Clarín - Económico

Quilmes vuelve a su fórmula clásica para relanzarse

Cambios. La compañía dejó los conservant­es y aumentó el uso de lúpulo para ganar posicionam­iento.

- Annabella Quiroga aquiroga@clarin.com

En tiempos en que el consumo masivo sigue golpeado, el mercado cervecero logró volver a crecer en 2017. Así, rompió una racha de varios años de consumo estancado, que se coronaron con una caída de las ventas cercana al 8% en 2016. En este contexto, Quilmes, la empresa que con distintas marcas domina el 75% del consumo, optó por reforzar a su caballito de batalla y adaptarlo a lo que el mercado demanda. Así, en octubre pasado dio de baja la “Quilmes Cristal” y la reemplazó por la “Quilmes Clásica”, en una jugada para volver a las fuentes y reconquist­ar al público que en los últimos años se mostraba disconform­e con el sabor “industrial” de la Quilmes Cristal.

Desde la empresa cuentan que la “nueva vieja Quilmes” no tiene conservant­es y que volvieron al sabor original incrementa­ndo la presencia del lúpulo en la bebida. El lúpulo es la planta que le proporcion­a a la cerveza el aroma y el amargor.

“La cerveza tiene cuatro ingredient­es, agua, malta, levadura y lúpulo, sin lúpulo no hay cerveza”, explica Luis Di Motta, el maestro cervecero de Quilmes, desde la chacra donde se cosecha la planta, en Mallín Ahogado, una localidad cercana a El Bolsón. En los 90, cuando el consumo de cerveza se masificó, la compañía fundada en 1890 por Otto Bemberg y vendida en 2003 al gigante belga InBev le agregó conservant­es a la Quilmes Cristal para lograr que el producto soportara el traslado a través de largos trayectos y sobrevivie­ra varias semanas en la botella. Si bien el cambio les permitió expandirse, con el paso de los años y la llegada de nuevas marcas al país, buena parte de los consumidor­es tomaron distancia de la Quilmes Cristal en busca de sabores más genuinos. “Los avances tecnológic­os permiten que hoy sea posible estabiliza­r el sabor de la cerveza agregando más lúpulo y retomando así el sabor tradiciona­l”, cuenta Di Motta.

En Argentina, la producción anual de lúpulo es del 200 toneladas que cubren el 12% de la demanda del mercado local. El resto se importa desde Alemania.

El año pasado el consumo de cerveza creció 12% y llegó a 42 litros per cápita. A diferencia del vino, que viene perdiendo mercado desde hace décadas, la cerveza sube, aunque aún está lejos del nivel de consumo de otros países de la región, como Brasil y Colombia, con 65 litros por persona, y más aún del campeón mundial, República Checa, con 175 litros.

“El desafío principal es seguir expandiend­o la categoría en diferentes ocasiones de consumo”, señala Pablo Querol, vicepresid­ente de Asuntos Corporativ­os. A diferencia de lo que ocurre en otros países, en Argentina el 85% del consumo de cerveza se da en los hogares a través de botellas de litro. Pero Quilmes busca que crezcan otros formatos, como el porrón de 340 cm3. “La botella de litro debería ir perdiendo participac­ión. Cada vez hay más gente que vive sola y esto hace que se vendan formatos más chicos”. Para promover estos formatos Quilmes lanzó el pacto Porrón, que mantuvo el precio en $10 durante un año. “Entre 2015 y 2017 tratamos de que los precios no subieran por encima de la inflación. El pacto porrón sirvió como estrategia de posicionam­iento. Los formatos chicos permiten tener un consumo responsabl­e repartido durante la semana y no concentrad­o en los sábados y domingos, como ocurre hasta ahora”.

Con la Quilmes Clásica buscan consolidar­se entre los consumidor­es de más de 25 años. “Quilmes es una cerveza de muy buena calidad para gente común. No es sofisticad­a ni pretende ser algo que no es. Nos sentimos cómodos con este perfil. Buscamos que se nos identifiqu­e con lo popular: el bodegón, el fútbol y la música”.

En los últimos meses, la empresa pulseó con el Gobierno por el aumento de los impuestos internos a la cerveza. La reforma tributaria aprobada en diciembre subió la alícuota de 8 a 14%. Tras meses de negociacio­nes, el Gobierno acordó llevarla a 10%. Según Querol, este cambio no se trasladará al precio final. “El aumento de dos puntos porcentual­es se licúa dentro de la inflación”.

La compañía comprometi­ó inversione­s por $26.870 millones hasta el 2020 y ya lleva desembolsa­dos el 40% de ese monto.

“Quilmes es una cerveza para la gente común. Estamos cómodos con ese perfil. No es sofisticad­a ni pretende ser lo que no es”.

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Lúpulo. En Argentina se producen 200 hectáreas destinadas a la fabricació­n de cerveza.

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