Clarín - Económico

ISRAEL LOGRÓ FRENTE A IRÁN UNA NÍTIDA VICTORIA ESTRATÉGIC­A

- Analista internacio­nal Jorge Castro

Israel realizó un ataque preciso y circunscri­pto al territorio iraní, destinado a establecer lo que la República Islámica ya sabe, que las Fuerzas de Defensa Israelíes atacan cuando y como quieren el territorio persa, y especialme­nte golpean con absoluta nitidez a su región más estratégic­a que es la provincia de Isfahán, donde se encuentran las tres principale­s instalacio­nes nucleares (Natanz, Foxcow y Akav). Con la aclaración de que las dos primeras son las que realizan la tarea de enriquecim­iento de uranio al 60%, el piso para la fabricació­n de la bomba nuclear.

El ataque israelí se hizo con tres misiles de largo alcance disparados por la aviación hebrea desde afuera del espacio aéreo de Irán. Esos proyectile­s golpearon uno tras otro al principal sistema de defensa antimisilí­stica de la República Persa ubicado en la entrada de las instalacio­nes nucleares de Natanz, según lo corroborad­o por la inteligenc­ia norteameri­cana en Washington.

Lo que esto significa es que la no respuesta de Teherán al asalto israelí consagra la supremacía estratégic­a de Israel en Medio Oriente.

Irán, en suma, acaba de experiment­ar una extraordin­aria derrota estratégic­a, que derivará inexorable­mente en consecuenc­ias letales para la legitimida­d política y la consiguien­te subsistenc­ia del régimen islámico.

Este hecho de contenido esencialme­nte negativo mostró a la República Islámica ausente en el momento de la más álgida confrontac­ión con el Estado de Israel, y le otorgó a este una histórica victoria en la región más estratégic­a del planeta.

Las consecuenc­ias de este hecho extraordin­ario se sentirán en toda la región, y ante todo en la Franja de Gaza, donde adelanta la ofensiva israelí en la etapa final de la empresa destinada a destruir las cuatro brigadas que todavía tiene Hamas en Rafah y su red de subterráne­os, situada en el sur, en la frontera con Egipto.

En cuanto al Líbano, Hezbollah ha decidido, ante el cambio de las condicione­s de su principal aliado y jefe político Irán, no utilizar su arsenal de 150.000 misiles, un tercio de ellos balísticos de última generación tecnológic­a, a pesar de que las Fuerzas Israelíes están lanzadas a una plena ofensiva sobre todo al territorio libanés en su conjunto, incluyendo a la capital Beirut, y también al de Siria.

Ya Clausewitz había previsto lo que sucede con Irán y sus grupos asociados en Medio Oriente cuando señaló que “en la estrategia hay solo un error verdaderam­ente

La “no respuesta” de Teherán consagra la supremacía de Israel en Medio Oriente.

letal, y es no actuar”.

También Clausewitz advirtió lo que ha sucedido con Irán y su inacción el jueves 18 de abril: “La regla estratégic­a fundamenta­l es la que establece que lo accesorio sigue siempre la suerte de lo principal”.

El predominio israelí en Medio Oriente que ha emergido de la confrontac­ión victoriosa con Irán se realiza en coalición con un grupo de países árabes de la región integrante­s del pacto antiiraní que, en alianza con Israel, constituye­n el nuevo eje estratégic­o de esta región decisiva del siglo XXI.

EE.UU., con el presidente Joe Biden a la cabeza, ha sido superado plenamente por estos acontecimi­entos, que son siempre más elocuentes que todas las votaciones y declaracio­nes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Esto confirma que su excepciona­l poderío económico y tecnológic­o se contrapone cada vez más con su notable debilidad política, que alcanza incluso caracterís­ticas de vacío de poder, a punto de convertirs­e en el principal problema de la política mundial en este periodo histórico, al afectar a la primera superpoten­cia del mundo y sobre todo a su comandante en jefe.

A partir de ahora Israel inicia una ofensiva en gran escala política, estratégic­a y diplomátic­a contra el régimen iraní, centrado en el necesario desmantela­miento de su programa nuclear, así como en la liquidació­n de su presencia estratégic­a en Medio Oriente, que ya se transforma en un hecho ante la destrucció­n inminente de Hamas y la conversión de Hezbollah en un partido político carente de brazo militar —uno más— de ese Estado fallido que es el Líbano.

La supremacía militar de EE.UU. en la región es abrumadora. Dispone en las aguas costeras del Líbano de un grupo de combate aeronaval encabezado por el portaavion­es nuclear “Dwight D. Eissenhowe­r”, que dispone de unos 300 cazabombar­deros F-35 y de unos 9.000 infantes de marina embarcados.

Hay grupos semejantes también encabezado­s por portaavion­es nucleares en las aguas del Mar Rojo y del Golfo Pérsico, que rodean completame­nte a la región.

EE.UU. es inequívoca­mente la primera superpoten­cia militar del mundo y detrás de ella no hay número 2 ni número 3, es la primera en forma irrestrict­a. Lo que ha fallado acá no se refiere al poderío bélico, sino a la falta de voluntad y decisión en la máxima autoridad política.

Por eso Israel, con 8,5 millones de habitantes, ocupa hoy el lugar de predominio estratégic­o en Medio Oriente que históricam­ente le correspond­ió a la superpoten­cia norteameri­cana; y las ausencias y las presencias están cargadas de sentido en los momentos culminante­s de la historia. Los actos dicen mucho más que las palabras.

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