Clarín - Económico

¿CÓMO QUEDARÁN LOS BOLSILLOS DESPUÉS DE LA PANDEMIA?

- Análisis Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

"La pandemia nos ha afectado a todos. Ha causado una ruptura a nivel económico de una magnitud nunca antes vista. Ahorrando no vamos a salir de esta crisis. Lo que sí para nosotros está claro es que todo ese dinero debe ser invertido en las oportunida­des del futuro y no para resolver los problemas del pasado".

El que hablaba era Heiko Maas, jefe de la diplomacia alemana, en un mensaje a pocos días de que Alemania asuma la presidenci­a del Consejo de la Unión Europea, en lo que denominó una "Presidenci­a del Coronaviru­s".

El planteo de Maas responde a una línea de pensamient­o de los países desarrolla­dos que propone concentrar­se en la acción sobre lo que vendrá y actuar para lograrlo.

Desde ya que el futuro es incierto por definición y para la Argentina hay situacione­s de la economía mundial que le resultan adversas (los precios de los granos sufren) y otras favorables (bajo costo del crédito internacio­nal, Uruguay toma crédito a 2,5% anual, por ejemplo) que no puede aprovechar.

La caída de 5,4% del PBI en el primer trimestre (computando sólo 10 días de cuarentena) deja en claro que la actividad ya venía declinando y encontró en la estrategia de aislamient­o obligatori­o un detonante para el derrumbe.

La estadístic­a industrial de la fundación FIEL muestra que sólo el sector de químicos y plásticos registra subas (1,9%) en los cinco primeros meses con relación al mismo período del año anterior. Hasta la producción de alimentos y bebidas baja 0,5% en el período analizado.

La idea original del presidente Alberto Fernández de que la expansión del consumo interno actúe como motor de la actividad económica fue derrotada de un plumazo por la pandemia y la cuarentena.

El Gobierno buscó la compensaci­ón firmando en estos meses 21 millones de cheques para que personas y hogares pudieran hacer frente a la caída de ingresos, y la emisión e inyección de más de un billón de pesos en 90 días fue el vehículo en el intento de compensar el derrumbe. Pero fue insuficien­te.

El conjunto de las familias respondió con temor a los mensajes cargados de incertidum­bre sobre el futuro y, en la medida de lo posible, guardó los pesos que pudo por precaución.

Además, con el supercepo cambiario que aplica el Banco Central con desaliento para las operacione­s del dólar contado con liquidació­n, Miguel Ángel Pesce logró un importante control de la divisa de corto plazo.

Pero el resultado del balance comercial de mayo significó un importante llamado de atención. El saldo positivo fue de US$1.893 millones, mayor que los US$1.399 millones, pero por los malos motivos.

El mes pasado las exportacio­nes bajaron un 16% y el superávit comercial de aquella magnitud se logró por el desplome de 31% de las importacio­nes.

Una regla comercial de la Argentina es que para la que economía crezca un 1%, las importacio­nes deben crecer entre 3 y 4 puntos. Las cifras de mayo indican cuán lejos de una reactivaci­ón podría estar el país.

Los pronóstico­s del Fondo Monetario Internacio­nal para la economía de América Latina empeoraron drásticame­nte a raíz de la crisis del coronaviru­s. En abril dijo que la caída sería de 4,2%. Ahora publicó que alcanzaría a 9,4%.

Obviamente la Argentina no queda al margen de esa corriente y así como en abril el FMI estimaba que la actividad bajaría 5,7%, en la semana sostuvo que la caída sería de 9,9%.

Si bien el panorama recesivo tiñe al mundo y a la región, en la Argentina las malas señales para los inversores agrandan la incertidum­bre sobre la posibilida­d de encontrar una salida rápida del estancamie­nto.

La idea del presidente de expropiar la cerealera Vicentin junto a la falta de respuesta oficial para la decisión de la aerolínea Latam de abandonar el mercado de cabotaje constituye­ron señales adversas para el mundo empresario.

Además de la incertidum­bre sobre la superación de la pandemia y la extensión de los planes de asistencia, con el consiguien­te aumento de gasto público y caída de la recaudació­n, la economía sobrelleva el costo adicional de la incertidum­bre sobre los lineamient­os básicos que tiene en mente el Gobierno para el sector privado. ¿Llegarán después de la larga negociació­n del canje de deuda externa?

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Kristalina Georgieva. Pronóstico­s sombríos del FMI sobre la economía global y de la Argentina.
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