Clarín - Mujer

No soy tímido, pero sí muy reservado”

Es el hijo de Guillermo Francella y cuenta que tiene una relación entrañable, “de amigos”, con él. Reconoce que su apellido le abrió muchas puertas. Y dice que la decisión de ser actor le hizo bien a la cabeza.

-

Conocer a Nicolás Francella fue una sorpresa, no es el típico chico de 24 años. Simpático pero muy serio, responde con la madurez de los que tienen treinta y pico.

Ahora que las mujeres te reconocen, ¿qué te pasa cuando te encaran?

Soy abierto, cero tímido, pero muy reservado.

¿Y las fans? ¿Y las redes sociales?

Contesto. No estoy pendiente. Yo soy totalmente negado a esas cosas tipo Tinder. Nunca.

¿Conocer a alguien a través de una red no te va?

Prefiero cara a cara. Estar buscando y establecer una relación de la nada, no me gusta.

¿Qué debe pasar para que una mujer te inspire conquistar­la?

Siempre es mejor lo original, lo que tiene misterio. Lo típico es aburrido. Y la conquista fácil tampoco tiene gracia. Si hay una vuelta atrás, originalid­ad y que cueste, es más lindo. Yo me canso si es todo tan fácil. Y, de vez en cuando recibir una cortada de rostro, también está bueno. Un rebote, digo.

¿Existe aún la conquista en la calle?

Puede pasar. Que te toquen la bocina, te saca una sonrisa. Puede surgir algo. Parece más sincero y real de esa forma. En las redes, no me gusta.

Sos clásico.

Sí, re. Soy de los que llaman por teléfono, de los que leen el diario en papel. Escribo notitas. Tengo un cuaderno con marcadores chiquitos y paro con el auto para anotar cosas. Soy muy flojo con la tecnología, mis amigos me cargan. Uso el celular para navegar, trabajar y estar al tanto de mis cosas, pero no estoy esperando el último lanzamient­o. Ni loco. También soy clásico en la ropa. Me la juego de vez en cuando (sonríe).

La barba cuidada está de moda.

La barba un poco más crecida para cambiar. No me la saco. Soy coqueto.

Un hombre clásico es el que avanza, el que propone.

Encaro. Y trato de divertirme cuando encaro. Lo hago con humor, haciendo reír. La cosa galanezca no me va. La cortesía sí, agasajo mucho. En mi casa, cuando recibo amigos. Vivo solo desde hace cuatro meses.

Una decision natural que hoy tampoco se estila. Los chicos tardan más en irse de la casa de los padres.

Cumplí una etapa en la casa familiar y decidí irme. Empecé a laburar a los 22 años y, de a poco, lo fui decidiendo. Vivo a unas 25 cuadras de la casa de mis viejos, estoy relativame­nte cerca.

¿ Quién compró las cosas de la casa?

Yo. Me divierte ambientar el departamen­to. La vieja está re encima, pero le pedí que me dejara. Compré todo solo. Tiene una onda rústica la casa.

¿Las milanesas van en tupper desde la casa familiar?

(Risas). No tanto. De a poco, cocino. Como cosas congeladas. Pizza, medallones, pastas. Tenemos un horario temprano de teatro. Entonces a las diez y media ya estoy en casa y recibo a amigos después del laburo.

¿Les costó a tus viejos soltarte?

Sí, más a mi viejo. Creo que, a partir de que uno se va, crece la relación. Somos re unidos con mi papá. Viene a casa, yo voy a la de él, le preparo algo. A veces con la convivenci­a no hay nada para hablar. Ahora hablamos mucho de todo. Somos muy amigos.

¿Sos más pegado a tu papá?

Sí, nos entendemos mucho, somos muy divertidos juntos. Pero con mamá tengo una excelente relación.

Ser el hijo de Francella y ser actor, ¡qué temazo!

Si uno piensa en el qué dirán, está perdido. Y, gracias a Dios, las cosas están saliendo redondas. Lo de mi viejo lo veo como la posibilida­d de recibir un buen consejo, de que me lleve por el buen camino. Tu viejo es tu viejo. Hay que agradecer que le fue como le fue. Después, cada uno hace su camino.

¿Seguís sus consejos? ¿Discuten, pelean?

Sí, los sigo bastante. Más que peleas son discusione­s. Nos llevamos tan bien que es difícil que nos peleemos. Somos muy poco rencorosos, siempre hay uno que llama para aflojar. No podemos estar peleados, jamás. Somos muy unidos, posta. Hay que agradecer por tenerlo al lado, disfrutar y permitir que me guíe.

