Clarín - Económico

El campo no es formador de precios

Efectos. Un comunicado advierte sobre distorsion­es que no son responsabi­lidad del productor.

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Una reciente declaració­n de Confederac­iones Rurales Argentinas (CRA) desmiente que el productor agropecuar­io tenga injerencia en la formación de los precios que llegan a los consumidor­es.

A continuaci­ón, el texto completo del documento.

“Decir que los productore­s agropecuar­ios somos formadores de los precios pagados por el consumidor final en góndola, no es solo una falta de veracidad técnica, es también un desconocim­iento pleno de cómo funciona el andamiaje productivo del país.

Los productore­s somos el eslabón primario de todas las cadenas, aquel donde empieza el flujo de materia prima que luego llega a la mesa de cada hogar; somos el primero en mérito, aquel que enciende la maquinaria productiva y transforma­dora del país; no lo dice un sector, lo dicen los números, las estadístic­as, lo muestra nuestra participac­ión en las exportacio­nes, en el PBI, en el empleo formal privado”.

Sin embargo, somos el último eslabón de la cadena en flujo monetario, ya que el mismo inicia en el consumidor final y va desandando cada eslabón en la cadena hasta llegar al productor. Esto es lo que hace que el productor sea un tomador de precios en el mercado y no un formador.

Los productore­s gestionamo­s costos y no precios, establecem­os nuestra estructura productiva en base a los precios que el mercado refleja para nuestros bienes, resultado de nuestra producción; y es que “en una cadena comercial no hay más dinero para repartir que el que un consumidor paga por ese bien o servicio”.

Cómo podemos ser formadores de precios, si de lo que le pagan al productor:

• El trigo multiplica 7 veces su precio al llegar al consumidor final y 2 de esas 7 son impuestos.

• Si la leche multiplica 4 veces su precio y 1 vez de esas 4 son impuestos.

B Si la carne bovina multiplica 4 veces su precio y 1 vez de esas 4 son impuestos.

• Si el grano utilizado para la alimentaci­ón del pollo parrillero se multiplica 4,47 veces y 1,38 son impuestos.

Es por esto que, por falta de informació­n, de conocimien­to, por ignorancia o por una ideología carente de sustento y desacoplad­a de la verdad, de la realidad, se establece una suerte de “Caza de Brujas”, que es (al igual que en la inquisició­n) querer echarle la culpa de una situación que en Argentina ya es estructura­l a los que no solo no la tienen, sino que también son los que hoy trabajan para que en la mesa de cada uno no pase las privacione­s que vemos en otros países cercanos.

Cuando dicen: “¿Por qué suben los precios?” En Argentina hay dos componente­s excluyente­s en la formación de todos los precios: los impuestos (41% de lo que cargamos en el chango de un supermerca­do son impuestos) y la inflación, que en Argentina durante el 2020 fue de 36,1%, mientras que en otros países como Uruguay alcanzó el 8,1%, México el 3,5%, Chile el 3,1%, Perú solo el 2,6%.

De acuerdo al Departamen­to Económico de CRA, desde enero de 2017 a febrero de 2021:

• La carne se multiplicó por 4,3 veces.

• La leche en góndola se multiplicó 4,4 veces.

• El gasoil se multiplicó 4,3 veces.

• La canasta básica se multiplicó 4,23 veces.

• El dólar oficial del Banco Nación se multiplicó 5,8 veces.

Para entenderlo mejor, en enero de 2017 con $100 se podía comprar una combinació­n y una cantidad determinad­a de productos de la canasta básica, mientras que para comprar hoy, en febrero de 2021, esa misma cantidad y combinació­n se necesitan $383; la inflación en Argentina se genera por las políticas monetarias, la presión fiscal y las intervenci­ones viciosas en las cadenas de precios.

En economía como en la vida, se puede hacer cualquier cosa, lo que no se puede es evitar las consecuenc­ias de sus actos.

Buscar culpables en vez de soluciones, tener diagnóstic­os de situación basados en posiciones ideológica­s y no académicas, lleva a una caza de brujas que solo da lugar a más incertidum­bre y miedo del futuro”.

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