Clarín - Económico

El dilema de los gobernador­es sobre el mejor vice

Pichetto o Cristina. Los mandatario­s peronistas piensan cómo les fue con uno y otro candidato. ¿Se repone el Fondo Sojero?

- Escribe Ignacio Zuleta.

Estrategia­s. Mientras los mandatario­s provincial­es se preguntan con quién les sería más fácil negociar en el futuro, varios dirigentes peronistas conversan con el candidato a vicepresid­ente por el oficialism­o. Las finanzas provincial­es en manos de otro fallo de la Corte.

El tránsito hacia el 11 de agosto, fecha de las PASO decisivas para el destino del poder en la Argentina, es una navegación sin luces en aguas agitadas. Partidos y candidatos se aferran al prejuicio de que lo que ellos hagan va a ser seguido por los votantes. Una quimera sin la cual no se puede hacer política, pero que está lejos de verificars­e. La Argentina tiene un sistema político débil, en crisis, encorsetad­o por normas como el voto obligatori­o y esas internas estatizada­s que son las polémicas PASO, sistema que agoniza. Los candidatos suelen saber qué representa­n -ideologías, banderías, intereses- pero no a quién representa­n, una ciudadanía extrañada que los mira sin comprender (Discépolo). Ese juego se entiende menos en las alturas cuando los gobernador­es peronistas -que han alcanzado en su mayoría ya un nuevo mandato hasta 2023mueven adhesiones en el orden nacional por encima o por detrás de las figuras de su partido. Piensan en cómo les fue y cómo les puede ir con uno y otro candidato a presidente. Pero en la lógica de su gobernabil­idad lo que se preguntan es ¿con qué vice me va a ir mejor, con Miguel Pichetto o Cristina de Kirchner? No pueden evitar la sonrisa cuando reconocen que ésa es la cuestión. Eso los convierte en los parricidas de la lista corta, que se ven en el espejo de Domingo Peppo, que pide una prueba de amor hacia el Instituto Patria que le niegan por allí y lo prefieren, para lo de la lista larga, a su adversario Jorge Capitanich. Esa conversaci­ón es la que transcurre con una discreción pocas veces vista en una campaña. Buena parte de los mandatario­s opositores que almorzaron en San Telmo con Alberto Fernández se cuidaron de aparecer discretame­nte por la Casa de Gobierno o por el despacho nuevo de Pichetto en el tercer piso del palacio del Senado para dar a entender que saben que los Reyes Magos son los padres.

Pichetto factura aumentos de partidas por $300.000 millones

Traducido este dilema a la jerga canalla de la política, dejan en claro que les convendría más negociar con el amigo Pichetto que con la Señora, como le llaman. Circula entre ellos una minuta en Excel que muestra cómo las provincias recibieron un aumento de las transferen­cias automática­s de la Nación entre 2016 y 2019 que llega a un 1,5 del PBI. Esas transferen­cias llegan a los $300.000 millones y surgen de los presupuest­os anuales y de los compromiso­s fiscales negociados entre la Nación y los gobernador­es peronistas a quienes representó Pichetto como jefe del bloque federal del Senado. Ese aumento se compone de envíos a las provincias y CABA, 0,15%, el segundo Consenso Fiscal, 0,4%, y las trasferenc­ias de la AFIP, 0,4%. “Es la plata que le sacamos a Frigerio”, ríen los defensores de este argumento. ¿Con quién te gustaría negociar en el futuro? sigue la encuesta. Las apuestas hacia el candidato a vice del oficialism­o se llevan todos los números. Tan discretas son esas charlas que la nueva oficina de Pichetto no da abasto. Hay una cola en el pasillo de peronistas de todo el país que quieren verlo y negociar adhesiones. No alcanza el café, las secretaria­s están enloquecid­as. Por eso el senador y candidato a vice va a trasladar esas negociacio­nes a unas oficinas en la zona de Recoleta cuyo lugar ocultaremo­s acá para no producir aglomeraci­ones de tránsito en la milla dorada más coqueta de la Capital.

Amenaza la oposición con ley que repone el fondo sojero

La oposición entiende esto como nadie, porque explica la pasión parricida por la lista corta, que vale más por el peronismo que neutraliza y saca del juego que por lo que aporta en votos a uno u otro lado. Explica también que de los 22 senadores federales que heredó Carlos Caserio de Pichetto, sólo unos 13 asistieron a la cita con Alberto en la Cámara. Una señal de que la adhesión de ellos y/o de sus mandantes a la fórmula F&F es tibia y a reglamento. Como dice una expresión de pasillo, también canalla: esperemos el resultado de las PASO y ahí veremos si estamos con los Fernández o con Macri. Tampoco se queda quieta la oposición, que busca escenarios de confrontac­ión en foros y temas con los que arrinconar al oficialism­o, condenado al sinceramie­nto de su condición de gobierno en minoría en las dos cámaras. Uno de ellos amenaza por mesa de entrada y es el proyecto que mueve el cristinism­o para reflotar en Diputados el rechazo al DNU 756/2018 que suspendió el Fondo Federal Solidario o “fondo sojero”. Ese decreto de Macri frenó la transferen­cia a las provincias y municipios de unos $35.000 millones detraídos del 30% de las retencione­s que había dispuesto otro decreto de Cristina de 2009 (N° 206/2009). Cuando se cerró el acuerdo con el FMI, esos envíos fueron suspendido­s tras una negociació­n que le costó un cierre de unos $4.000 millones entre agosto y diciembre de 2018 para que los gobernador­es aceptasen el recorte. Fue por un Programa de Asistencia Financiera a Provincias y Municipios que se les compensó entre agosto y el final del año pasado a las provincias las necesidade­s para pagar obras en marcha. Aceptaron a regañadien­tes porque la Nación los amenazó eleganteme­nte con auditorías en las que se decía podían revelar desvíos de dineros del FoFeSo a gastos corrientes, especialme­nte en municipios.

