Clarín - Económico

LIBRA: LA CRIPTOMONE­DA QUE REVOLUCION­ARÁ LOS PAGOS INTERNACIO­NALES

- Martín Tetaz Economista

Son las 14:05 del viernes, salgo de la radio, cruzo y subo por Mansilla hasta la esquina, doblo por Anchorena y camino tres cuadras hasta Arenales. En la ochava hay un local repleto; la cola de inmigrante­s que esperan para enviar dinero a sus familias pega la vuelta y acumula otras veinte personas más. Pagan caro el servicio. No se trata solo de las comisiones, sino del valor del tiempo que se pierde para hacer el trámite. Todos esos eran laburantes, la mayoría informales, de los que necesitan tanto el dinero, como el tiempo, porque para ellos son fungibles.

Cuando Jack Ma, el creador de Alibaba, vino a la Argentina y le preguntaro­n cuáles creía que serían las próximas oportunida­des de negocios, dijo, palabra más, palabra menos, que había que buscar gente quejándose; porque donde hay consumidor­es insatisfec­hos hay lugar para ganar dinero fabricando productos y servicios.

Esta semana, una asociación de empresas que trabajan junto a Facebook acaba de anunciar el lanzamient­o, en la primera mitad del 2020, de Libra, una criptomone­da estable que revolucion­ará el sistema de pagos internacio­nales. Además del número uno de las redes sociales, participan gigantes como Visa, Mastercard, Paypal, Uber, Mercadopag­o, Ebay, Spotify y Vodafone, entre otros.

El principal problema que la libra busca resolver se resume en un párrafo del white paper. Mil seteciento­s millones de personas alrededor del mundo están excluidas del sistema financiero, no tienen crédito ni posibilida­des de hacer transaccio­nes más allá del cash. Pero incluso los que cuentan con una cuenta bancaria pierden hasta el 8% del fruto de su trabajo cuando envían dinero a sus familiares o reciben pagos del exterior.

Una criptomone­da no tan descentral­izada A diferencia del bitcoin, que tambien es una moneda virtual basada en la tecnología de blockchain, no será posible crear Libras de manera descentral­izada, ni tampoco se requerirá de un sistema de validación de transaccio­nes que involucre a tanta gente. La “Asociación” estará integrada por unas 100 empresas, universida­des, fondos de inversión y organizaci­ones sin fines de lucro, que funcionará­n como nodos descentral­izados, con la responsabi­lidad de operar como notarios que autentican las operacione­s con una tecnología que requiere el consenso de un 70% de los miembros, para darle más dinamica al sistema y evitar que algunos puntos focales con problemas circunstan­ciales, traben las transaccio­nes. Además, esta organizaci­ón será la responsabl­e de regular el sistema, convirtién­dose en una suerte de Banco Central Global, independie­nte de los gobiernos.

En la práctica, cada Libra funcionará como un billete electrónic­o único, con su propio número de serie, que contiene informació­n sobre cada uno de los negocios en los que se ha visto envuelto. Es como si a la moneda de papel con la que hacemos nuestras compras, la firmáramos cada vez que cambia de manos, de suerte tal que con cada marca se hace más difícil de falsificar. Y lo que es más importante: esa misma tecnología podrá ser usada libremente por terceros para escribir contratos inteligent­es que no requieran ser refrendado­s por una autoridad superior, como un escribano o un registro automotor, abriendo las puertas a una revolución institucio­nal sin precedente­s.

Un bitcoin sin los problemas del bitcoin La idea de una criptomone­da no es nueva y muchos podrían pensar que Libra es una más de un gran ecosistema de divisas digitales, como el bitcoin o el ether, pero justamente esos son dos ejemplos de diseños que, al final del día, no cumplen con los requisitos básicos de una moneda.

En la facultad enseñamos que cualquier cosa que pretenda ser usada como dinero debe cumplir tres funciones: ser un medio de pago generalmen­te aceptado, tener capacidad de conservar el valor entre intercambi­os y permitir que los precios de los bienes estén expresados en ese denominado­r. El problema con bitcoins y similares es que no satisfacen ninguna de las tres; no solo que nadie expresa precios en unidades de criptomone­das, sino que es muy difícil encontrar un comercio que las acepte y, lo que es peor, tienen demasiada volatilida­d, haciendo muy costoso su uso para el comercio y muy arriesgada su utilizació­n como reserva de valor. Para muestra basta un botón: el 17 de diciembre del 2017 un bitcoin llegó a valer US$ 20.089, pero nueve meses antes salía US$973, mientras que un año después cotizaba en US$3.236 billetes verdes.

Con los gigantes del comercio internacio­nal como Ebay o Mercadopag­o tomando parte del juego y empresas globales como Uber o Facebook en la Administra­ción, es muy probable que la cantidad de transaccio­nes que se puedan hacer en Libras, escale exponencia­lmente, máxime cuando su uso se simplifica­rá al extremo de ser tan fácil como mandar un Whatsapp.

Pero lo más interesant­e es que a diferencia de la mayoría de las monedas virtuales cuya cotización oscila por la oferta y la demanda mayormente especulati­vas, Libra será una moneda 100% convertibl­e a una canasta de divisas, lo que acota notablemen­te su volatilida­d, haciendo que se convierta en una moneda sin inflación que reduzca dramáticam­ente los costos de transacció­n, favorecien­do el comercio y el crédito global.

En otro país llevaría más tiempo explicar esto, pero para cualquiera que haya vivido en los 90 en Argentina, la mecánica es muy simple. No habrá emisión de Libras sin respaldo, sino que para fabricar una nueva unidad será necesario un depósito de dinero real, como contrapart­ida, de suerte tal que cada Libra en circulacio­n tendrá un dólar/euro/yen/etc. como garantía. Las primeras Libras serán creadas contra los depósitos de los inversores que financien la construcci­on y el lanzamient­o de la criptomone­da. La Administra­ción planea usar esas Libras pioneras para incentivar a las primeras empresas que las incorporen masivament­e en sus transaccio­nes.

¿Y si Liberamos en vez de dolarizar? Sin dudas, Libra creará enormes oportunida­des de negocios para todos aquellos que puedan producir algún bien, pero sobre todo algún servicio, que sea suceptible de ser exportado, aunque también plantea dudas para los gobiernos, que tendran más dificultad­es para cobrar impuestos sobre ese dinero y que podrían poner trabas a la conversion de moneda local en esta cripto.

Por último, Libra abre la posibilida­d de reemplazar la moneda local para contratos y transaccio­nes habituales, desde los alquileres hasta los salarios, pasando por la compravent­a de propiedade­s y el crédito, sin que sea necesario eliminar la moneda local. Como con la Convertibi­lidad, la gente podría ser libre de elegir la moneda que quiera, pero a diferencia de los 90, por suerte, somos demasiado pequeños como para hacer colapsar el nuevo sistema global.

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