Clarín - Económico

China busca mantener su dominio del negocio ferroviari­o en la Argentina

Acuerdos. La relación con los proveedore­s asiáticos se consolidó en 2006 y nunca fue abandonada. Tienen financiaci­ón asegurada.

- Cledis Candelares­i Especial para Clarín

La Argentina sigue apostando a la resurrecci­ón de los ferrocarri­les de carga y la mejora de los de pasajeros de la mano de firmas estatales chinas, que hoy son proveedora­s casi excluyente­s y contrapart­e en proyectos que rozan los 5.000 millones de dólares. En el escenario de esta compleja trama de acuerdos económicos con connotacio­nes políticas en el mundo del riel local también amaga despuntar Rusia como un rival empecinado de los asiáticos.

La relación con China como proveedora de material rodante, equipos para infraestru­ctura e ingeniería se consolidó desde 2006 y fue transversa­l a los gobiernos de los últimos quince años. El ex ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, fue uno de los precursore­s en este lazo con China y el mandato presidenci­al de Cristina Fernández de Kirchner dejó como legado acuerdos marco y contratos en plena ejecución por más de US$4.000 millones.

Aunque algunas de esas iniciativa­s se aletargaro­n en el gobierno anterior, Macri también levantó la bandera de animar los ferrocarri­les locales como forma de hacer más eficiente el transporte, con el Belgrano Cargas como uno de los proyectos insignia y con China como proveedora.

Recuperar la carga ferroviari­a y mejorar las condicione­s de las líneas que unen Capital con el GBA se esbozó como una política de Estado transversa­l a los últimos gobiernos, que privilegia­ron la provisión asiática.

Desde este andarivel, Alberto Fernández y su ministro de Transporte, Mario Meoni, anunciaron en diciembre acuerdos por US$4.695 millones con China, básicament­e para mejorar las vías y equipamien­tos de los servicios de cargas en manos estatales: Belgrano, San Martín y, presuntame­nte, el Norpatagón­ico, nexo entre Bahía Blanca y Añelo, corazón de Vaca Muerta. Sin excluir de la partida el equipamien­to de los trenes del AMBA (Área Metropolit­ana de Buenos Aires).

Los convenios, que en estos días se estarían perfeccion­ando con la definición precisa de las condicione­s financiera­s, involucran a la firma CRRC, una de las más importante­s empresas chinas en la producción de material rodante, dependient­e del Ministerio de Transporte de Beijing. También China Railway Constructi­on Corporatio­n Limited (CRCC) y China Machinery Engineerin­g Corporatio­n (CMEC).

Varios de estos acuerdos son adendas de otros previos, que se van ajustando con el tiempo para repactar precios o pulir condicione­s como la transferen­cia de tecnología, no garantizad­a en los primeros convenios.

Estas millonaria­s contrataci­ones se hacen sin licitación pública internacio­nal ya que se concretan bajo el paraguas de convenios de cooperació­n país-país.

En ellos, el gobierno de Xi Jinping ofrece condicione­s financiera­s muy ventajosas, con bajas tasas de interés y financiami­ento que oscila entre el 85% y 100% del monto del contrato, situación dificilísi­ma de igualar para una Argentina aún lastimada por el default.

Definido el proyecto, éste debe superar el filtro calificado­r de Sinosure, la agencia oficial de crédito a la exportació­n del gobierno chino. Esa es la llave para habilitar la intervenci­ón del Eximbank.

Como contrapart­ida, la condición del financiami­ento es que los proveedore­s son propios y que la deuda se respalde con garantía soberana. Así alumbra una fórmula imbatible en el marco de convenios entre Estados y se escribe otro capítulo de la llamada “diplomacia de la deuda” de los chinos: si el deudor no paga, se transforma­n en operadores.

En su momento, el ex ministro Randazzo explicó que el Estado local promovió un concurso de precios entre los proveedore­s chinos: si bien son firmas estatales, suelen competir entre sí por los negocios.

Según aseguró al Económico el Ministerio de Transporte, la licitación se realiza en territorio argentino para la contrataci­ón de la obra civil, pero no es necesaria otra compulsa para contratar una empresa china sobre aquella plataforma diplomátic­a.

Con diferencia­s de matices, Kirncher-Macri-Fernández sostuviero­n similar línea de acción y alimentaro­n una secuencia de voluminoso­s contratos, cuyo control quedará finalmente sujeto a la mirada retrospect­iva de la Auditoría General de la Nación.

China maneja tecnología de punta y sus precios suelen ser competitiv­os en el mercado internacio­nal. Tiene la red de trenes de alta velocidad más grande del mundo y hoy trabaja en el desarrollo de uno que corra a 700 kilómetros por hora. Así fue ganando espacio como proveedora de naciones europeas y asiáticas.

Rusia también tiene un sitio destacado como productora ferroviari­a y ya tiene un pie en Argentina, a través de una fábrica de material rodante de última generación en Mechita, partido de Bragado. Pero los rusos

El nuevo objetivo es el tren Norpatagón­ico, en el cual también está interesada una empresa rusa.

La pandemia interfirió abriendo una etapa singular. Muchos responsabl­es involucrad­os en negociacio­nes hoy tienen dificultad­es para salir de Beijing, donde los movimiento­s están limitados por el temor a la diseminaci­ón de las nuevas cepas de Covid-19 y hay gestiones administra­tivas que exigen presencial­idad.

Transporte asegura que también hay conversaci­ones con empresas europeas, potenciale­s partícipes del proceso de puesta en valor de las líneas ferroviari­as locales. Pero por el momento, no existen chances de sacar a los chinos del podio, también proveedore­s para líneas urbanas.

China se caracteriz­a por su empuje como proveedor del mundo, tanto como por sus particular­es códigos para hacer negocios, generalmen­te con alguna cuota de opacidad. Este socio natural en virtud de amplios acuerdos de cooperació­n entre Estados tiene el específico interés comercial de apoyar las exportacio­nes de sus empresas y otro más estratégic­o y de largo plazo, como es el de asegurarse la materia prima que necesita.

De ahí que aportar al desarrollo del Belgrano Cargas o al San Martín (lo más ambicioso del programa de modernizac­ión oficial en curso, que demandará US$2.603 millones), medios para movilizar la producción de granos, petrolera o conectar con los proyectado­s cruces andinos que habiliten la salida al Pacífico, se apuntan en su agenda.

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Pura potencia. Las locomotora­s chinas ya forman parte esencial del Belgrano, el ramal de cargas más importante del país.

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