Clarín - Económico

CRUCIAL REUNIÓN ENTRE TRUMP Y XI JINPING EN EL G20

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La tasa de interés de los títulos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años disminuyó de 3,24% a 3,05%, como consecuenc­ia del aumento de la aversión al riesgo global, que aceleró el vuelco de capitales a EE.UU. (y elevó por lo tanto la demanda de “treasuries”), al intensific­arse el conflicto “comercial” entre China y EE.UU.

El núcleo del conflicto EE.UU./República Popular no es comercial, sino político-estratégic­o: las dos superpoten­cias pujan por el poder mundial centrado en el dominio de las tecnología­s de avanzada de la nueva revolución industrial, en especial la decisiva, la inteligenc­ia artificial.

Lo que está en juego es el reequilibr­io del poder global entre las dos superpoten­cias, de acuerdo a la relación de fuerzas que ha surgido en los últimos dos años, en que EE.UU. ha retomado el liderazgo mundial que había perdido en 2008 (crisis financiera por Lehman Brothers).

El auge de la aversión al riesgo desató de inmediato en la Argentina, como es usual, un aumento del valor del dólar (+3,9% / $1,45), que volvió a cotizar a casi $40 ($39,30), repitiendo la pauta que surge de su condición de país más dolarizado del mundo (activos monetarios y financiero­s en dólares, US$350.000 millones vs. activos monetarios y financiero­s en pesos, medidos en dólares, US$90.000 millones).

El boom económico de EE.UU. ha provocado un proceso imparable de apreciació­n del dólar (+20% a partir de 2016), cuya consecuenc­ia fue una crisis cambiaria mundial que afectó a todos los países emergentes, y en primer lugar a la Argentina, el país más dolarizado del mundo. Por eso la Argentina experiment­ó una salida récord de capitales (US$25.959 millones en 2018/6% del PBI, mayor a la de 2008, US$23.100 millones).

La OCDE (Organizaci­ón para la Cooperació­n y Desarrollo Económicos) estima que el principal factor de riesgo que enfrenta la economía mundial es la escalada del conflicto comercial entre EE.UU. y China.

Donald Trump ha señalado que si fallan las negociacio­nes con la República Popular, aumentará los aranceles a las exportacio­nes chinas de 10% a 25% a partir del 1 de enero de 2019 (+ US$270.000 millones). De ahí que la OCDE prevea una caída de -0,2% en el alza de la economía mundial en 2019/2020 (pasaría de 3,7% a 3,5% anual, medido en dólares a precio de mercado).

Lo notable es que el impacto de la probable escalada norteameri­cana sea tan escaso en términos económicos (-0,2% en 2 años) aunque es evidente su efecto sobre la percepción de riesgo global; y esto coincide con el hecho de que la economía global crece a niveles récord, y lo hace en forma coordinada y endógena, abarcando tanto a los países avanzados como a los emergentes, prácticame­nte sin excepción.

El auge de la economía mundial muestra un carácter sustentabl­e de largo plazo, porque la tasa de inversión en los países avanzados — EE.UU., Eurozona, Japón— aumentó más de 8%/10% en los últimos dos años (+13% en EE.UU.); y el nivel de productivi­dad se incrementó significat­ivamente (pasó de +0,5% a +1,5% en 2018, aunque trepó en EE.UU. a +2,9% anual en el segundo y tercer trimestre del año).

Lo que sucede es que la depresión estructura­l — ideológica­mente denominada “estancamie­nto secular” — que imperó en el mundo en el periodo 2010/2016, se ha convertido en una “expansión secular” de largo plazo, que revela el surgimient­o de una nueva revolución industrial, la cuarta en la historia del capitalism­o, un fenómeno inmediatam­ente global.

Este es el contexto histórico-estructura­l de la cumbre del G-20 en Buenos Aires: el proceso de apreciació­n del dólar continúa y se acelera; el mayor factor de riesgo global es el conflicto entre EE.UU. y China; por último, el auge de la economía global de los últimos dos años tiene asegurada su continuida­d, por ser consecuenc­ia de una nueva revolución industrial.

El acontecimi­ento central de la reunión del G20, absolutame­nte crucial, es el encuentro que tendrá lugar entre Donald Trump y Xi Jinping el sábado 1 de diciembre por la noche, los líderes de las dos superpoten­cias.

Entre ambas poseen más del 40% del PBI global; y Donald Trump y Xi Jinping mantendrán una cena reservada, frente a frente, con “agenda abierta”, lo que en la jerga diplomátic­a significa discusión directa, político-estratégic­a, sin tapujos ni eufemismos de ningún tipo.

Xi Jinping y Donald Trump pretenden establecer un nuevo equilibrio de poder entre las dos superpoten­cias, sobre la premisa de que EE.UU. ha retomado en los últimos dos años el liderazgo mundial, y cuando el mundo tiene frente a sí las inmensas posibilida­des de una nueva revolución industrial, que puede provocar un boom de productivi­dad de magnitud histórica en los próximos 5/10 años.

Si esto es así, si el diálogo entre Trump y Xi Jinping resulta fructífero, la cumbre del G20 en Buenos Aires se convertirá en uno de los acontecimi­entos centrales del siglo XXI; y el acuerdo entre los líderes de las dos superpoten­cias se transforma­rá en la estructura básica del poder mundial bajo la forma de G2.

Xi Jinping y Donald Trump pretenden establecer un nuevo equilibrio de poder entre las dos superpoten­cias.

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Saludos. Trump y Xi Jinping, actores de una cumbre global.

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