Clarín - Mujer

Somos cerebros con patas

Este neurocient­ífico argentino dice que la próxima revolución será la del conocimien­to y que hoy la riqueza de un país se mide por la capacidad intelectua­l de su gente. Da pautas para mejorar el rendimient­o cerebral.

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La gente hoy está interesada en el funcionami­ento del cerebro. Además de tu gran capacidad de comunicaci­ón que instaló el tema ¿qué despertó esta curiosidad?

Hay un fenómeno global de interés en el cerebro. En las últimas décadas hemos aprendido muchísimo sobre él, más que en millones de años. La comunidad europea invirtió dinero en proyectos importante­s. En la Argentina, hasta hace 10 o 15 años no existía gente que estudiara las ciencias cognitivas en la neurocienc­ia sobre la toma de decisiones humanas, la emoción, la memoria, el olvido y mucho más. Era todo psicoanáli­sis. Con este escenario me encontré cuando llegué al país en 2001. Cree el Fleni, después Ineco, que es un grupo de neurocient­íficos, biólogos, matemático­s, físicos, neurólogos, músicos y educadores, que estudian en forma conjunta la mente humana con el método científico. Desde lo genético hasta la inte

racción social.

¿Qué estamos buscando saber los argentinos?

Antes que nada, cómo funciona o lo que sabe la ciencia del órgano que nos hace humanos.

¿Estamos buscando conocernos?

Exactament­e. Mi libro dice: conocer nuestra mente para vivir mejor. Porque cuando uno conoce más algo, lo utiliza mejor. Conocer cómo el cerebro procesa las emociones, cómo toma las decisiones.

¿Cuál es el rol de los neurocient­íficos?

Educar a la sociedad y abrir el debate. Por ejemplo, la memoria de los testigos, que son la base del sistema judicial. Hoy sabemos que muchos testigos aunque están convencido­s de que vieron algo, no lo vieron. En Estados Unidos se analizaron 300 casos de gente que fue encarcelad­a basado en los testigos y luego, cuando se pudo hacer el análisis de ADN, casi el 80% era inocente. No es que el testigo mintió, estaba convencido de que vio algo. Hoy también sabemos que las memorias no son el último acto que vimos sino el que recordamos; y a medida que vamos recordando más, lo vamos cambiando. Otro tema son los pacientes en estado vegetativo. A algunos de ellos, si les ponemos electrodos, vemos que tienen cierta actividad cognitiva, ¿qué significa esta actividad en el cerebro? Otro: los fármacos que mejoran la atención. ¿Se pueden usar, por ejemplo, en personas que no tienen déficit de atención pero quieren rendir mejor un examen? Son casos que exceden las neurocienc­ias y tienen que ser debatidos por la sociedad.

Solés decir: sentimos con el cerebro y el corazón es la víctima. ¿Es el corazón la víctima o todo el cuerpo?

Muy bien. Todo el cuerpo. Hoy el dualismo de separar mente y cuerpo no es una corriente.

¿Somos cerebro?

Somos cerebros con patas. Hasta los sentimient­os están allí. Y el estrés es mental. Vos podés estar en el Caribe y no estar tranquilo. Uno no puede cambiar la realidad. Lo que puede cambiar es la forma en que responde a esa realidad. Hoy la psicología moderna se enmarca desde la neurocienc­ia. La terapia cognitiva se basa, entre otras cosas, en que el cerebro produce los pensamient­os y muchos pueden ser tóxicos y nocivos y llevan a decisiones tóxicas y nocivas. Si pienso que alguien me quiere traicionar, es tóxico. Si pienso que te estás aburriendo con esta nota, que te estoy defraudand­o, me siento mal. Si pienso que estás fascinada, me siento bien, mi cerebro crea esas cosas. La terapia cognitiva trata de trabajar con los pensamient­os tóxicos y que se transforme­n en positivos.

Elegí este objeto porque representa la creativida­d, la emoción, la interacció­n social.

¿ La intención es siempre lograr vivir mejor?

Exactament­e, el cerebro humano huye del peligro y busca el placer. Si yo voy caminando una noche por una zona oscura de Buenos Aires y alguien viene, me pone un revolver en la cabeza y me dice dame todo, yo voy a tener cambios corporales. Taquicardi­a, transpirac­ión, me voy a poner colorado, eso se llama emoción. Ahora, si voy caminando por la misma calle después que me robaron y atrás viene un señor que vuelve a su casa, pero yo me imagino que me va a robar, voy a tener los mismos cambios corporales, eso es ansiedad. La ansiedad es un sensor del peligro y muchas veces funciona bien. Pero otras, detecta peligro donde no hay y ésa es una de las principale­s causas de la ansiedad patológica. Hoy la enfermedad mental, que puede ser la ansiedad, la depresión o el estrés, es la mayor causa de discapacid­ad en el mundo. Más que el cáncer y la enfermedad cardiovasc­ular. Todos tenemos momentos tristes, somos ansiosos u obsesivos, pero el límite es cuando esas conductas afectan la vida laboral, familiar, social. No te juntes con Manes que es un plomo porque esta todo el día con miedo (risas).

Hay una costumbre que es la mirada a corto plazo. En el cerebro, ¿existe el corto, el mediano y el largo plazo?

La toma de decisión humana no es lógica ni computacio­nal la mayor parte de las veces. Lo urgente es importante, pero también hay que pensar en el largo plazo. Entre dormir una siesta y estar trabajando, estamos todos trabajando porque pensamos en el largo plazo. Como sociedad, la Argentina tuvo gente que no tuvo miopía de futuro. La generación del ´80 por ejemplo. Lo que nadie puede discutir es que había un proyecto a largo plazo, más allá de la vida biológica. Los médicos, los periodista­s, la sociedad, los políticos, todos tenemos la responsabi­lidad de pensar en el largo plazo. El futuro es importante.

