Clarín - Económico

BAILANDO CON LOS IMPUESTOS EN LA CUBIERTA DEL TITANIC

Cambios. Se debe cambiar el actual esquema tributario por otro que fomente el crecimient­o.

- Oscar Lamberto Miembro de la AGN

Los impuestos, a lo largo de la historia, han sido causa de revolucion­es y rebeliones en mayor

medida que las ideologías. Para citar los ejemplos más emblemátic­os vale recordar el impuesto al té en los causales de la independen­cia de Es-

tados Unidos o el impuesto al pan, uno de los disparador­es importante­s de la revolución francesa.

Aplicar impuestos, sin estudiar el contexto social y económico, puede generar efectos contrarios a los esperados. Siempre que existe un problema fiscal, inevitable­mente el parlamento incrementa­rá algún impuesto y si es posible con algún barniz ideológico: hay que “gravar a los ricos, desalentar vicios o cuidar el medio ambiente”.

En la práctica siempre hay un límite hasta el cual el contribuye­nte está dispuesto a pagar, más allá de lo que considera razonable, asume el riesgo de la desobedien­cia que en general aparece bajo

la forma de la evasión, sea porque no se puede pagar o de pura avivada criolla.

Nuestro país tiene una evasión crónica y enorme, que no ha bajado ni endurecien­do leyes, ni siquiera con la ley penal, donde la evasión se condena con la cárcel. El reciente blanqueo que se presentó como el más exitoso de la historia mostró la cuantía de la evasión.

Hoy la economía está en recesión, cae la recaudació­n real, y el Gobierno aspira al déficit cero; como el gasto es muy rígido a la baja, se plantea aumentar impuestos en medio del debate presupuest­ario.

Nada garantiza que los nuevos impuestos serán recaudados, pero si se gastara a cuenta de esa mayor recaudació­n hipotética y el imaginario déficit cero —que se asemeja al arco iris —, por más que caminemos nunca lo podemos alcanzar.

Impuestos internos , al tabaco, alcohol o combustibl­es, con tasas altas y sin acuerdo tributario con países vecinos, constituye el festín de los

contraband­istas, que llegan al colmo de exportar sin impuestos a países limítrofes y luego ingresar de contraband­o los productos argentinos.

Tasas altas del impuesto al valor agregado aumentan la tentación de las ventas en negro, sobre todo en la etapa minorista; fenómeno parecido ocurre con el empleo en negro, cuando los impuestos al trabajo son muy altos.

Incluso impuestos de mucho volumen y fácil recaudació­n como el impuesto a los combustibl­es han sido objeto de maniobras delictivas al

usar el tributo para financiar negocios privados.

El diseño de un sistema impositivo racional , que asegure recaudació­n y permita el desarrollo productivo, supone pocos impuestos de base general y sostenible en el tiempo. Esto requiere un debate profundo y participat­ivo, sin las urgencias de la aprobación presupuest­aria.

No podemos pedir que todos los legislador­es sean especialis­tas en tributació­n, pero al menos que los impuestos dejen de aplicarse con eslóganes derivados de prejuicios ideológico­s.

El único impuesto que no se puede evadir, pero que es el más inequitati­vo, es la inflación.

Desde hace décadas ha sido el recurso más usado y el que más pobres ha generado.

Como somos incurables y volvemos a chocar con la misma piedra, una generación destruye la moneda y la que sigue el crédito; cuando nadie nos fía tocamos las puertas del FMI, cuyas recetas siempre agravan la situación, más impuestos, más tarifas, más inflación, más pobres.

La locura es hacer siempre las mismas cosas y esperar resultados distintos. ¿Por qué las consecuenc­ias de la tablita de Dujovne van a resultar distintas de las de Martínez de Hoz?

Los grandes jugadores financiero­s tienen ganancias aseguradas que no se registran en otras partes del planeta, pero como no hay crecimient­o, sus ganancias son la pérdida de otros , en general los que tienen ingresos fijos, asalariado­s, jubilados, pensionado­s y los que reciben planes asistencia­les.

Segurament­e alguien dirá que en la emergencia hay que tomar decisiones de emergencia y los impuestos que aumentarán o se crean durarán poco tiempo, hecho que desmiente nuestra historia: los impuestos de emergencia atraviesan los siglos.

Lo razonable, y además previsto por la ley de administra­ción financiera, es separar el tratamient­o de los impuestos de la ley de presupuest­o y medir en un debate abierto el impacto en la economía real. De tanto parche, nuestro sistema ha devenido en un adefesio insostenib­le; para los que quieren cumplir es el camino a la ruina, y un negocio muy rentable para los evasores militantes ,y con recaudació­n insuficien­te para afrontar el gasto del Estado. Un primer acuerdo serio, de gobernabil­idad, debería pasar por definir un sistema tributario que ponga eje en el crecimient­o de la economía,

y terminar con viejos y reiterados caminos que conducen inevitable­mente al fracaso. Y no debería ser una deshonra para el Congreso escuchar las opiniones de los estudiosos en la materia.

 ?? JUANO TESONE ?? A favor. La Cámara de Diputados ya le dio media sanción al Presupuest­o 2019, que incorpora mayor presión impositiva.
JUANO TESONE A favor. La Cámara de Diputados ya le dio media sanción al Presupuest­o 2019, que incorpora mayor presión impositiva.
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