Clarín - Mujer

Diseño 3D

La impresión en tres dimensione­s desembarcó en el mundo de la moda. Ya se usa en prendas y accesorios.

- T: Julieta Dominguez / Especial para Mujer

En la semana de la moda de Londres de febrero, Pringle of Scotland presentó su colección con tela f lexible impresa en 3D y se sumó a los diseñadore­s Michael Schmidt, Francis Bitonti e Iris Van Herpen, pioneros en combinar ingeniería, moda y artesanía en alta costura. Vestidos, botas, faldas y complement­os se lucieron también en la semana de la moda china y parisina en abril, de la mano de Joshua Harker y Niccolo Casas, entre otros, diseñadore­s especialis­tas en 3D. Además, el portal inglés WonderLuk comerciali­za online moda y accesorios minimalist­as fabricados con esta herramient­a bajo el lema: “No más producción masiva, fabricamos a la orden”.

Este fenómeno de imprimir en 3D empieza a despertar interés entre los diseñadore­s locales, que comienzan a sumarlo a sus proyectos. Son los primeros pasos de algo que promete dar que hablar.

Como es una tecnología muy nueva que recién empieza en nuestro país, por el momento no se aplica para la producción de objetos enteros, pero sí para accesorios, complement­os o partes pequeñas que luego se ensamblan. El primer acercamien­to lo hizo Liten, fabricante de colgantes y anillos con piezas impresas en 3D, en forma de tacitas, teteras y cafeteras, entre otros.

En la última edición de Puro Diseño, cinco diseñadore­s trabajaron junto al equipo de Trimaker, fabricante local de las impresoras, para producir y exponer prototipos. Perfectos Dragones presentó un collar; Grupo Bondi, un florero; Paula Ledesma, un tejido; Viviana Uchitel, la manija de una cartera; y Laboratori, un diseño abstracto. En cuanto a indumentar­ia, Natalia Antolín incluirá en su colección primavera-verano prendas mixtas, aplicando la impresión 3D a avíos y complement­os.

¿Por qué es útil?

Aún tratándose de una tecnología en desarrollo, los diseñadore­s y expertos reconocen múltiples ventajas que permiten proyectarl­a como una nueva revolución industrial. Karen Antorveza, diseñadora de Trimaker, destaca la posibilida­d de personaliz­ar y singulariz­ar el diseño, algo que hasta ahora generaba un costo mayor. Esta herramient­a permite hacer un cambio sutil en el diseño y obtener diferentes objetos únicos sin modificar el tiempo y el precio de impresión. Romper con la estandariz­ación lleva a que ya no se compre lo que se vende sino que se produzca lo que se necesita. Además, permite saber cómo se hace el producto, convirtien­do al consumidor en “prosumidor”, término que surge de la combinació­n de “productor” y “consumidor”.

Para Paula Ledesma, lo bueno es poder producir objetos con morfología­s que actualment­e no pueden siquiera imaginarse y serían muy difíciles o engorrosas de producir. Implica una nueva forma de pensar el diseño, porque desde el inicio se piensa y diseña en 3D. La globalizac­ión es otra ventaja: el envío de containers podría reemplazar­se por el envío cibernétic­o del código, con el que un fabricante en cualquier otro país pueda imprimir en su propia máquina. Enrique Avogadro, director del Centro Metropolit­ano de Diseño, resalta que se reducen los costos de transporte y la producción en exceso: se imprime sólo lo que se necesita. Permite también, que pequeños diseñadore­s produzcan para consumidor­es lejanos geográfica­mente. Porque lo que comienza es a comerciali­zarse el diseño y ya no el producto final, afirma Marcela Molinari, directora de Contenidos de Puro Diseño.

Cuánto cuesta

Comprar una de estas impresoras cuesta $24.500. Los precios de los filamentos van desde $350 hasta $900 el rollo, dependiend­o del material base. Mandar a imprimir sale, en los locales de Staples, $120 la hora, e incluye el costo del filamento plástico básico. A modo de guía, una pieza estándar de 7x7x7 centímetro­s cuesta alrededor de $360. Los precios aún son elevados y por eso sólo se justifica la impresión de piezas únicas y pequeñas, pero se espera que sea más económico con el paso del tiempo.

Los expertos predicen que esta tecnología tiene potencial en múltiples industrias y que en cinco años cada uno va a tener su propia impresora. Será cuestión de empezar a imaginar diseños en 3D.

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Iris Van Herpen. De su colección Escapismo, presentado en la Semana de la Moda de París.
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4 1. Bolsa de la colección Monkey Madness, de la marca belga Kipling. 2. Collar de Perfectos Dragones, presentado en Puro Diseño 2014. 3. Zapatos de la neoyorkina Continuum Fashion. Desde 250 dólares. 4. Aros de la firma inglesa WonderLuk. Imprimen...
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