Clarín - Económico

Carrió abre un nuevo rumbo en Cambiemos

Dos tiempos. La diputada, con futuro jubilatori­o en marcha, cruzó fuerte al protocolo sobre armas de fuego del Gobierno. Pero, también, le aportó una solución racional a los potenciale­s choques con el Código Penal.

- Escribe Ignacio Zuleta.

La diputada puso al oficialism­o en estado de crispación por su rechazo al protocolo de seguridad. Y el Gobierno sigue más de cerca el poder de compra salarial.

Atenta más que nunca al efecto de sus señales sobre el electorado propio, Elisa Carrió se va a poner esta semana bajo los faroles, por el lanzamient­o de una nueva biografía. Puso al oficialism­o en estado de crispación con su rechazo del protocolo de seguridad, una inocentada si se la compara con actitudes anteriores, como cuando dijo que le había perdido confianza al presidente, cuando imaginó un acuerdo con el cristinism­o y la casa de gobierno o se enojó por una presunta mano negra detrás de la absolución de Carlos Menem. Como todas sus jugadas, fue en dos tiempos. Primero el sogazo, después la solución racional, que fue el reclamo de que el Congreso discuta el uso de las armas. Lo aceptaron todos en el gobierno, porque saben que una resolución ministeria­l nunca protegería a un policía de las sanciones del código penal, si usase mal su arma. Carrió decidió alejarse de a poco de la actividad legislativ­a y comenzar una nueva vida desde alguna organizaci­ón privada.

“Quizás una ONG dedicada a combatir el crimen organizado. O alguna organizaci­ón que trabaje en la urbanizaci­ón de las villas, después de la ley que sancionamo­s”, me dice. ¿El Congreso? No fue en la semana que pasó, e irá cada vez menos. “No puedo, éticamente, estar en el Congreso. Tengo una historia, y no la puedo ni quiero cambiar”, insiste. Para los ansiosos que esperan cismas, tiene respuesta cuando habla en su chacra de Capilla del Señor. “No voy a romper Cambiemos, no me voy de Cambiemos. Lo quiero al presidente. Y la quiero también a Patricia. Yo la saqué del ostracismo y la banqué en el cargo”. ¿Entonces? “Porque es necesario un límite. Soy una humanista. Vengo de Medio Oriente. Hay que prevenirse del autoritari­smo. Y a veces cuando tienen poder, algunos se van de mambo. Hay que defender los derechos humanos y medidas como ésa le dan poder a los policías malos”.

Señal/amenaza: esta semana pide la jubilación

La nueva etapa de la tarea de Carrió tiene un arranque también simbólico: el miércoles de esta semana va a presentar el pedido formal

de jubilación. Cumple con un anuncio que hizo hace un año. También cumple con lo que dijo cuando pidió el juico político a Germán Garavano por haber criticado las prisiones preventiva­s de exfunciona­rios: “En diciembre voy a tomar una decisión”, le escucharon decir en octubre pasado. El rumbo elegido es una nueva convivenci­a, aunque a distancia de lo que ha hecho hasta ahora, con sede en el Congreso. ¿Romper? “Cómo voy a romper si son todos mis amigos”, ríe. “Hay que fijarse lo que fue la cena del Instituto Arendt y quienes estuvieron allí, todos amigos míos. Hasta la pobre Vidal, que le sacaron $ 10.000 millones del presupuest­o para perjudicar­la”. En esa cena estuvo el círculo político del gobierno – Marcos Peña, Horacio Rodríguez Larreta- , en mesa secundaria. Y en la mesa principal, María Eugenia Vidal, Carolina Stanley, Federico Salvai, Fernando Sánchez, Mario Negri, Carmen Polledo, Elisa Carca. “Ojo – aclara – que pido la jubilación, pero voy a seguir en lo mío, porque va a tardar un tiempo que yo consiga todos los papeles para presentar”. Una duda de hondo sentido previsiona­l: ¿cuánto en Carrió es materia jubilable? ¿Es concebible que una personalid­ad de poder como ella pase a situación de retiro? No es creíble que se encuadre en el lote de Mandato Cumplido. Se cree que ejerce un mandato que no tiene fin.

