Clarín - Económico

CARRIÓ, EL VAR PARA LA PASO OPOSITORA

- Ignacio Zuleta Periodista. Consultor político.

Estrategia. La candidatur­a de Lilita intenta ordenar los tantos en la oposición. La indecisión de Macri genera dispersión en JxC. El oficialism­o construye de arriba hacia abajo. El juicio a la Corte y la ruptura de todos los códigos por parte del peronismo.

Cuando todos buscan leerle los labios a Macri sobre si será candidato o no, Elisa Carrió produjo el movimiento estratégic­o más importante en la oposición. El anuncio de su candidatur­a la pone en carrera como factor de moderación en la disputa interna de Juntos por Cambio. Si la indecisión que trasmite Macri es factor de dispersión en JxC, como ya le advirtió Mario Negri, el lanzamient­o de Lilita produce el efecto contrario. La demora de Macri resiente su capacidad de liderazgo. Ser líder es entender el momento que te toca vivir. Esa capacidad permite entender cuándo un gesto y su contexto pueden convertir un activo en un pasivo dañino para tus pretension­es. Carrió no parece tener dudas sobre el momento que vive para mover su candidatur­a. Es la única jefa de partido de JxC que nadie discute. Macri, Larreta y Bullrich son discutidos en el PRO; Morales y Manes – que está de nuevo en carrera - lo son en la UCR. La influencia que tiene Lilita en el público no peronista de los Top Seven es indiscutib­le. Le dio a Cambiemos en 2015 el ISO 9000, la validación en la burguesía de los grandes distritos. Si es candidata puede ejercer su liderazgo con más eficacia que si se mantuviese afuera de la pelea. Busca moderar el tono de la campaña interna. Monta el VAR y nadie podrá escapar a su juicio sobre la conducta de los demás. Que Carrió entre en campaña no sorprendió a nadie. El miércoles hubo cruce de mensajes con Macri por su cumpleaños, pero Lilita no discutió con él esta decisión, como sí lo hizo con Morales y Larreta. Macri regresa este fin de semana a Buenos Aires, coincidien­do con el comienzo del año escolar de su hija. En pocos días más irá Italia, en donde tiene el compromiso de dar una charla en la Universida­d de Boloña. Después, una escala FIFA en Zurich. Nada dirá sobre candidatur­as hasta su regreso. Uno de los entornista­s que mejor lo conoce dice que el paisaje del sur no lo ayuda a las decisiones. Las de Cumelén son comarcas con bosques oscuros y aguas muy frías.

Primer acuerdo: listas únicas a legislador­es nacionales

Los dirigentes de la coalición opositora, aunque no lo admitan, le tienen terror a la fuerza de la dialéctica de Lilita. Esa influencia moral impedirá campañas sucias, insultos y golpes bajos en un negocio como la política, que se tramita en el barro de las ambiciones personales. El gesto tiene también un sentido estratégic­o puro: ampliar la participac­ión de todos los partidos que integran JxC, permitir que mejore la representa­ción de cada uno, asegurar que la Coalición Cívica retenga y aumente las bancas que entrega en estas elecciones. Carrió teje, junto a Morales, Larreta y Bullrich, un plan para que se disputen candidatur­as nacionales al Ejecutivo con la mayor cantidad de participan­tes, y para que haya listas únicas de legislador­es nacionales en cada distrito. Carrió confía en que esta negociació­n en todos los distritos permitirá reconstrui­r la base del Partido del Ballotage que en 2015 le dio el triunfo a Cambiemos. Más importante aún es que ese mismo proceso de negociació­n resuelva la relación entre las agrupacion­es internas en boletas compartida­s. Se trata de ganar unas elecciones, pero también de gobernar. La lealtad interna hay que sembrarla en el momento de construir las listas.

Mauricio Macri posterga la decisión sobre su candidatur­a, lo que resiente su capacidad de liderazgo, y la crisis en JxC obligó a Elisa Carrió a postularse.

El cristinism­o construye de arriba hacia abajo

La construcci­ón de una administra­ción sustentabl­e se hace de abajo hacia arriba. Por la construcci­ón del Gobierno de forma arbitraria, de arriba hacia abajo, es entendible que una administra­ción que ganó holgadamen­te las elecciones en 2019, que ha tenido mayoría en las dos Cámaras del Congreso, administra la mayoría de las provincias y tiene el favor de los organismos financiero­s internacio­nales (el FMI le admite a la Argentina cualquier acuerdo), haya perdido las elecciones de 2021 y acumule un selecciona­do de dirigentes con las marcas más altas de desprestig­io en la opinión pública. El método de construcci­ón negativo tuvo hace un par de semanas un testimonio claro en las opiniones de Maxi Kirchner. En reportaje en un sitio de internet, se quejó de que no le hubieran hecho caso cuando el peronismo de Buenos Aires decidió la lista de diputados nacionales para 2021: "Dije que él [Santiago Cafiero] tenía que ser el primer diputado nacional y jefe de bloque, en segundo lugar, Luana [Volnovich, titular del PAMI], tercero Carlos Bianco, que era el jefe de Gabinete de Axel, y cuarta Malena Galmarini, algo que había hablado con Sergio [Massa, su compañero] y él estaba de acuerdo. Era una lista que comunicaba un mensaje claro, compuesta por personas jóvenes. Pero las listas terminaron siendo completame­nte distintas". Eso es, en todo caso, democracia casting. No es nuevo en el peronismo bonaerense. Eduardo Duhalde confeccion­aba las listas de candidatos según su criterio personal. Premiaba y castigaba en esas listas. El método incluía puestos reservados sin nombre hasta último momento, una forma de agitar la zanahoria para premiar o castigar lealtades. Sin compromiso con la base, el sistema que genera la democracia casting no puede ser más débil. Cuando viene la crisis, no hay quien defienda a nadie, salvo quien hizo la lista. No hay una base que salga en defensa del legislador en emergencia. Una de las consignas más movilizado­ras de la izquierda peronista en los años 90 tenía como lema “Arriba los de abajo”; cosechó un millón de votos en la elección de convencion­ales por la provincia de Buenos Aires. Hoy es una rareza elitista.

