Incubadoras: las que abren la puerta al crédito barato
Ranking. Son organizaciones que, además de su rol financiero, ofrecen a las startups contactos y capacitación. Las 10 más activas.
Las incubadoras de empresas son un fenómeno de este siglo: organizaciones que se dedican a albergar a los emprendedores que recién comienzan, a los que se suele llamar “startups” o, más localmente, “puntocom” (por su anclaje del negocio en Internet). Las incubadoras asesoran a es- tos emprendedores, les ofrecen contactos, les marcan el camino. Pero, sobre todo, los emprendedores las buscan porque se han transformado en una ventanilla efectiva para acceder al financiamiento barato del Estado. De eso se trata el informe de tapa de la edición de octubre de Revista Pymes: en un país donde el mercado de capitales es insignificante, el Estado termina siendo la alternativa casi excluyente para encarar un proyecto que suele nacer en ideas gestadas en los claustros o en un garage.
De las casi 500 incubadoras registradas en el Ministerio de Producción de la Nación, hasta mediados de año sólo 180 habían presentado al menos un proyecto de financiamiento. Con una actividad aún incipiente, son elocuentes las conclusiones de los emprendedores que atravesaron con relativo éxito la experiencia de iniciar sus proyectos en una incubadora. La mayoría destaca que el rol más preciado de las incubadoras de emprendimientos es el de brindar acceso al financiamiento estatal.
Con este escenario de fondo, el Ministerio de Producción desarrolló un sistema de medición de desempeño de las diez mejores incubadoras, basado en la presentación de proyectos de financiamiento, los casos de éxito, las metodologías de incubación y servicios que brindan, el acompañamiento a emprendedores, guías de incubación y servicios que brindan, y el acompañamiento a emprendedores. De esta manera, se identificaron los 10 casos relevados en esta edición de Pymes.
Otro mecanismo de financiamiento que escapa a los parámetros convencionales es el leasing, un préstamo con opción a compra que resulta más barato porque el propio bien de capital está a nombre del prestamista hasta que llega el tramo final del plan de pagos.
Hoy también el leasing está sujeto a los vaivenes de una tasa de interés que sólo es funcional para la especulación financiera. Pero el crecimiento de esta herramienta en los últimos años, a tasas de dos dígitos, resulta auspicioso para quienes se atreven a imaginar escenarios de mediano y largo plazo.
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