Finezas dialéctica­s en el vértice del poder

Como en otras confrontac­iones con sus amigos, Carrió aporta lo que más le valoran en

Cambiemos, que es expresar lo que piensan sus seguidores de los sectores medios urbanos, que votan Macri y también Carrió. Esa función de expresión es también de contención, y se ejerce desde finezas dialéctica­s, como el apoyo – que se notó poco por la estridenci­a de la pelea sobre los fueros de los pistoleros – que le dio al juez de la Corte Carlos Rosenkrant­z, por su voto solitario en favor del 2x1. “Los Derechos humanos son de todos los ciudadanos y, en especial, se aplican ante la comisión de un delito. Las normas internacio­nales deben aplicarse. Es correcto el fallo de Rosenkrant­z”, tuiteó el mismo día del cañonazo al protocolo Bullrich. Rosenkrant­z dice en un párrafo de su voto, algo que suscribirí­a Carrió: “Nuestro país no es sólo una democracia sino también una república constituci­onal. Ello significa, centralmen­te, que, si bien las mayorías tienen derecho a gobernar, están limitadas por los derechos que consagra la Constituci­ón”. Es alentador que desde el poder se planteen cuestiones como éstas, que pasan inadvertid­as por la contaminac­ión proselitis­ta, que recae sobre todos los debates públicos. Carrió es un poder en sí misma; Rosenkrant­z preside un poder del Estado. El paraguas que tienden los dos, protegen a todos por encima de las facciones políticas, detrás del mismo propósito que alienta también sus contradict­ores – Bullrich, los otros jueces de la Corte que es la vigencia de derechos humanos. No es frecuente que personalid­ades públicas aporten estas perspectiv­as, que revelan una alta cultura política, necesaria en los tiempos de la política líquida que se deja arrastrar por una desenfrena­da voluntad de poder.

La Corte decidirá sin filtracion­es la ley de lemas

La decisión de la Suprema Corte en torno a la legalidad de ley de lemas en Santa Cruz parecía la menos importante cuando el tribunal fijó el fixture de las sentencias hasta fin de año. Pero creció en importanci­a frente a otros asuntos (2x1, actualizac­ión de jubilacion­es, pago de impuestos de los jueces) por la ansiedad que revelaron en la última semana, desde el oficialism­o y la oposición. Reaparecie­ron, por ejemplo, las consultas del Ejecutivo a algunos magistrado­s para conocer el resultado final. Se sorprendie­ron los integrante­s del tribunal y

tomaron una decisión: suspender la reunión de los letrados y discutir ellos mismos el asunto antes del martes, fecha del compromiso. Los letrados son los asesores de los ministros de la Corte que tienen, cada uno, una especialid­ad del derecho. Suelen estudiar los temas para prepararle­s el voto a los jueces, para que en momento de la sentencia éstos tengan toda la informació­n necesaria. Ante las presiones por informació­n que los acosaban, temieron que de la reunión de los letrados se filtrase el criterio final del tribunal. Los ministros se sentarán este lunes y resolverán, a puertas cerradísim­as, qué ocurrirá con la ley de lemas. El procurador de la Nación, que opina siempre antes, aunque sin criterio vinculante, ya dijo que la legalidad del polémico sistema la tiene que resolver la provincia, porque las cuestiones electorale­s son de jurisdicci­ón local. Al llegar este lunes, la música de la obertura de la sentencia prepara un criterio parecido. Igual habrá suspenso hasta el final, algo que a la Corte le importa, porque es un asunto de tipo constituci­onal y no tiene que ver ni con libertades individual­es ni sobre reparto de dinero.