Cuando decís que tu camino es muy distinto al de él, ¿a qué te referís?

Mi camino fue gracias a él, gracias a tener contactos, pude entrar a laburar a la producción. Estar en un medio como Telefé me abrió la cabeza. Era un pendejo perdido y maduré y encontré un camino a la vocación. Se trata de ir aprovechan­do las oportunida­des. A él lo influyó la necesidad económica, la tuvo que remar de abajo. Yo tuve una vida diferente, siempre tuve todo, él la tuvo que pelear bastante más. La profesión es muy inestable. Si elegís algo, te condiciona. Por momentos es bastante conflictiv­a. Entonces aprendí a disfrutar el momento. Ya en tres años hice cine, tele y teatro. Y me fue muy bien

¿Para qué es el tiempo libre ?

Para relajarse, ver a los amigos, dormir un poco más. Yo soy bastante culo inquieto, entonces siempre tengo actividade­s, cosas de la casa, voy a correr, al gimnasio. Lunes y martes a la noche agasajo, luz tenue, velas, copas. Es para mis amigos, les armo todo: música, vino, parrilla. Son amigos del fútbol y de la vida.

¿Son muchos los amigos?

Somos ocho o diez. No hay mujeres. No creo en la amistad entre el hombre y la mujer.

Como todo hombre clásico.

Tuve una sola amiga con la que realmente no pasaba nada y ahora hace mucho que no la veo. Y después no hubo nadie. Mi experienci­a hizo que no crea.

¿Para un hombre clásico una mujer que fue novia de un amigo está prohibida?

Sí. Somos de códigos. Es esencial. A veces llego a extremos para que todo quede claro y no molestar a nadie.

¿Las mujeres que mirás son de tu edad?

No. Unos cuatro o cinco años más grandes. Las de 30, me divierten más. Mis mejores experienci­as las tuve con chicas más grandes. El ida y vuelta es más rico.

¿Cuál es el límite de edad?

No sé. No hay un límite.

¿Qué es lo que te gustó de la obra Madres e hijos?

El desafío. Porque es mi primera vez en teatro, porque tengo que componer a un gay; es una obra difícil con Selva Alemán y con actores muy grosos. Disfruté los ensayos, sufrí pero, por suerte, tenés la revancha al día siguiente. Fueron dos meses de ensayos. Intensos.

¿Y el estudio en qué quedó?

Dejé. La práctica es todo. Sentí que con la dirección de Luciano Suardi, con Selva y mi viejo iba a estar bien. Soy muy seguro con mis decisiones. Fui un poco kamikaze, porque nunca antes había hecho teatro.

Tu papá es así.

Somos muy parecidos. Uno tiene la sangre de su familia. Se trata de variar. De no quedarte en una meseta. Que nada sea de taquito.

¿Qué te pasó cuando lo viste personific­ando a Arquímedes Puccio en El Clan?

Me gustó mucho, es un animal como actor. Me impresionó. No se le movió un solo músculo, es frío; un tipo siniestro. Es tremendo lo que hace. No te dejás de mover en la butaca sabiendo que es una historia real. En El Clan y en El Secreto de sus ojos se transforma.

¿Hay mucho del ejemplo paterno en vos?

Sí. Soy feliz así. Porqué voy a querer cambiar.

¿Siempre tuviste una vida feliz?

Sí. No hubo momentos de crisis. En la etapa escolar por ahí sufría. ¿Estudiar? Era un vago. Me gusta leer, pero no estudiar. Antes era un barrilete total.

¿El cambio fue a partir del trabajo?

Sí, trabajando como productor en El hombre de tu vida encontré lo que me apasiona. Me acostaba temprano para levantarme a las cinco y ser el primero en llegar. Antes estudiaba publicidad. Me gustaba la rama creativa y después surgió el laburo en producción. No tenía claro qué quería hacer. Pero entraba feliz al canal. En un momento empecé a estudiar las escenas, sabía la letra y veía cómo las interpreta­ban. Me gustó y me metí de lleno. Probé y me dió felicidad. Era una decisión tomada que me hizo bien a la cabeza, a la vida, al futuro.

 ??  ?? Estilo clásico. “Soy de los que llaman por teléfono, de los que leen el diario en papel. Soy muy flojo con la tecnología”, confiesa.
Estilo clásico. “Soy de los que llaman por teléfono, de los que leen el diario en papel. Soy muy flojo con la tecnología”, confiesa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina