Cazar startups, una vía para innovar más rápido y barato
Con concursos, incubadoras y aceleradoras, las corporaciones captan nuevas ideas y proyectos ligados a las áreas clave de sus organizaciones.
Las grandes empresas están de cacería. Bajo la premisa de generar innovación rápida y a bajo costo, proliferan las iniciativas para captar startups (jóvenes emprendimientos), con carnadas de todo tipo: concursos, hackatones, aceleradoras, incubadoras y fondos de inversión de riesgo. Se calcula que en el país hay más de
40 compañías promoviendo esta clase de acciones, en rubros tan diversos como la banca (Santander, BBVA, Macro, Itaú), seguros (Sancor Seguros, San Cristobal), alimentación (Molinos, Quilmes, Arcor, Mondelez y Grido), tecnológicas (IBM, Globant y Google) y telecomunicaciones (Telecom), entre muchos otros.
Por definición académica, innovar implica introducir mejoras en cualquier área del negocio, desde la producción a la comercialización. Según los expertos, esos cambios son difíciles de instrumentar en las corporaciones, atravesadas por rigurosos controles y engorrosos trámites de aprobación. Las startups son más ágiles y tienen tiempos muy cortos para experimentar y obtener resultados. “Un emprendimiento tiene dos ventajas clave. Por un lado, destraban procesos burocráticos. Y por otro, aceleran los mecanismos de la innovación ya que las pruebas se efectúan en la propia startup”, explica Walter Abrigo, CEO de Incutex, una incubadora de origen cordobés.
“Trabajar con startups produjo un cambio cultural. Mejoraron las me- todologías de trabajo, se acortaron los tiempos de lanzamiento de productos y la manera de hacer las cosas”, introduce Federico Espinosa, director del área de Disrupción del grupo cervecero Ab Inbev, dueño de Quilmes. Hace 3 años, la compañía impulsó Eklos, una aceleradora de startups, que ya produjo resultados. Espinosa cuenta que hace poco lanzaron un producto “con el 5% de una inversión
tradicional y nos demandó 4 meses, cuando lo habitual son 2 años”, dijo. Este acercamiento entre corporaciones y emprendedores es incipiente, pero gana terreno. Según un informe del Prodem, financiado por el BID y Wayra (Telefónica), en Latinoamérica “ya hay 155 grandes empresas trabajando con más de 2.000 startups”, con Brasil liderando (64 ejemplos),
Chile (28), México (24) y la Argentina (23). Pero el Económico identificó otros casos que no figuran en el estudio, entre ellos Grido, Personal, Arcor, Banco Itaú, IBM, Chivas y la Universidad siglo XXI.
El informe del Prodem subraya que “el 68% de las empresas del top 100 del Forbes Global 500 ya están colaborando con emprendedores” y menciona los casos de Disney, Microsoft, Barclays, Johnson & Johnson, Visa, Amex y Coca-Cola y Syngenta. Entre los diversos programas figuran, en un escalón inicial, los eventos únicos (competencias o hackatones) y los espacios de co-working. Después están las aceleradoras o incubadoras. Y en niveles más elevados, las alianzas para el “co-desarrollode productos, la inversión de riesgo y, por último, la adquisición de startups”, señalaron los investigadores.
Instrumentado con Incutex, Personal abrió una convocatoria para startups (Garage Personal) para seleccionar 5 proyectos en temáticas ligadas a la compañía: entretenimiento, agro, energía, smart cities y conectividad. “La búsqueda está orientada a mejorar y agregar valor a los servicios que ofrecemos”, explica Fernando Freytes, gerente de Nuevos Negocios e Innovación de la empresa. Como contraparte, Personal promete invertir $875.000 en las startups seleccionadas y brindarles asesoramiento legal, en marketing y de negocios. “A escala local es difícil la inversión en I+D, por eso esta clase de alianzas son vitales”, añadió. Freytes calcula que acortarán los plazos de innovación “entre 3 y 5 años”.
Las otras prestadoras de telecomunicaciones tienen sus propias plataformas. La española Telefónica apuesta por Wayra, una aceleradora de startups que opera en 10 países y Claro, a través de un programa de partners, con el que “buscamos asociarnos con empresas especializadas en ciudades inteligentes, minería y energía, autos, agro banca y gobierno”, explican. “La innovación abierta
es algo nuevo en el país. No tanto para las multinacionales, que responden a directivas de sus casas matrices”, aclaró Abrigo.
Las relaciones entre las corporaciones y las startups son variadas. El caso de Grido (del grupo Helacor) es ilustrativo. Hace dos meses lanzaron una convocatoria para startups, como parte de su nuevo programa de innovación abierta. “Se preseleccionaron 20 proyectos, de los cuales vamos a incubar 10”, señala Sebastián Santiago, socio y director comercial de la cadena de heladerías low cost, que hoy cuenta con 1.550 franquicias en el país y otras 150 distribuidas por Chile, Uruguay y Paraguay.
El empresario agrega que la propuesta a las startups contempla 3 posibilidades: recibir una inversión, una sociedad o ser proveedor de la firma. “Lo sustancial de la oferta es la posibilidad de que puedan concretar su proyecto empresario y aplicarlo en la cadena”, remarca Santiago. De este modo, la mira está puesta en mejorar tres áreas: alimentación saludable, nuevos negocios y canales de
venta. La prioridad de Personal, según Freytes, “es encontrar soluciones y potenciar ideas”. Para Abrigo, el podio lo integran el “delivery, la cobranza y la comercialización”.
En el fondo, esas iniciativas permiten el armado de ecosistemas de emprendedores, lo que implica el armado de una base de datos con un menú de potenciales soluciones, ideas novedosas y aplicaciones disruptivas para gran parte de las áreas de las organizaciones. La mayoría de los programas, incluso, no exigen exclusividad a sus startups. “Lo importante es estar cerca de ellas para reaccionar rápido frente a una idea innovadora”, dijo Lineu Andrade, responsable del Cubo Itaú, la aceleradora de la principal entidad bancaria de Brasil.
También hay acciones de marketing. Un caso notorio es The Venture, un concurso global organizado por Chivas (del grupo Pernod Ricard), que se realiza en 27 países, entre ellos la Argentina. “En cada uno de ellos surge un ganador, que compite en una final, con el premio mayor que puede alcanzar los US$150.000”, explica Ignacio Forno, brand manager de la marca. “¿Cuál es el objetivo del concurso? Premiar el impacto social del proyecto, que tiene que ver con nuestras raíces”, finalizó.