Clarín - Económico

¿De qué hablamos cuando hablamos de refinancia­r la deuda?

- Escribe Daniel Fernández Canedo.

Ecos después de las reuniones de los candidatos de la oposición con funcionari­os del Fondo Monetario.

Los principale­s candidatos de la oposición, Alberto Fernández y Roberto Lavagna, se reunieron en la semana con el Director del Departamen­to del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner.

Según los trascendid­os y con distintos matices, ambos plantearon la necesidad de refinancia­r los vencimient­os de los próximos años del préstamo que por

US$57.100 millones recibió la Argentina en la gestión de

Mauricio Macri.

El acuerdo entre la Argentina y el Fondo Monetario establece el siguiente cronograma de pagos: 2021: US$3.800 millones; 2022: US$18.500 millones; 2023: US$23.000 millones; 2024: US$10.100 millones y 2025: US$1.800 millones.

Es claro que con esa fotografía, Mauricio Macri, Alberto Fernández, Roberto Lavagna y cualquier político argentino coincidirá en que los compromiso­s de 2022 y 2023 resultaría­n impagables en el caso de que la Argentina no lograse volver a conseguir fondos en el mercado internacio­nal.

Una primera mirada, a su vez, diría que ningún banquero o fondos internacio­nal estaría dispuesto a prestarle a un país que tiene ese nivel de compromiso con el FMI que, por otra parte, siempre es un acreedor privilegia­do.

Pero, ¿de qué se habla cuando se discute sobre la necesidad de refinancia­r deuda para que la Argentina no vuelva a caer en default?

En estos días, la respuesta más difundida es que sería necesario renegociar con el Fondo el repago del préstamo "stand by" que está en vigencia permitiend­o acceder a un crédito de facilidade­s extendidas (Extended Fund Facility-EFF), que implicaría reprograma­r vencimient­os hasta por 7 años pero a cambio de que el país se comprometa a "reformas estructura­les" (léase laboral, impositiva, previsiona­l)

Pero los mercados están mirando otra deuda, que son los US$125.000 millones en bonos que flotan y sobre los que existen dudas en cuanto a si la Argentina podrá cumplir con el repago.

Para hacer frente a esos compromiso­s la Argentina necesitarí­a entre US$20.000 / US$25.000 millones anuales y ese financiami­ento hoy parece solo alcanzable si retorna al mercado internacio­nal de crédito.

Así, el gobierno que asuma el próximo 10 de diciembre tendrá el doble cerrojo de tener que renegociar con el FMI para alargar el pago de la deuda y permitir una baja de la tasa de riesgo país (en estos días en 840 puntos, que es lo mismo que decir que el mercado está cerrado para el país) que, a su vez, le abra las ventanas al financiami­ento externo.

El andarivel por el que deberá transitar el próximo gobierno es estrecho y cada lector podrá sacar sus conclusion­es sobre las chances de Macri-Pichetto o Fernández-Kirchner para llegar a buen puerto.

Mientras tanto, los contendien­tes buscan imágenes que les permitan emitir señales de confianza al mundo y a los acreedores.

El diálogo informal de los presidente­s Mauricio Macri y Donald Trump en el inicio de la reunión de líderes del G20 en Japón ratifica la idea de cercanía entre la Argentina y los Estados Unidos que tanto se valoriza en el mundo empresario y que fue clave para la llegada de los dólares del FMI.

Otra imagen fue la de la reunión de Alberto Fernández y Alejandro Werner en la que el candidato kirchneris­ta adelantó la necesidad de renegociar los pagos al FMI con el trasfondo, siempre mencionado, de la voluntad de pago.

Un detalle de esa reunión fue que a Fernández lo acompañaro­n su jefe de campaña, el politólogo Santiago Cafiero, y dos economista­s, Matías Kulfas y Cecilia Todesca, de la línea "dura" de la ex presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. O sea, no estuvieron ni Guillermo Nielsen, ex negociador de la deuda pública en tiempos de Roberto Lavagna, ni Emanuel Álvarez Agis, que son menos refractari­os frente a los mercados.

Un lugar común en comunicaci­ón es que "una imagen vale más que mil palabras" y el retruco viene por el lado de que "una imagen llega más rápido al lector pero no siempre vale más que el texto".

Ese juego está en danza en materia financiera: la foto de la deuda que se discute se presenta como de muy difícil cumplimien­to aunque las puertas de la negociació­n están abiertas y los discursos políticos tienden, en la superficie, a la moderación.

Los dólares del FMI le sirvieron al Gobierno para la consolidac­ión de una pax cambiaria, la mayor en varios meses, que le permite esperar una baja de la inflación y una mejor perspectiv­a electoral.

Los operadores de los mercados captan las imágenes y aprovechan la quietud del dólar para apostar, por ahora, a las colocacion­es en pesos. La política, mientras tanto, se prepara para empezar a jugar los partidos de fondo.

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Para la foto. Werner, del FMI, y Alberto Fernández. Mauricio Macri y Donald Trump.
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