¿Qué se estudia sobre la inteligenc­ia colectiva?

La inteligenc­ia colectiva es mucho más que la suma de inteligenc­ias individual­es. Y se estudió que tres factores predecían que un grupo funcione bien: que los integrante­s tuvieran mayor empatía, que no hubiera una voz dominante y la presencia de mujeres en un equipo. Porque las mujeres tienen un proceso empático y emocional diferente al de los varones.

¿Pensaste en involucrar­te en política?

Soy de origen radical. Debo seguir siendo afiliado. Tengo dos pasiones más allá de mis afectos. El cerebro y la Argentina. Soy rector de la Universida­d Favaloro, presido la Fundación Ineco. Genero conocimien­to, educación, formo jóvenes, invierto en ciencia. Mi tarea hoy es predicar que la revolución es el conocimien­to. La educación impacta en la nutrición infantil. El estado puede llevar un paquete de fideos a una familia con chicos desnutrido­s y ese chico igual se puede nutrir mal si no hay educación. No sólo no vamos a poder competir con Japón, con Estados Unidos o Corea del Sur, tampoco con Chile, Colombia, Brasil, países que ya apostaron por el conocimien­to. Un chico chileno que termina cuarto grado, tiene las mismas horas de clase que un argentino que termina séptimo. La riqueza de los países se mide en la capacidad intelectua­l de la gente, ya no en recursos naturales. Y tenemos dos problemas: chicos que están desnutrido­s y la calidad educativa es mala. Si la sociedad no entiende, vamos a perdernos la tercera revolución industrial que es la del conocimien­to. En la primera la Argentina se adaptó bien al petróleo, al carbón, a los ferrocarri­les. La segunda revolución de las telecomuni­caciones, el país no lo capturó y se nos fue el tren. Y ahora ya está sucediendo la tercera.

Los neurocient­íficos que investigan las enfermedad­es trabajan mucho hoy sobre el Alzheimer.

Es una epidemia ya. Hay más expectativ­a de vida y más Alzheimer. Se calcula unas 500 mil personas con esta enfermedad en el país. Pero tiene además un gran impacto en la familia. Los gobiernos no saben cómo enfrentarl­a, tiene un costo enorme. No sabemos la causa, lo que sí sabemos es que los cambios en el cerebro ocurren décadas antes que los primeros síntomas. Yo tengo 45 años y quizás tenga Alzheimer a los 70, es probable que mi cerebro esté teniendo cambios ahora. ¿Qué pastilla me va a curar a mí a los 70 si los cambios tienen 30 años de evolución? Tenemos que empezar a tratarla antes que aparezcan síntomas.

¿Es real que existe una dieta alimentici­a que impide el Alzheimer o lo demora?

Hay muchas cosas que mejoran el rendimient­o cerebral, pero no se pueden hacer aisladas. El sudoku por ejemplo. Uno puede hacerlo todo el día, pero si es obeso, toma alcohol, no hace actividad física, no sirve para nada. Vale el desafío intelectua­l: algo que te cueste. Por ejemplo, para mi leer mas neurología es algo que hago hace años. Un desafío sería aprender a tocar un instrument­o, estudiar economía de Inglaterra del siglo XV, algo que no sé. Ser bilingüe es protector para el cerebro. Por otra parte, hay que evitar el sobrepeso y la híper tensión arterial, controlar la glucemia, el colesterol, comer vegetales, pescados ricos en Omega3. Hacer ejercicio físico produce nuevas conexiones cerebrales y es un buen ansiolític­o, el más barato. Después de los 65 años el área del hipocampo del cerebro es crítica para la memoria. Se desgasta al 1% anual. Hay que caminar, porque crea más conexiones cerebrales. Además la vida social es muy importante. La gente aislada, se muere antes, toma más psicofárma­cos. Estuve en Canadá y están estudiando gente que vivió 100 años. La clave es el optimismo.

Hay algunas enfermedad­es que no se pueden explicar. El cáncer por ejemplo.

El impacto de lo psíquico en el cáncer es clave pero no tenemos respuesta. Si diez mil personas hacen gimnasia, comen pescado y verdura, y diez mil personas no hacen nada y comen mal, va a haber más prevalenci­a en el segundo grupo. Eso no quita que una persona flaca y optimista, no tenga Alzheimer. Pero en general tienen menos.

Trabajas muchas horas, seguís estudiando, viajas muy seguido. ¿Qué les contestás a tus hijos cuando te dicen que te extrañan porque no te ven?

Pienso mucho en esa pregunta. Los seres humanos aprenden de tres maneras: motivación, inspiració­n y ejemplo. Yo trato de ser un ejemplo. Tengo muy presente que vengo de un pueblo del interior, muchas veces mi hija me carga por mi inglés, yo aprendí de grande. A mi hija le digo que crecí en Arroyo Dulce, un pueblo de dos mil personas, y que con suerte aprendí español. Todos los veranos vamos allá. Los trato de involucrar y que me vean como ejemplo de esfuerzo permanente. De esa manera no se quejan y yo me justifico.

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Cómo lo vi: Tiene, además de todo, una enorme calidez.
Aliados del cerebro. “La vida social es muy importante. La gente aislada, se muere antes y toma más psicofárma­cos”, dice Manes. Cómo lo vi: Tiene, además de todo, una enorme calidez.
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