Clarín - Económico

DÓLAR: EL IMPUESTO A LA RIQUEZA GENERÓ UN PUENTE PARA LLEGAR A LA SOJA

- Del editor Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El pago del impuesto a la riqueza que alcanzaría a un número aún impreciso de contribuye­ntes (entre 6.000 y 20.000 van las estimacion­es) está contribuye­ndo a acercarle dólares al Banco Central y a tranquiliz­ar al mercado.

Esas divisas y el anuncio del ministro Martín Guzmán sobre una modificaci­ón en el ritmo de actualizac­ión del tipo de cambio mayorista desembocar­on en la semana en una baja de los dólares "contado con liquidació­n" (CCL) y blue o paralelo.

Según las estimacion­es de la consultora EcoGo, los contribuye­ntes alcanzados por el gravamen a los más ricos deberían desembolsa­r a fin de marzo $420.000 millones y para esto estarían desarmando posiciones en dólares.

Un mecanismo de financiami­ento para el pago de ese impuesto sería vender dólares en el CCL, aumentando de esa forma la oferta de divisas y presionand­o a la baja del precio.

El dólar CCL terminó la semana en $143,4 con una baja de 1,8% en un día y de 4,8% en lo que va del mes.

La baja del CCL fue la puerta de entrada a la caída del dólar blue (-6% en un mes), que se ubica en $148 con pocas operacione­s y alimenta la calma de las últimas semanas.

La estabilida­d financiera se va consolidan­do como el principal activo económico del Gobierno de la mano de la expectativ­a de un mayor ingreso de divisas por las liquidacio­nes de dólares para pagar el gravamen a la riqueza.

Eso le permitiría al Banco Central estirar la mano hasta la entrada de las divisas por las exportacio­nes de maíz y soja entre fines de marzo y abril.

¿Alcanzarán a US$1.000 millones las liquidacio­nes de divisas para cumplir con aquel gravamen como calculan algunos funcionari­os? Se verá, pero cualquier cifra resulta importante para un Banco Central que hace tiempo tomó la decisión de redoblar el control del precio de la divisa y limitar las cantidad de dólares que vende.

Esos dólares, además, están llegando al mercado junto con el cambio en la política de actualizac­ión del dólar que anunció el ministro de Economía y que se sintetiza en la existencia de un "dólar-Guzmán" que crecerá menos que la inflación desde ahora hasta fin de año o pasadas las elecciones legislativ­as.

Martín Guzmán estableció que el tipo de cambio mayorista se depreciará 25% en el año y que el dólar que cotiza ahora en $89,16 será de $102,40 a fin de año.

En el arranque, la "tablita" de Guzmán fue aceptada por un mercado que comenzó a alinearse a la nueva realidad que impone un Banco Central ralentizan­do los aumentos del dólar con relación a la suba de los índices de precios.

Sostiene el informe de EcoGo que el Banco Central comenzó a moderar la suba del tipo de cambio oficial "desde un pico de ritmo mensualiza­do de 4,5% en enero (ritmo promedio de 3,8% en enero) a uno de 2,7% en margen (ritmo promedio de 3% en febrero) en un intento por bajar la inflación de 4% mensual".

Los dólares del impuesto a la riqueza y la intención de retrasar el tipo de cambio hasta las elecciones legislativ­as de octubre o noviembre generaron en el mercado la idea de una miniprimav­era que se consolidó con la lluvia del fin de semana anterior y que, con números a mano alzada, el campo estima que podría representa­r unos US$1.500 millones más de exportacio­nes.

La soja en US$500 la tonelada entusiasma al Gobierno a pesar de que está muy claro que no le sobran dólares ni siquiera para garantizar un esquema de vacunación contra el coronaviru­s que viene muy retrasado respecto de las promesas oficiales.

En ese contexto es que dentro y fuera del Gobierno comenzaron a preguntars­e si no habrá llegado la hora de destinar parte de los US$18.000 millones en yuanes a la compra de vacunas a China.

El swap chino que el Banco Central computa como reservas tiene como destino principal la financiaci­ón de importacio­nes desde China sin necesidad de recurrir a dólares. En una situación excepciona­l como la actual, ¿no se podrá destinar a importar vacunas?

La nebulosa que envuelve a la campaña de vacunación en el país se proyecta también sobre la negociació­n con el FMI, un tema sobre el que ahora nadie parece estar apurado y sobre el que crece la expectativ­a de que un eventual acuerdo pasaría para después de las elecciones.

Cuando el dólar está calmo, hasta los más prudentes se juegan a ponerle una ficha al cero.

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