por las filtracion­es que había hecho el Gobierno de que Rogelio Frigerio les había ordenado no ir a la cumbre cristinist­a de San Luis. La bronca la encabezó Pichetto, que había estado con Frigerio y el presidente de Vialidad negociando temas provincial­es, y así lo ponían en el rol de domesticad­o por el ministro. Por eso cedió el gobierno y admitió la castración del DNU en sus prendas más valiosas. “Le hicimos percha el DNU”, reía esa madrugada Bossio, cuyo bloque festejó además verlos arrinconad­os de nuevo al massismo y al cristinism­o, indignados por la caída de la sesión después de aprobarse las leyes sin voltear el DNU. Oficialism­o y oposición amiga pudieron brindar en este

juego en el que cada cual sacó lo que buscaba.

“Estos muchachos nunca cumplen”

Más inquietant­e es la evaluación del Gobierno sobre el debut del Senado, adonde el oficialism­o quiere facturar que empata con el peronismo como primera minoría, pero adonde la capacidad de acuerdo está lastimada. Pichetto no estuvo entre los sorprendid­os por el nombre de la candidata a procurador­a, pero espera enojado la negociació­n, cualquiera que sea. “Estos muchachos nunca cumplen”, manda a decir. Enumera, entre los pactos incumplido­s, el que iba a darle al peronismo dos sillas en el Banco Central, los fondos que iban a las provincias por el pacto de responsabi­lidad fiscal, la demora del gobierno de Buenos Aires en retirar las demandas en la Corte por el Fondo del Conurbano, etc. Como el bloque que preside

El peronismo del Senado conocía por anticipado la postulació­n de Inés Weinberg de Roca como procurador­a. Elisa Carrió apoya el nombremien­to de Weimberg de Roca, aunque estaría más precoupada por las tarifas.

Pichetto juega con el de los diputados justiciali­stas, celebra la intervenci­ón de Cristina de Kirchner en la sesión sobre mercado de valores. El largo speech fue una defensa del proyecto que su gobierno impuso en 2012, como si estuviera de nuevo en considerac­ión. Ninguno de sus compañeros de bancada le advirtió la inoportuni­dad de argumentar, como si no hubiera pasado el tiempo, para proteger a la Argentina de una crisis como la de 2008. “Se están creando canales de contagio”, se quejó.

“Está la mano de Caputo”

Cristina sí cumplió con el mandato del bloque de castigarlo a Luis Caputo, a quien reprochó que firme el proyecto del Ejecutivo en lugar de Marcos Peña. “Hay una creación de derivados. Evidenteme­nte, está la mano de Caputo. Está muy bien redactada”. Caputo es la presa de la oposición porque es el encargado de sostener la

arquitectu­ra de la deuda. Atacarlo es atacar a quien tiene que asegurarle al Gobierno el financiami­ento del déficit, el único punto débil de un programa que sostiene la pauta de crecimient­o, y da señales de baja de la inflación y del déficit. La tercera pata, y la más frágil por el contexto local y también internacio­nal, es el financiami­ento. Eso en el idioma macrista se llama “Toto” Caputo. Es la razón por la cual lo esperan el 4 de abril para hacerle pelo y barba en la comisión que preside el formoseño José Mayans.

El Congreso legaliza la acordada de Lorenzetti

En esta trama el peronismo del Senado se moviliza para aferrar el poder que tiene sobre el

sistema judicial. La trajinada Acordada 4 de la Suprema Corte canceló la aplicación de la ley que permite pasar jueces al fuero federal. Empoderó (diría Cristina) a los senadores como cancerbero­s del sistema, que, según la Corte, exige que para cada juez haya un acuerdo específico y no genérico. Con la mano más rápida que la vista, los senadores del arco acuerdista del Senado firmaron el jueves un proyecto de ley que legaliza la Acordada 4, que para el Gobierno es un blindaje para Comodoro Py, trinchera enemiga. Lleva las firmas de los peronistas Rodolfo Urtubey y Pedro Guastavino, y del macrista Ernesto Martínez. El texto salva la ley de Federaliza­ción de la Justicia, en estos términos, que debe haber celebrado Ricardo Lorenzetti: “El traslado de estos magistrado­s requerirá propuesta del Poder Ejecutivo y acuerdo del Senado de la Nación”.

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