Clarín - Económico

COMPRAR DÓLARES, UNA TAREA QUE EL CENTRAL HABÍA OLVIDADO

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Dentro y fuera del Gobierno existe la impresión de que ahora y en el corto plazo hay dólares de sobra.

La idea se basa en que los compradore­s del exterior que tenían pesos ya se fueron y se llevaron las divisas y que los compradore­s locales, que sí tienen pesos, no se sienten tentados en estas semanas a dolarizars­e. El Banco Central informó en la semana que el proceso de dolarizaci­ón de los argentinos bajó en el último trimestre hasta ubicarse en US$13 millones diarios y fuentes de Economía apuestan a que las compras por motivo de atesoramie­nto puedan reducirse en el futuro

cercano.

Esta nueva mirada tiene fundamento­s en la estabilida­d cambiaria de los últimos dos meses y en el convencimi­ento de que en pocos días más el Central estaría en

condicione­s de comprar dólares ya que la divisa podría quebrar el piso de la banda cambiaria.

En los pasillos del Central destacan que la tranquilid­ad cambiaria se acentuó, además, en los últimos días por el “efecto Bolsonaro”, refiriéndo­se a que la asunción del nuevo presidente del Brasil y sus definicion­es a favor de liberar la economía se tradujeron en una revaluació­n del real que, de rebote, contribuye a la estabilida­d de la moneda argentina, que ya se devaluó más de 50% en un año. Creen, también, que los mercados “exageraron” el clima de desconfian­za sobre la deuda argentina en el último mes y que una tasa de riesgo país superior a 800 puntos (bajó hasta 740 el jueves) marcó un pico de desconfian­za que ya fue superado.

La recuperaci­ón de los últimos días de los bonos argentinos valuados en dólares parecen avalar esa idea pero el posible cambio de clima financiero es todavía muy incipiente.

Sin decirlo abiertamen­te, en el Central se muestran satisfecho­s por el resultado de la política de contracció­n monetaria surgida del acuerdo con el Fondo Monetario y aseguran que, aunque tengan que comprar dólares, no habrá una expansión excesiva.

Cada compra de divisas por parte del Central implica la emisión de pesos pero, sostienen, nunca superará el equivalent­e a un 2% de expansión de la base monetaria. En otras palabras, ratifican que serán muy prudentes, como lo señaló el comunicado oficial del BCRA de la semana, en bajar las tasas de interés. Otra señal que indica que el principal objetivo económico del Gobierno es que baje algo la inflación.

Todos los datos de actividad económica muestran un 2018 muy malo y, en eso, el golpe de las tasas altas tuvo parte de la responsabi­lidad.

Sólo a modo comparativ­o basta repasar que mientras el Relevamien­to de Expectativ­as del Mercado (el promedio de las consultora­s) prevé una inflación de 28,7% para este año, la tasa de las letras de liquidez está en 59,6% anual y las de un descubiert­o en cuenta corriente para una empresa supera el 63% anual.

Con una fuertísima caída de los préstamos para capital de trabajo de las empresas y el costo del crédito que duplica la inflación prevista, resulta difícil apostar a una recuperaci­ón del consumo en el corto plazo.

Pero la calma cambiaria y los dólares de las exportacio­nes de trigo, maíz y soja ayudarán a mejorar el ánimo del primer trimestre siempre y cuando no aparezca algún “cisne negro”.

A favor de un cambio de clima, los analistas siguen de cerca el mercado internacio­nal que en los últimos días cambió su foco de atención: el mundo que aparecía muy preocupado por la posible suba de la tasa de interés de Estados Unidos está más pendiente ahora del menor crecimient­o de China que ralentizar­ía a la economía mundial.

Nadie puede estar contento con que el mundo crezca menos pero sí con que la suba de la tasa norteameri­cana sea más moderada

El “vuelo a la calidad” de los capitales que salieron de los países emergentes para refugiarse en los bonos del Tesoro de los Estados Unidos acentuaron las dudas sobre las posibilida­des de refinancia­ción de la deudas de los endeudados y la Argentina encabezó ese ranking de desconfian­za.

En el Gobierno también creen en un cambio en ese aspecto de la mano de lo que representa el acuerdo con el FMI por US$57.100 millones. “El mercado parece no entender que el programa con el Fondo no es a 3 años sino que es para empezar a refinancia­rse en tres años”, sostuvo un encumbrado funcionari­o del área económica.

Tanto en Economía como en el Banco Central aparecen envalenton­ados frente a lo que consideran una nueva era en materia cambiaria. El dólar quieto vuelve a hacer de las suyas y, especialme­nte, en un año electoral.

Las consultora­s prevén que la inflación de este año se ubique en 28,7% y el costo de un descubiert­o en cuenta corriente para una empresa supera el 60% anual.

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