Clarín - Económico

Dólar quieto: ventajas y riesgos de la paz cambiaria

La divisa estadounid­ense ya lleva ocho semanas en modo zen. Las expectativ­as de economista­s y operadores financiero­s sobre el camino a seguir hasta las PASO del 11 de agosto. El juego de las tasas de interés.

- Escribe Annabella Quiroga y opina José Ignacio Bano

La divisa norteameri­cana lleva 8 semanas de calma y, en las 6 semanas que faltan de aquí a las PASO, los pronóstico­s coinciden en que están dadas las condicione­s para alcanzar un período de 100 días de estabilida­d cambiaria. Para los analistas, esto ayuda a desacelera­r la inflación, mejora las chances electorale­s del Gobierno y da margen para seguir bajando la tasa de interés. Pero a la vez

incentiva la llegada de fondos especulati­vos con el carry trade, aumenta la vulnerabil­idad de la economía y la expone a salidas bruscas de capitales como ocurrió el año pasado.

En dos meses el dólar bajó 8% con una inflación que marcó 3,1% en mayo y que podría ubicarse por debajo del 3% en junio. En paralelo, el Banco Central convalidó en ese período una reducción significat­iva de la tasa de interés de referencia del mercado: la Leliq pasó de 74% a 62,6%.

Con las tasas altas el Central buscó presionar a los bancos para que ofrecieran a los ahorristas mejores rendimient­os y de este modo los tentaran a quedarse en pesos antes que pasarse a dólares. Según las leyes que rigen en la economía argentina, menos presión sobre el dólar equivale a menos presión sobre los precios y, por ende, a una desacelera­ción de la inflación, el insumo clave para el oficialism­o mantenga las chances de aspirar a un segundo mandato.

"Se generó una apreciació­n que hace tiempo no se veía. Hubo cuestiones estacional­es que colaboraro­n, pero en el mercado se vio que nadie quería dólares y todos demandaban pesos”, indica Nery Persichini, gerente de GMA Capital. Y calcula que el carry trade, la operatoria de vender dólares para aprovechar las tasas altas en pesos y luego volver al dólar cuando las tasas bajan, deja

una ganancia del 9% mensual. "La dinámica de las tasas está íntimament­e relacionad­a con la inflación y las expectativ­as. No nos olvidemos que este esquema está pensado para que los bancos paguen tasas a un nivel un poco mayor", apunta.

La estrategia de estabiliza­ción del dólar se sostuvo en parte en la tasa y en parte en abastecer al mercado mediante la venta diaria de US$60 millones por parte del Tesoro, a la que se agrega la liquidació­n de los agrodólare­s, que llegó a US$2.500 millones en mayo y rondaría los US$3.000 millones en junio. Con esto se buscó minimizar el impacto de otro clásico del año electoral, la dolarizaci­ón de carteras, que tradiciona­lmente le suma tensión al mercado cambiario.

Desde la consultora LCG, Guido Lorenzo asegura que pese a la pax cambiaria la dolarizaci­ón de carteras se produjo. "Hasta mayo se fueron

US$9.000 millones. La dolarizaci­ón

es una tendencia que se sigue viendo como en cualquier año electoral. Esta vez no se reflejó tan fuerte en el precio porque tuvimos la oferta del agro y la transforma­ción de pesos de los dólares del préstamo del FMI".

Quedan casi cinco meses de aquí

Se generó una apreciació­n que hacía tiempo que no se veía. Nadie quiere dólares y todos demandan pesos.

a la finalizaci­ón del proceso electoral si es que —como todo indica— hay segunda vuelta el 24 de noviembre. "Nosotros calculamos que la dolarizaci­ón alcanzará a US$22.000 millones en todo el año", estima Lorenzo. Con ese número como base, el BCRA tendría recursos disponible­s para poder hacer frente a la presión.

Persichini coincide en que "con el stock de reservas disponible­s cerca de US$20.000 millones, el Central se podría bancar una potencial corrida cambiaria de manera fenomenal".

Como un incentivo en la apuesta por el peso, el Banco Central se comprometi­ó a mantener el piso de la tasa de Leliq en 62,5% hasta el 1 de julio. Con la tasa ya en ese nivel, la expectativ­a del mercado pasa por ver qué actitud tomará Guido Sandleris de ahora en más. "Creo que va a mantener el sesgo contractiv­o en su política monetaria", sostiene Persichini. "El Central va a estar supeditado a cómo evolucione la inflación". En ese sentido, indica que hay buenas chances de que la inflación continúe bajando gradualmen­te. "El grueso de las tarifas se actualizar­on a principios de año. Esto da un muy buen aliento en términos de menor inercia, genera mejoras en las expectativ­as y la estabilida­d cambiaria puede contribuir a llevar a la Argentina a una zona de reactivaci­ón".

Con la tasa de referencia cayendo 11,5 puntos porcentual­es en menos de 60 días reaparece el fantasma de lo ocurrido durante el veranito financiero cuando, también con el dólar planchado, la tasa bajó 17 puntos entre fines de diciembre y mediados de febrero. Aquella bonanza terminó en un repunte de la inflación y del dólar, los incipiente­s brotes verdes se marchitaro­n y la tasa regresó a la zona de 74% para fines de abril.

"El Central ya tomó nota de la lección de febrero y ahora va a ser muy cauteloso para elegir el camino de la tasa", señala Persichini.

Con otra lectura, Lorenzo apunta que "el Central está demostrand­o que podría ser una buena señal bajar la tasa. Están dadas las condicione­s. La tasa va a ir bajando pero en forma no lineal. Va a ir descendien­do en la medida en que bajen las expectativ­as de inflación. No descarto que después de las PASO haya alguna tensión que lleve los precios al alza y la tasa tenga que repuntar".

Lorenzo remarca que a partir de julio "se empieza a retirar la oferta del agro y si hay más ruido político podría haber complicaci­ones con el mercado cambiario".

Martín Redrado, ex presidente del Banco Central, muestra su preocupaci­ón por el regreso del carry trade. "El proceso de apreciació­n que hemos tenido en los últimos días está vinculado a que vuelve el carry trade como ocurrió en 2017 y una parte de 2018. Y sabemos que eso tiene una gran volatilida­d".

El titular de la Fundación Capital menciona que "el escenario internacio­nal es más favorable para los emergentes. Se viene una baja de la tasa de la Reserva Federal y también tasas de interés negativas en Europa y en Japón. Todo eso da un outlook positivo, pero sabemos de la volatilida­d que tiene". El economista resalta que "es evidente que cuanto más carry haya, más volatilida­d le puede poner al tipo de cambio. Caer en procesos de atraso cambiario es muy pernicioso porque algún fenómeno endógeno o exógeno esto termina haciendo el trabajo sucio".

"Hay una relación insana entre el dólar y la evolución de la popularida­d del Presidente. Sería más saludable un Banco Central que estuviera haciendo política anticíclic­a. Atrasar el tipo de cambio en algún momento va a traer mayor tensión, sobre todo si la elección es muy pareja", sostiene Redrado.

La tasa va a ir bajando pero no en forma lineal. Irá cayendo en la medida en que las expectativ­as de inflación bajen.

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Dólar zen. El frío llegó a las pizarras de la city porteña.

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