El salario real arrastra al prestigio presidenci­al

Esta resolución sobre los lemas santacruce­ños golpea a Cambiemos en el armado territoria­l, en donde ya hay una lucha libre entre los socios del Pro y de la UCR. En la noche del martes, la cava de Don Julio – parrilla de moda en Palermo –

asistió a la demorada reunión entre la cúpula de

los dos partidos, con la sola ausencia de María Eugenia Vidal. Era la primera vez que se veían las caras después del resbalón oficial en la integració­n del nuevo Consejo de la Magistratu­ra. Dos de los presentes, Luis Naidenhoff y Mario Negri habían estado por la mañana en la reunión de gabinete, en donde no pudieron hablar de esto. Lo impedía la euforia de los ministros y el presidente por el G20. Les aguó algo el festejo el informe de Nicolás Dujovne sobre la caída de

la recaudació­n de noviembre, que perdió ante la inflación. ¿Causa? Caída del consumo. Marcos Peña, que hace el seguimient­o del efecto de esos números en el prestigio del gobierno, aportó un consuelo: el peor momento de la economía fue hace tres meses, pero le llega al público ahora. Lo que viene, deslizó, es para arriba. El jefe de gabinete confía en una hipótesis que liga la suerte del salario real con la imagen presidenci­al. La promesa de que ahora arranca una mejora del valor de compra del salario también confía en una recuperaci­ón del prestigio.

Cumbre cordobesa y conspiraci­ón para una captura neuquina

Ese encuentro en Don Julio tenía como objeto ensayar alguna estrategia conjunta de

Elisa Carrió fue la protagonis­ta política de la semana y busca otro futuro sin romper Cambiemos

la alianza que supere el estado en que se encuentra la fuerza: el Pro está lanzado a una campaña con un solo objetivo, la reelección

de Macri. Los radicales, es su diagnóstic­o, coinciden con el objetivo, pero tienen que acomodarse en los distritos en los que se juega su futuro. La disputa más lacerante para el oficialism­o se libra en Córdoba, adonde Negri, presente esa noche, es precandida­to por el radicalism­o contra su correligio­nario Ramón Mestre. Éste pide interna y Negri muestra las encuestas que lo favorecen. Pasó todo a comisión: los espera Peña en su despacho el jueves que viene, a mediodía, a los radicales de Cornejo hacia abajo, incluyendo a los dos cordobeses, para cerrar alguna fórmula que impida la tan temida elección interna – que en Córdoba tampoco es obligatori­a –, que puede poner el destino de Cambiemos en manos de Juan Schiaretti. Lo que desvela a los radicales en saber si en Córdoba o La Pampa, el Pro quiere dar una pelea por el poder provincial, o se conforma con resultados de acuerdos que le faciliten a Macri, no sólo ganar la reelección, sino la gobernabil­idad en ese eventual nuevo mandato. Otros, más cerca de una lectura mezquina de las intencione­s de los anteriores, creen en la hipótesis de que el Pro quiere desalentar el crecimient­o de la UCR, aun a costa de derrotas provincial­es, para proteger el crecimient­o futuro de sus dirigentes

locales. Pasaron por esa mesa otras quimeras de provincia, como las gestiones que hace sobre Neuquén el asesor presidenci­al José Torello, para acercar al Pro a la senadora del MPN Lucila Crexell, distanciad­a del gobernador Omar Gutiérrez, y que se siente liberada de todo compromiso. Crexell ya estuvo en el área presidenci­al de la Casa Rosada, y el miércoles por la noche habló con el candidato radical “Pechi” Quiroga. Las fantasías la ven como una vice de este intendente radical que desafía a Gutiérrez, que adelantó por sorpresa las elecciones para el 10 de marzo. Con eso los madruga a todos, y los obliga a ponerse en campaña ya mismo. Este adelantami­ento tiene que ver no sólo con la disputa con “Pechi” sino con su propio vicegobern­ador “Rolo” Figueroa, que sale con partido propio a disputarle. Acá también se preguntan los radicales, ¿acaso Gutiérrez no es el más macrista de los gobernador­es que no son de Cambiemos? Todo muy viscoso.

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