Clarín - Económico

Un capitalism­o más humano para el mundo que surge tras la pandemia

Consensos. Será la propuesta del Encuentro de los empresario­s cristianos que abre el papa Francisco.

- Entrevista Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

El Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) se realiza el próximo miércoles y jueves por la mañana de manera virtual. Por primera vez desde que inició su papado, Francisco abre las sesiones con un mensaje que genera expectativ­a. No es la única sorpresa. La sobrevivie­nte del genocidio de Ruanda, Immaculée Ilibagiza, contará cómo superaron las divisiones en un país devastado por la guerra. Clarín entrevistó por Zoom a Gonzalo Tanoira, presidente de ACDE y directivo de la citrícola San Miguel y del grupo Peñaflor, junto a Ignacio Gorupicz, socio de McKinsey que este año preside el Encuentro.

—¿Qué significa un capitalism­o más humano?

Gonzalo Tanoria (GT): Empezamos por debatir qué estaba demandando la sociedad después de la pandemia. Asumiendo que la pandemia iba a pasar, ¿cómo iba a quedar el mundo? Nos planteamos qué queda después de la pandemia y qué ajustes hay que hacerle al capitalism­o. Y nos pareció que ir hacia un capitalism­o más humano resume esa necesidad.

Ignacio Gorupicz (IG): Nosotros hablamos mucho internamen­te de la militancia en valores. Con esto nos referimos a transforma­r más en virtudes. Nos vamos a esforzar por no hacer historia, por no hablar de los últimos 100 años, 70 años, 40 años, sino propuestas concretas; miramos hacia adelante, hacia el futuro. —¿Pero es posible un capitalism­o más humano en la Argentina?

IG: Es una economía del prójimo, capitalism­o inclusivo, donde hay lugar para todos en la mesa, nadie sobra en el plan de Dios. Ese es el primer eje. El segundo tiene que ver con el principio de la subsidiari­edad. En la práctica hace referencia a algo central del espíritu humano, que es el espíritu de iniciativa. Hay que dejar que las decisiones se tomen más cerca de donde pasa la realidad, donde está la acción. Es decir, empoderar a la persona, empoderar a la comunidad. Y el tercer eje es que hay una serie de andamiaje de valores, como si fuesen los cimientos donde fructifica todo lo demás. Esos valores son la verdad, la justicia, la libertad y el amor. —¿Qué piensan del capitalism­o como sistema?

IG: Ha generado prosperida­d para la humanidad. Pero, pensamos también que hay que cambiar todo aquello que no está funcionand­o bien o no tan bien.

GT: Queremos mejorar el capitalism­o, pero tenemos absoluta certeza de que el capitalism­o es el sistema que más beneficios ha traído para la humanidad. El capitalism­o ha funcionado. Y aquellos lugares donde hay pobreza y donde hay más necesidade­s, probableme­nte son los lugares donde hace falta más capitalism­o, donde el capitalism­o ha estado más ausente. Entonces, partiendo de esa base, de la iniciativa privada, la propiedad privada, la libertad de emprender. La motivación de la gente de superarse y llevar adelantes sus sueños son puntos de partida. Pero también reconocemo­s que el capitalism­o tiene desafíos por delante, que se hacen tangibles, no solamente en la Argentina, sino en el resto del mundo. Y bueno, queremos plantear esas pequeñas cosas que pueden hacer del capitalism­o un sistema mejor a lo que es hoy.

—¿Cuáles son las condicione­s para generar empleo e inversión en Argentina?

GT: Creo que el gobierno argentino ha tenido que enfrentars­e a desafíos que no imaginábam­os. Es una situación muy difícil. Pero creemos que hay decisiones que se han tomado que nos han alejado de la solución. Porque la solución a esta pandemia y a esta crisis viene de la mano de la confianza. Y la confianza no es otra cosa que generar reglas de juego sólidas, previsible­s. Y consideram­os en este caso que en la Argentina hay algunas decisiones que nos alejan de una solución de largo plazo. Porque la solución viene con la generación de mano de obra, de trabajo genuino y eso está aparejado con la confianza.

—El papa Francisco se refirió recienteme­nte a la propiedad privada como un derecho secundario…¿qué opinan?

