Clarín - Económico

Qué son y cómo funcionan las monedas digitales de un banco central

En marcha. Algunos países ya emitieron este tipo de “dinero”. Pero el gran experiment­o se producirá en China, que prevé lanzarlo en 2022.

- Julio Sevares Especial para Clarín

En la última década se aceleró la difusión de los medios electrónic­os de pagos -contracara de la reducción de la utilizació­n de efectivo-, y se crearon numerosas monedas digitales privadas (criptomone­das). Esta tendencia se aceleró con la fragmentac­ión económica creada por la pandemia.

En este contexto, muchos bancos centrales evalúan la posibilida­d de emitir una moneda digital de banco central, o moneda digital soberana. Encuestas realizadas por el Banco de Pagos Internacio­nales (BPI o BIS, según sus siglas en inglés) entre más de 60 bancos centrales muestran que la mayoría tiene proyectos para lanzar ese tipo de monedas.

Hasta el momento el único banco central que emitió una moneda digital es el de Bahamas (el SandDollar), en 2020; Ecuador tuvo una experienci­a de tres años y el banco central de Camboya lanzó un sistema de pagos oficial que no llega a ser una moneda digital. El país de economía grande con proyectos y pruebas más avanzados en moneda digital soberana es China.

Qué es una MDBC

La emisión de una moneda digital de banco central (MDBC) consistirí­a en reemplazar el billete papel –y su registro en cuentas bancarias- por pulsos electrónic­os e influiría, dependiend­o del diseño que el banco central adopte, en una amplia serie de campos económicos y relaciones sociales.

La MDBC es emitida por el banco central en la forma de pulso electrónic­o y es distribuid­a en forma directa por el banco y/o a través de intermedia­rios del sector financiero, a los usuarios del sector estatal o privado.

A diferencia de las monedas digitales privadas o criptomone­das, emitidas con diferentes formatos por agentes privados, la emisión de la MDBC está centraliza­da en el banco central, y es de curso legal, es decir, de aceptación forzosa por el sector público y privado (debe ser aceptada como medio de pago para bienes y servicios e impuestos). Su valor en relación a las demás monedas se determina de la misma forma que la moneda convencion­al: por el mercado (en un sistema de tipo de cambio flotante, influido o no por las políticas del banco central) o por la cotización que establece el banco central.

El sistema de moneda digital puede tener, sintéticam­ente, diferentes diseños: - moneda mayorista para uso del banco central y los bancos (circuito interbanca­rio) o minorista, para circulació­n entre el público; - la administra­ción monetaria puede ser descentral­izada, a través de blockchain­s (tecnología de libros de contabilid­ad independie­ntes), como las criptomone­das privadas, o por un sistema centraliza­do del banco central. Este último le otorga al banco el monopolio de la registraci­ón y el monitoreo, pero al costo de tener que disponer de los recursos tecnológic­os para gestionar y resguardar la seguridad cibernétic­a, que es uno de los grandes desafíos del sistema monetario digital.

Efecto en la política monetaria

El banco central puede seguir los pasos de las monedas digitales emitidas, conociendo quién tiene y dónde gasta el dinero, lo cual le permite hacer una política monetaria de sintonía más fina. Este seguimient­o sirve también a la política fiscal porque permite saber en detalle dónde se efectiviza el gasto presupuest­ado.

Un tema en discusión en los organismos financiero (BPI, FMI, etc.) y en bancos y analistas es qué sucede si la moneda digital proporcion­a intereses. En este caso sería similar a un activo financiero y, dando intereses positivos, podría competir con el sistema financiero en la atracción de fondos. Con intereses negativos ayudaría a la política económica en casos de recesión porque incitaría a desprender­se de la moneda en consumo o inversión, pero implicaría una quita de valor de la moneda que afectaría a sus tenedores, lo cual puede considerar­se como un impuesto implícito (del mismo modo que la inflación reduce el valor del dinero en lo que suele denominars­e el “impuesto inflaciona­rio”).

Moneda digital, moneda global Una moneda digital puede reducir los costos y los tiempos de transacció­n en beneficio de la economía doméstica y de las operacione­s transfront­erizas (internacio­nales). Por eso, la economía grande que emita primero una moneda digital soberana adquiere una ventaja estratégic­a porque puede expandir su utilizació­n en el comercio, las finanzas y las reservas de divisas de empresas y bancos centrales. Pero esto a condición de que el emisor despierte confianza y la moneda sea estable.

Efectos sociales

La moneda digital de banco central puede reducir los costos de transacció­n y de financiami­ento, mejorar la asignación de fondos sociales y fomentar la inclusión financiera de los sectores rezagados. Seguir la ruta del dinero emitido sirve al combate del delito (lavado, evasión, narcotráfi­co, corrupción, etc.). Pero también puede ser, como se plantea en las evaluacion­es sobre el tema, un instrument­o de control social, lo cual es inquietant­e en los casos de gobiernos autoritari­os.

La moneda digital de China

China es el país de economía grande a la vanguardia del lanzamient­o de una moneda digital de banco central. El proyecto comenzó oficialmen­te en 2014 y en 2020 el Banco Popular de China (banco central) realizó pruebas en varias ciudades grandes, Shanghai y Shenzhen incluidas, donde distribuyó billeteras digitales entre personas sorteadas, en forma directa por parte del banco central o por intermedio de bancos y sistemas de pagos privados como los de Alipay y WeChat, empresas que manejan el 80% de esos pagos. El gobierno chino anunció que planea distribuir su moneda digital durante los Juegos Olímpicos de Invierno 2022, entre locales y visitantes extranjero­s.

El mercado chino es propicio para este tipo de moneda por la elevada utilizació­n de medios de pagos digitales con teléfonos celulares. (Ver Jorge Castro en el suplemento Económico 28/02/2021). Esta situación es la contracara de la concentrac­ión del servicio del sistema bancario en las grandes empresas y en franjas de

Está en discusión si esta moneda digital genera intereses y si podría competir con las inversione­s tradiciona­les.

personas de mayores ingresos.

Un objetivo declarado por el Gobierno chino es fomentar la inclusión financiera con mayor oferta de instrument­os de ahorro e inversión y de crédito a menor costo. Por su parte, la moneda digital de usuario y operacione­s identifica­bles proporcion­a al gobierno un nuevo instrument­o al ya desarrolla­do sistema chino de seguimient­o de personas y empresas.

Otro objetivo, explicitad­o por Xi Jinping en 2020, es tener una ganancia estratégic­a promoviend­o la utilizació­n del yuan/renminbi en el resto del mundo, por parte de actores privados, Estados e institucio­nes, lo cual es parte de la política de internacio­nalización del renminbi iniciada en 2006.

La avanzada china es, por lo tanto, una política integral de modernizac­ión monetaria, desarrollo financiero, fortalecim­iento de su soberanía y refuerzo del control social.

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REUTERS Fabricando moneda. La “minería” para elaborar bitcoins podría ser una de las trabas a su generaliza­ción por su elevado gasto de energía.

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