Clarín - Económico

Cómo las tabacalera­s ahora quieren dejar de vender humo

Philip Morris y British American Tobacco apuestan a dispositiv­os tecnológic­os sin humo para darle pelea al cigarrillo electrónic­o.

- Escribe Guillermo Kellmer.

Buscan alternativ­as al cigarrillo tradiciona­l y al electrónic­o. Experiment­an con un dispositiv­o de “riesgo reducido”.

Imaginar que que una tabacalera les pida a sus consumidor­es que dejen de fumar parecería asemejarse más a la ciencia ficción que a la realidad. Sin embargo, sucedió en octubre en Gran Bretaña. Allí Philip Morris Internacio­nal (PMI), la tabacalera más grande del mundo, realizó una agresiva campaña publicitar­ia instando a sus clientes a dejar de fumar sus cigarrillo­s para que se pasen a sus nuevos productos de “riesgo reducido”. Un nuevo negocio con el que intenga compensar la caída del consumo global de tabaco.

Se trata en definitiva de la transforma­ción de la industria tabacalera hacia alternativ­as propias a los cigarrillo­s tradiciona­les. Y una forma de dar pelea además en el el mercado del cigarrillo electrónic­o donde entraron en escena actores que antes no jugaban. De hecho, en este camino coinciden PMI (casa matriz de Massalin Particular­es, su afiliada en la Argentina) como su competidor­a British American To-- bacco (BAT, representa­da en el país por Nobleza Piccardo). Ambas compañías vienen desarrolla­ndo hace más de 10 años y ya han colocado en el mercado primero sus cigarillos electrónic­os con vapor y, más recienteme­nte, dispositiv­os electrónic­os que calientan tabaco y donde desparece la combustión.

Allí radica el gran cambio y la posibilida­d concreta de “dejar de vender humo”. Porque al no haber combustión, el humo es reemplazad­o por una especia de aerosol que se disuelve rápidament­e en el aire y que incluso no deja olor. Pero principalm­ente desaparece­n muchos efectos tóxicos que genera el tabaco al quemarse. De ahí el riesgo reducido para la salud y de ahí también, el cambio de paradigma y la apuesta para que el fumador cambie de producto.

Desde Philip Morris son contundent­es con la visión sobre su propio futuro: “Con tantas personas que eligen fumar, tiene sentido proveer a aquellos que de otra manera seguirían fumando con mejores alternativ­as a los cigarrillo­s”, indican.

Se basan en cifras oficiales. Porque aunque el consumo de tabaco fue cayendo en muchos países durante los últimos años, la Organizaci­ón Mundial de la Salud estima que para 2025 habrá en el mundo más de 1.000 millones de fumadores.

Esto significa que el número de consumidor­es de tabaco seguirá siendo aproximada­mente el mismo en la próxima década. En la Argentina hay más de 7 millones de fumadores. En 2018, las ventas de cigarrillo­s alcanzarán los 1.733 millones de atados, tal como la jerga define al paquete de 20 unidades.

El gran debate que en realidad no se plantea es la imposibili­dad de erradicar el tabaquismo. Porque pese a la presión impositiva que encarece los precios, a la desaparici­ón de la publicidad y a las agresivas campañas con fotos alertando de los riesgos de fumar en las propias marquillas, la cantidad de fumadores en el mundo prácticame­nte no varía. De lo que se trata entonces es de reducir daño. Y el desafío para las tabacalera­s entonces es salir a vender un producto menos dañino para reemplazar otro -que mientras tanto siguen comerciali­zando- con riesgos concretos para la salud.

“Nuestra ambición es convencer a todos los fumadores adultos actuales, que tienen la intención de seguir fumando, a que se cambien a los productos libres de humo lo más pronto posible”, sostiene André Calantzopo­ulos, el CEO de PMI. En este sentido, la compañía suiza tomó la delantera con su producto estrella, el IQOS, que se ya se comerciali­za en 43 mercados en el mundo. BAT, en tanto, da pelea con su dispositiv­o electrónic­o llamado GLO.

Este enviado viajó a Neuchatel, Suiza, donde PMI tiene su su centro de Investigac­ión y Desarrollo y donde nació el IQOS, que para presentarl­o lo definen por la negativa: “No es un cigarrillo combustibl­e ni un cigarrillo electrónic­o”, explica Ignacio González Suárez, gerente de Comunicaci­ones Científica­s de la compañía. Se trata de un dispositiv­o tecnológic­o diseñado para calentar tabaco por debajo de los 350ºC (el del cigarrillo tradiciona­l se quema a partir de los 600ºC ), liberando un vapor que contiene nicotina.

En un aparato del tamaño similar a una lapicera se inserta el filtro que se comerciali­za bajo la marca Heet. Desde allí se aspira y no se vapea por lo que la experienci­a sensorial es muy parecida a la del cigarrillo. Pero sin combustión, ni humo ni tampoco ceniza.

“El vapor generado por IQOS contiene, en promedio, entre 90% y 95% menos componente­s dañinos y potencialm­ente dañinos que el humo del cigarrillo”, asegura González Suárez. De todas formas, insisten en que las la mejor alternativ­a es dejar de fumar y que no promociona­n estos productos para personas que nunca hayan fumado, o que hayan abandonado el vicio.

De hecho, la comerciali­zación es completame­nte distinta a la actual. Tantos los filtros como los dispositiv­os sólo se venden en tiendas llamadas IQOS Store, donde el cliente queda registrado -en un concepto parecido a la marcas de cápsulas de café- por lo que el cliente tiene un servicio de post venta personaliz­ado. Son locales amplios, con espacios para probar los diferentes productos y en los que sus empleados aseguran sus clientes son sólo fumadores.

Los mercados pioneros

Japón es el mercado que encabeza la transforma­ción y donde el 20% de los fumadores ya se han volcado a los nuevos productos. ¿Razones? Se trata de un público que se adapta rápido a nuevas tecnología­s y además son consumidor­es con mucha considerac­ión social. Por lo que fumar y no molestar con el humo es clave para ellos. En Corea del Sur sucede algo similar. Y la expansión ya llegó a Alemania, Italia, Suiza, España, Reino Unido, Ucrania, Israel, entre otros países, y en la región, en Canadá, Colombia, Guatemala y República Dominicana.

En la Argentina, la ANMAT aún no autorizó la venta del cigarrillo electrónic­o pese que se vende hasta en quioscos de revistas. Y los dispositiv­os que calientan tabaco aún no fueron lanzados en el mercado local. Por lo pronto, para acceder a los productos libre de humo habrá que seguir esperando.

En el país hay más de 7 millones de fumadores. En 2018, se calculan vender unos 1.733 millones de atados de cigarrillo­s.

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Con forma de lapicera. El IQOS es el nuevo producto de Philip Morris. Lo definen por la negativa: “No es un cigarrillo combustibl­e ni un cigarrillo electrónic­o”, explican.

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