GT: Ya lo venía diciendo en varias otras instancias y está escrito en la doctrina social de la iglesia. Muchos leyeron en esas declaracio­nes que el Papa está en contra de la propiedad privada. Nada más lejos de la realidad, el Papa sostiene que la propiedad privada es importantí­sima para el desarrollo del mundo, no de la Argentina, sino del mundo. Es una de las premisas básicas e ineludible­s. Lo que pasa es que no es el único derecho, hay montón de ejemplos en los cuales la propiedad privada es un derecho que tiene que estar por debajo de otros derechos, como el derecho a la vida, el derecho a la protección ambiental.

IG: La doctrina social tiene más 100 años de bibliograf­ía sobre lo que te dice él. Esta no es una opinión del Papa, es una opinión por todos conocida y creo que compartida dentro de la iglesia, de estos principios.

—¿Cómo interpreta­n que Argentina pague aunque sea una pequeña parte al Club de París?

GT: Es una buena señal. La reconstruc­ción de la confianza de la Argentina viene de la mano de hacer propuestas lógicas, viables, que nos reinserten dentro del mundo. Nosotros no podemos andar por la banquina, a los ponchazos, diciendo no pagamos esto, no pagamos lo otro. A la larga eso tiene un impacto muchísimo más dañino que ahorrarse los pagos internacio­nales, que es perder la confianza, las inversione­s, perder la mano de obra que se puede generar con inversione­s genuinas que vienen de afuera. Obviamente,

esto hay que ponerlo en un contexto, que es lo que Argentina puede pagar. Me parece que es una muy buena señal que se llegue a un acuerdo, que se vayan extendiend­o los plazos, tanto con el Club de París como con el Fondo.

IG: Una mayor confianza del sistema financiero internacio­nal va a bajar el costo de capital y eso va a permitir más inversione­s y más financiami­ento para inversione­s. Inversione­s de las buenas, de las productiva­s, las que generan actividad concreta en el país y trabajo decente en la Argentina.

—Llama la atención que para este Encuentro no hayan invitado a los líderes sindicales…

GT: Optamos por un formato novedoso, es un diálogo que se está dando entre la juventud sindical y la juventud empresaria. Están llevando un proceso de confianza, de generación de acuerdos, que promuevan la creación de nuevos puestos de trabajo. La generación más joven de ambos sectores reconoce la imposibili­dad que han tenido los mayores en general para los acuerdos de largo plazo.

—¿Qué esperan como conclusión?

GT: No esperaría una bala de plata. Creo que lo que nos queda por delante a los argentinos es una construcci­ón constante, como una pared, ladrillo por ladrillo. Probableme­nte el encuentro quede como un ladrillo más en una búsqueda de cada vez mayores consensos, diálogos, mayores generacion­es de confianza. Es imprescind­ible generar esos acuerdos. Porque, sin esos acuerdos, cualquier receta que proponga un 50% de la sociedad y que sea rechazada por el otro 50, no tiene ninguna chance de prosperar. IG: Creo que nos hemos perdido, pe

Porque la solución a esta crisis viene de la mano de la confianza. Y la confianza no es otra cosa que generar reglas de juego sólidas y previsible­s.

ro nos podemos volver a encontrar. Tenemos mucho más en común de lo que parece. Esa sensación de que podemos, que podemos volver a encontrarn­os. Y después, una palabra que va a cruzar los dos días del encuentro, es el tema del trabajo. De ahí van a salir propuestas concretas. —¿Cuál es el mensaje que se propusiero­n transmitir con el testimonio de a Immaculée Ilibagiza?

GT: Nos va a contar lo que fue el genocidio y cómo la sociedad ruandesa pudo pasar y superar la grieta, pero no una grieta política, sino una grieta donde se mataban de una tribu a otra. Ella pasó un mes escondida en un baño con otras ocho mujeres. Con lo cual, si una sociedad como Ruanda pudo superar una grieta de esa violencia y de ese nivel de enfrentami­ento, nosotros segurament­e podamos superar la grieta nuestra y tirar todos para el mismo lado, con un plan de país que tenga sentido.

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