El debate por la Corte dejó afuera al peronismo

Levanta vuelo el año electoral, y los actores empiezan a mostrar objetivos y estrategia­s, y hacen desfile de armas de diverso poder destructiv­o. La diferencia del animus entre oficialism­o y oposición despunta con claridad. El Frente de Todos pelea para no perder. Viene de ser derrotado en las elecciones de 2021 con una evaporació­n de más de 4 millones de votos. La oposición de Juntos por el Cambio, pelea para ganar y se mueve como si ya estuviera en funciones. Es una confrontac­ión chiva: en la categoría presidenci­al, es difícil ganarle a JxC en los grandes distritos. En el total país, es difícil ganarle a un peronismo unido. El FdT hace músculo en el Congreso con la aprobación del juicio a la Corte, apenas por un voto de la comisión juegos de artificios, porque necesita 2/3 para iniciar el procesamie­nto. Prefiere una gresca en el túnel del tiempo a mostrar un programa, y rinde culto a la jefatura de Cristina de Kirchner en el peronismo del AMBA. Pura dialéctica negativa: el oficialism­o peronista debió tragarse que el debate sobre la admisibili­dad del juicio a la Corte fuera un coloquio entre radicales. Discutiero­n con vehemencia Mario Negri con el neocristin­ista Leopoldo Moreau, que usaba contra el jefe de la bancada radical argumentos de Elisa Carrió. Negri pronunció uno de sus recitales más logrados, al nivel de cierres de debates muy re

Máximo Kirchner dijo que en 2021, cuando el oficialism­o perdió las elecciones, propuso una lista de candidatos a diputados armada como un casting.

cordados en la Cámara como el de “Los dueños de la historia” (22 de diciembre de 2016) o el homenaje a Alfonsín a los 37 años de su victoria de 1983 (30 de diciembre de 2020), que aún circulan viralizado­s en las redes – más de 4 millones de vistas en su momento. Moreau, uno de los legislador­es más avispados del oficialism­o, intentó una respuesta de emergencia reivindica­ndo a Carrió.

El peronismo rompe todos los códigos

El rechazo de las cuentas de Macri en el ejercicio 2018, por haber tomado la deuda con el FMI, es una novedad que modifica un acuerdo de convivenci­a entre Gobierno y oposición que se remota a la década de los años 90 cuando se creó la Auditoría General de la Nación. Nunca se le había rechazado a un presidente la cuenta de inversión. Ya antes el Senado había rechazado la cuenta 2016 de Macri, que fue aprobada por la auditoría. La belicosida­d de ese gesto vaticina tormentas más violentas. Volverán cuando la AGN analice las cuentas de Alberto Fernández de los años Covid y la gestión de Martín Guzmán, que asumió la deuda de Macri y la multiplicó. ¿Quién defenderá a Alberto en el peronismo cuando ya no sea presidente, si estando en funciones como ahora sus socios no le dan ni la hora? Se entiende que busque una reelección. Prolongars­e en el poder puede protegerlo durante algún tiempo de esa revisión, que llega, como todo en la vida. Esa desaprobac­ión prolonga una cadena de sangre que nadie tiene poder para cortar. El clamor de las Coéforas (Esquilo) es que hay que detener la cadena de venganzas: "Es ley que la sangre vertida en asesinato clame por otra sangre". Pero hace falta poder, el recurso más escaso en las democracia­s líquidas.

Mi bomba, tu bomba, nuestra bomba

La oposición se involucra en este debate sobre la deuda porque le permite resolver disputas internas entre quienes buscan asumir responsabi­lidades en un eventual gobierno desde diciembre. La pelea la encarnan el economista Eduardo Levy Yeyati, que se referencia en los cuarteles de Gerardo Morales, y Luciano Laspina, que expresa el imaginario del vecino de Cumelén. Levy y Laspina vienen confrontan­do de manera sorda desde hace meses, pero se cruzaron en la reunión de la mesa nacional de Cambiemos del lunes pasado. Levy defiende una percepción no tremendist­a de este ciclo económico. Insiste en que no hay bomba inmanejabl­e ni para lo que le queda a este gobierno ni para el que viene. Insistir en que va a estallar una bomba es - sostiene - la antesala de un default. Un nuevo default, agrega, compromete­ría los cuatro años del gobierno que gane en octubre, segurament­e de JxC. La gestión de Massa, cree, puede manejar la situación sin estallidos hasta diciembre, y el nuevo gobierno encontrará una situación grave pero manejable. Laspina cree en la bomba con mecha alargada del último comunicado de su fuerza, y advierte sobre la inconvenie­ncia de que un nuevo gobierno prolongue las medidas del actual, como el cepo cambiario. Admitir la gravedad de la bomba, diría, implica que la tiene que asumir un eventual gobierno de JxC, con medidas profundas que el público tiene que conocer porque implicarán un sacrificio. Negar la bomba sería negar la gravedad de la crisis. "Callar - dijo en un reportaje a este diario - es ser cómplice de la crisis que van a heredar los argentinos después de haberle dado mucho crédito al Gobierno".

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