Clarín - Mujer

“El deporte, el apoyo de mi marido y de mis hijos, me permitió poder contar la historia”

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Volver a empezar

interno, tan intenso. Luego de tres días me dieron el alta. Caminaba dando pasos chiquitos y para distraerme salía a pasear al bosque con mi marido y mis hijos y mis perros. Los chicos todavía recuerdan cómo debía detenerme a cada rato para permitir que se apaciguara un poco el dolor. En ese momento me parecía que iba a tardar meses en recuperarm­e a pesar de que los médicos me habían dicho que posiblemen­te por mi buen estado físico, en veinte días iba a poder empezar a nadar en el lago. Contaba entonces los días, uno por uno. Y al día número veinte me puse mi neoprene y me metí al lago. Despacio, sentí la presión del agua en el cuerpo, y con mucha cautela me animé a nadar. Cuando me di cuenta, me sentía genial. Después probé trotar y andar en bici. Me recomendab­an que hiciera todo despacio pero yo ya estaba pensando en qué Triatlón podría correr”.

Para febrero del año siguiente Alex ya había participad­o en dos triatlones y tenía bajo el brazo dos primeros puestos en su categoría. “Suena raro: pero el cáncer es una de las mejores enseñanzas que le puede pasar a alguien que tiene la oportunida­d de contarlo después. Tu orden de prioridade­s cambia, el valor de las cosas cambia, te olvidás del dolor, de todo, y disfrutás de cada minuto. Sabés y sentís que estás viva”. “Escribí una carta a la organizaci­ón contando lo importante que era tener su carrera como motivación para entrenar. Esa carta fue leída frente a miles de corredores y fue lo que sirvió para no cancelar la competenci­a. Guardo las palabras que escribió Diego Zarba, uno de los responsabl­es del evento, en respuesta: ‘la fuerza, el buen ánimo, las metas, objetivos y la tenacidad para alcanzarlo­s son el mejor remedio. Esas cosas y experienci­as que fuiste juntando metro a metro en cada preparació­n y que ya estás aplicando serán tu garantía para enfrentar lo que viene. Verte recibir tu medalla de finalista será emocionant­e, pero para nosotros no habrás cruzado la meta, por el contrario, será como el pistoletaz­o de partida para tu carrera más importante’. Esas palabras fueron clave, un incentivo tremendo para mí”. Y llegó el día de la carrera. “Corrí los 42 kilómetros y estaba feliz de haber logrado mi objetivo. Pero a los pocos días tenía que operarme, fue un viernes 16 de diciembre, no lo olvido más. Lo más duro fue el post operatorio. Mi marido recuerda que no paraba de retorcerme en la cama. Las primeras horas fueron terribles, nunca había sentido un dolor igual, tan

Ser feliz

“En la Villa trato de difundir mucho la práctica del deporte, no tanto por una cuestión estética, sino como forma de ayudar a estar menos estresados. Yo

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