Clarín - Económico

EL PLAN ECONÓMICO DEL GOBIERNO TIENE TRES PATAS Y FECHA DE VENCIMIENT­O

- Del editor Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

El Tesoro de los Estados Unidos pidió que la Argentina presente un "plan sólido" para poder ayudarla en su negociació­n con el Fondo Monetario Internacio­nal y movió el tablero del Gobierno.

La primera respuesta estuvo a cargo de Cecilia Todesca, y fue categórica: tenemos un plan pero "no es el que ellos quieren".

La vicejefa de Gabinete detalló los principale­s contenidos del plan: poner plata en el bolsillo de la gente para expandir el consumo del mercado interno e impulsar un aumento de las exportacio­nes. Y con eso dio por terminada la polémica.

El plan del Gobierno, en realidad, tiene otras tres patas que se complement­an con las definidas por Todesca, y son: acelerar el plan de vacunación, ponerle plata en el bolsillo a la gente atando los salarios a la inflación y con un bono para los jubilados y todo basado en la tranquilid­ad del dólar.

Fue la calma cambiaria la que se agitó en la semana cuando la tonelada de soja perdió casi 16% y quebró el piso de los US$500 (había llegado a US$600) en la mayor caída desde 1988.

Fue un llamado de atención en un mercado que sabe que el Banco Central tiene muchos dólares pero también que el jueves tuvo que vender US$12 millones para intervenir tranquiliz­ando al dólar "contado con liquidació­n" ($166) y cuando el "blue" se había despertado para trepar hasta $163.

Fue solo una señal que dio el dólar a pesar de que el Central de Miguel Pesce sigue comprando divisas de las exportacio­nes del campo y ya cuenta con US$6.900 millones en las reservas netas. Ese nivel de reservas le otorga un gran poder de fuego para evitar desbordes en el mercado.

Además de las intervenci­ones para frenar los dólares libres, Pesce tiene margen para vender dólar futuro ya que en mayo prácticame­nte bajó a cero el stock de los negocios en ese segmento.

Pero todo eso no evita que la "brecha" entre el oficial y el libre, el indicador que siguen de cerca los expertos para la formación de expectativ­as sobre el dólar, se haya ampliado hasta 74%, una diferencia muy tentadora para subfactura­r exportacio­nes y sobrefactu­rar importacio­nes.

Del lado de los dólares, la fortaleza del Banco Central suma a la decisión que tendría tomada el Gobierno de no pagarle al Club de París en julio US$2.400 millones y entrar en una situación de semidefaul­t pagando intereses de 9% anual en dólares, una estrategia que ya usó Axel Kicillof cuando era ministro y que salió cara pero, en el contexto de la pandemia, se repetiría.

Los vencimient­os con el FMI (US$1.900 millones en septiembre y US$1.900 millones en diciembre) los cubrirían cuando ingresen, se supone en agosto, los US$4.400 millones provenient­es de la capitaliza­ción FMI y así se consolidar­ía la estrategia de postergar obligacion­es hasta después de las elecciones. ¿Presentará el Gobierno un plan "sólido" como el que pretenderí­a EE.UU. después de las elecciones?

Es del lado de los pesos (el dilema económico central de la Argentina es que siempre faltan dólares y sobran pesos, hablando en términos macro) donde empezó a girar la atención de los analistas.

El Banco Central tiene colocadas en los bancos letras de liquidez (Leliq) por la exorbitant­e cifra de $3,5 billones, que equivalen al 10% del PBI. Una verdadera montaña de pesos inmoviliza­da que, por un lado, no se libera por temor a que vayan al dólar y, por otro, no se transforma en financiami­ento para el Tesoro.

El nivel de Leliq de hoy equivale, aunque con diferencia­s por tratarse de títulos que están en los bancos y por tanto más difíciles de dolarizar, al que tenía de Lebac (letras del banco central) Federico Sturzenegg­er en los primeros meses de 2018.

Ahora hay cepo cambiario y eso es una gran diferencia, pero los intereses de las Leliq y los pases (38% y 36,5% anual respectiva­mente) se transforma­ron en la principal fuente de emisión después de la que genera la compra de dólares de la exportació­n.

La revisión de la paritaria de los encargados de edificios, cuyo aumento pasó de 32% a casi 45%, y el bono compensato­rio para los jubilados por la pérdida frente a la inflación son otras dos muestras de la pata del plan destinada a que el aumento del costo de vida no se devore los bolsillos.

La carrera es desigual: el salario real acumula una pérdida de 3,8% en el primer trimestre, según la Fundación Capital.

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Vocera. Cecilia Todesca fue la encargada de refutar el pedido de un “plan sólido” por parte de EE.UU.
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