LA CARRERA DÓLAR/PLAZO FIJO ANTES DE LAS ELECCIONES SE RENUEVA Y POTENCIA
El fortalecimiento de la puja entre el dólar y las tasas de interés de los depósitos a plazo fijo por captar el ahorro en los años electorales que tiene este 2023 arranca temprano y posee características particulares.
Tradicionalmente, en los años impares, el ahorro de empresas y particulares busca cobertura ante la incertidumbre que generan las elecciones.
En este caso, y partiendo de lo que ya es tradicional en la política kirchnerista, comienza el intento de "alinear las variables" (recurriendo a palabras de la vicepresidenta Cristina Kirchner) buscando atrasar el precio del dólar con miras a tranquilizar la inflación y buscando que los salarios crezcan por encima de la devaluación del tipo de cambio oficial y del aumento del costo de vida.
Este año esa táctica encuentra inconvenientes para ser alcanzada, por los menos, por tres frentes: el dólar, la inflación y la tasa de interés del 75% anual de los plazos fijo que actúa como "corsé monetario" para evitar que el exceso de pesos en la economía vaya a la compra de bienes o de dólares.
Desde comienzo del año, el nivel de la tasa de interés de referencia que establece el Banco Central (75% anual) viene siendo motivo de análisis en el inicio, porque se pensaba que superaba cómodamente a la inflación y ahora, porque tal vez requiera un retoque para
aquietar las expectativas sobre una inflación que viene con un piso de 5% mensual.
La discusión sobre el 6,2% mensual de la tasa de interés enfrenta otro costado importante sobre el que el titular del Central, Miguel Pesce, viene alertando desde los tiempos en que Martín Guzmán lideraba el Ministerio de Economía.
Cuando el Banco Central sube la tasa de referencia o la de las Leliq (letras de liquidez que coloca en los bancos para absorber fondos al 75% anual), aumenta el piso del costo del financiamiento de su socio, el Tesoro, manejado por el ministro Sergio Massa.
Y ahí sale a la luz el discutido tema del vencimiento de la deuda en pesos antes de las elecciones sobre el que
Juntos por el Cambio alertó por la herencia para la próxima administración y el Gobierno retrucó diciendo que la oposición "juega al caos" para perjudicar las posibilidades de renovación de la deuda para un plazo más largo que agosto, cuando serán las elecciones internas.
El problema del acortamiento de los plazos de refinanciación de la deuda pública estuvo mucho antes de cualquier denuncia de la oposición pero, para el Gobierno, cualquier argumento es válido en el intento de sacarse de encima la desconfianza que viene generando a lo largo de su gestión.
Con los datos sobre los vencimientos, solamente hay que sacar cuentas. Este mes vence deuda en pesos del Tesoro por $272.389 millones y en marzo alcanza a $709.730 millones.
A partir de ahí la recta se empina y en abril, mayo y junio los vencimientos rondan los $2 billones por mes hasta llegar a julio, cuando el acumulado sube a $3,3 billones.
Al Gobierno no le será fácil seducir a los mercados para que le presten pesos, sea con bonos atados a una tasa fija o a los duales que implican cobertura frente a una inflación mayor o con un salto del dólar.
Con el kirchnerismo de la mano de la vicepresidenta Cristina Kirchner y de la Cámpora, con el acompañamiento silenciado de Sergio Massa para iniciarle juicio político a la Corte de Justicia por no querer acatar un fallo que le devuelve fondos a la Ciudad de Buenos Aires, es muy difícil pensar que los mercados se sientan confiados, aunque, también, la posibilidad de ganancias les pudiera hacer olvidar esa amenaza por un tiempo.
Pero el clima de esperanza ganadora de comienzos de año en materia financiera parece haber ingreso en zona de sombra.
En dos oportunidades, el secretario de Finanzas, Eduardo Setti, anticipó en la semana vía Twitter que saldrían a recomprar bonos globales dolarizados en el intento de hacerlos subir para bajar la tasa de riesgo país y, se supone, para poner a los AL30 y GD30 como garantía de un préstamo (Repo) por US$ 2.500 millones de bancos internacionales.
Tanto el bono AL30 (cotiza a US$29,35) como el GD30 (US$ 34,35) acumulan una baja de 8% en el mes. La posibilidad de recuperar el crédito público se le dificulta al Gobierno a pesar de destinar una parte de los dólares, siempre escasos para el Banco Central, a la compra de títulos públicos que, en teoría, siguen siendo baratos pero no tientan a la demanda.