Por qué las mujeres piden $10.000 menos de salario cuando se postulan para un trabajo
Desiguales. Los hombres pretenden entre un 14% y un 18,5% más que las mujeres y la diferencia aumenta en los puestos de mayor jerarquía.
Durante enero, los hombres que se postularon para empleos a través del portal Bumeran indicaron que pretendían ganar -en promedio- $72.757.
Las mujeres, en cambio, pidieron $62.706, es decir, $10.051 menos. Estos datos no son una excepción: el índice de remuneraciones requeridas muestra una brecha estable desde marzo de 2019, con variaciones del 13,9% al 18,5% a favor de los varones.
Al mismo tiempo, la diferencia de salario requerido según género se incrementa con el seniority del puesto. En las posiciones junior, los hombres requirieron en enero un salario 5,1% superior a las mujeres; en las semisenior y senior, un 17,3% más, y en las posiciones de jefe o supervisor, la diferencia alcanzó el 21,3%.
Así, el salario medio requerido para los puestos junior, considerando ambos sexos, se ubicó en $47.290, pero el promedio entre las mujeres se ubicó mil pesos por debajo, mientras que el de los varones lo hizo mil pesos por encima ($46.104 y $48.476, respectivamente). Por otro lado, los aspirantes a puestos senior/semi- senior solicitaron un salario de $67.598, pero el promedio entre las mujeres fue de $62.228 y entre los varones, de $72.969. Por último, los interesados en cubrir puestos de jefe, supervisor o responsable, requirieron en promedio $105.217, aunque los varones pidieron $115.358 y las mujeres, $95.077.
"Esto se viene dando desde hace tiempo. No es una sorpresa y no se trata de un fenómeno de la Argentina: lo vemos en todos los países de la región", señala Nicolás Rocha, director regional de Bumeran Selecta.
El directivo no arriesga una explicación para la distancia entre los salarios requeridos, pero sí menciona que "en general las mujeres valoran un poco más que los hombres otro tipo de beneficios no remunerativos: obra social, flexibilidad o, en la vieja normalidad, el trabajar desde la casa".
Otro dato del informe de Bumeran es que baja el número de postulantes mujeres a medida que se avanza en la pirámide jerárquica. Para posiciones junior, representan el 55% de las postulaciones. En posiciones semi-senior y senior, son el 50%. Pero para jefaturas, puestos de supervisión o responsables, la proporción cae al 30%.
Cuestión cultural
"Hay una visión tradicional que sostiene que las mujeres tenemos menos dones de negociación y pedimos menos por baja autoestima, porque nos faltan capacidades para evaluar nuestro valor", describe Cintia González Oviedo, directora de la consultora Bridge The Gap. Pero la especialista asergura que esta visión no se apoya en ninguna evidencia científica.
Un aspecto central para entender por qué las mujeres piden menos salario que los varones son los estereotipos de género. "Las mujeres estamos socializadas en las tareas de cuidado, no en el mundo de la negociación, de liderar y producir", dice González Oviedo. Por otro lado, y en concordancia con esos estereotipos, "las mujeres que sí piden lo que valen, son sancionadas por el mercado. El mensaje es: ‘si pido demasiado no me van a tener en cuenta’, porque se espera que las mujeres pidan menos". También está la creencia de que las mujeres son más "baratas" porque la licencia por maternidad va a implicar costos mayores.
"No es verdad que seamos naturalmente carentes de autoestima y que por eso no nos animemos a negociar. Sino que, cuando nos animamos, el mensaje que recibimos es que pedimos demasiado. Entonces, nos adaptamos", enfatiza la consultora.
Aunque las mujeres desarrollen las mismas conductas que los hombres, las respuestas que reciben son diferentes. "Un estudio publicado por Harvard Business Review mostró que las respuestas de la audiencia, del líder o del reporte eran muy distintas frente a una misma conducta de un varón o de una mujer. La conclusión es que el género importa y que necesitamos personas especializadas en género en todos los ámbitos", señala González Oviedo.
"Cuando se ve a una mujer ambiciosa, se la termina juzgando como inescrupulosa", dice, en el mismo sentido, Cecilia Giordano, CEO de Mercer. Por eso, es una cuestión cultural que las mujeres digan un valor pretendido menor que el de los hombres. "Las mujeres están criadas bajo un paradigma de perfección, por eso tienen tanto miedo a errar, mientras que los varones son criados para ser corajudos y ambiciosos", dice Giordano.
Según la CEO de Mercer, en otros países no se pide remuneración pretendida para incorporarse a un trabajo: "En Estados Unidos, por ejemplo, esa pregunta no se hace. Para determinada posición, hay una remuneración clara, sobre todo en las posiciones de ingreso".
La falta de claridad en el valor de cada posición permite que se empiece a generar una brecha salarial por género desde los puestos iniciales. "Ahí se produce un primer desfasaje que se amplía porque los hombres son más agresivos para pedir aumentos y exigir sus bonos y porque cuando la mujer sale de la fuerza laboral por maternidad muchas veces pierde un aumento, pierde un bono o pierde algún entrenamiento", describe Giordano.
“Cuando se ve a una mujer ambiciosa, se la termina juzgando como inescrupulosa”.
Un relevamiento de Mercer mostró que el 81% de las empresas en la Argentina no tiene identificada la existencia de una brecha salarial entre hombres y mujeres. Del 19% de empresas que sí la ha identificado, el 57% dijo estar realizando acciones concretas para minimizarla o eliminarla, tales como: ajustes anuales, traqueo de gaps con planes de mejora y análisis de equidad. "En general, cuando las compañías dicen que no identificaron una brecha es porque no la midieron o no se pusieron a analizar qué pasa", aclara Giordano.