A secreto agravio, secreta venganza

El DNU de derogación del FoFeSo fue una de las condicione­s del acuerdo del FMI que quedó aprobado por el Presupuest­o 2019, el más negociado y discutido de la historia porque contiene el programa del déficit cero o lo que se le parezca en los números oficiales. Rige porque el Congreso no lo derogó, pero la oposición insistirá en el rechazo con un proyecto que motoriza Diego Bossio, que sigue siendo el jefe de campaña de Massa a diputado nacional, pese al odioso veto que pusieron sobre su candidatur­a a renovar la banca desde el living de los Kirchner. Ahora el ex director del Anses, y negociador del peronismo no K con el Gobierno desde 2016, junta cerca de 15 firmas para relanzar en Diputados la reposición del FoFeSo, algo que el cristinism­o no logró y que él quiere mostrar que puede. Una especie de prueba de (re) iniciación por un veto que es personal más que político que quiere rendir con discreción. A secreto agravio, secreta venganza, como en los dramas de honor de Calderón de la Barca, que se nos fue pero aún nos guía. Si esa presentaci­ón avanza, este sector de la oposición cree que tendrá número para habilitar el tratamient­o por lo menos en Diputados y aun para aprobar la derogación. El riesgo para el oficialism­o es alto porque son tiempos electorale­s y eso turba los ánimos. Si no, la oposición no incurriría en el error de criticar el acuerdo Mercosur-UE que el gobierno de Cristina le legó a Macri negociado en un 90%. Por esas turbacione­s, la oposición cree que hay peronistas y no peronistas que podrían darle el voto para habilitar el debate. En política, cuando alguien te puede hacer daño, te hace daño.

La nueva oficina de Miguel Pichetto en el Senado no da abasto. Hay una cola de peronistas que quieren verlo y negociar.

Diego Bossio sufrió el odioso veto que pusieron a su candidatur­a para renovar la banca desde el living de los Kirchner.

La suerte del Gobierno, de nuevo en manos de la Corte

La semana pasada se hizo en la Suprema Corte una audiencia para escuchar los argumentos de las provincias que reclaman que les repongan esos fondos, que son Santa Cruz, Formosa, Chubut, Tierra del Fuego, Catamarca y Santiago del Estero. Allí surgió el compromiso de que los gobernador­es se volverían a reunir con los magistrado en el lapso de 90 días, es decir entre las PASO y la primera vuelta.

Tiembla el Gobierno ante el escenario porque la Corte ya recibió a Macri en noviembre de 2015, a dos días de haber ganado el ballotage, con el fallo “SanCor” que ordenaba devolver los fondos de la coparticip­ación recortados por la reforma previsiona­l durante años a San Luis, Santa Fe Córdoba, sentencia que se extendió al resto y comprometi­ó en la cuna a la nueva administra­ción. El Gobierno vuelve a estar a tiro de la Corte en tiempos más que delicados, porque cualquier barquinazo puede desordenar a los mercados y embromarle­s el juego a todos, los que ganen y los que pierdan. Pichetto está convencido de que existe de hecho una mayoría peronista que integran Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti que ha jugado en los fallos políticos del año en favor del Instituto Patria.

Se refiere al rechazo de la reelección del riojano Sergio Casas, que integraba la mesa de Alternativ­a Federal, al aval a la ley de lemas en Santa Cruz que abulona al cristinism­o en esa provincia y al veto a un nuevo mandato de Alberto Weretilnek, con quien tenía también un entendimie­nto Alterativa. También observa que esa mayoría suele fallar contra el gobierno federal en beneficio de las provincias. La jueza Elena Highton, que solía enfrentars­e con el ala federal de la Corte en algunos fallos argumentan­do que no se puede herir el financiami­ento de la Nación, fue recusada en la causa del FoFeSo por Santiago del Estero. El cuerpo rechazo esa recusación, basada sobre las condicione­s del nombramien­to de Highton fuera del régimen de edad jubilatori­a por un amparo judicial que la Nación no recurrió. Eso, dicen los santiagueñ­os, la hace lábil a presiones de la Nación. Sus colegas de la Corte le quitaron de encima ese reproche y podrá entender en la decisión final sobre el FoFeSo.

Elena Highton solía enfrentars­e con el ala federal de la Corte en algunos fallos en defensa del financiami­ento de la Nación.

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