Involucradas y con ideas claras
El Foro Internacional de Mujeres sesionó en CABA la semana pasada. La cuestión de género, el poder y las diferentes maneras de ejercerlo.
Una multitud desbordó el salón del Hotel Panamericano al punto que hubo que habilitar otro contiguo para que nadie se perdiera el encuentro convocado por el Foro Internacio
nal de Mujeres, al que concurrieron panelistas con valores republicanos. Todas ellas, políticas argentinas, algunas presidenciables y otras con cargos en la función pública, relataron el modo en que se ganaron su espacio y debatieron otras cuestiones en el marco de Mujer & Política, título de esta conferencia realizada la semana pasada en Buenos Aires.
La jornada fue inaugurada por Silvia Fesquet, presidenta del Foro en Argentina, quien agradeció la presencia de Gabriela Michetti, Norma Morandini, Margarita Stolbizer, Laura Alonso, Graciela Fernández Meijide y Mariel Fornoni, directora de Management & Fit. Fesquet destacó que los temas abordados en reuniones anteriores -la mujer, su desarrollo y posibilidades, poder y liderazgo- se cruzaban en esa oportunidad, en un año electoral intenso como es este 2015. “La francesa Françoise Giroud, periodista, directora de Elle y cofundadora de L’Express” quien fue Secretaria de Estado para la Condición de la Mujer en el Gobierno de Jacques Chirac decía con mucho humor y no poco cinismo que la igualdad entre el hombre y la mujer se alcanzaría cuando a una mujer incompetente se la pusiera en un puesto importante. Bromas aparte -agregó Fesquet- lo cierto es que esta igualdad está lejos de alcanzarse. Cifras de Naciones Unidas indican que actualmente sólo un 22% de los parlamentarios son mujeres y en 1995 apenas un 11,3%, lo que revela un bajo crecimiento y por ende de representatividad. En nuestro país, la Ley 24.012 o Ley de cupo femenino establece en un 30% la participación femenina en el Congreso; este porcentaje es el que se toma como masa crítica en cuanto a la representación de las mujeres. Se registra en 41 países, 11 de África y 9 de América Latina. Si hablamos de cargos, a agosto de este año se contabilizaban 11 jefas de estado y 14 jefas de gobierno”. Al finalizar su introducción, Fesquet formuló preguntas disparadoras: ¿Cuáles son los aportes, las dificultades, los desafíos y aun los prejuicios que las mujeres deben enfrentar al tomar parte en política? ¿Cuál es la contribución de la mirada femenina? ¿Hay un estilo masculino y otro femenino de hacer política? ¿Hay discriminación? ¿Tener a Cristina Kirchner en la presidencia acerca o aleja a las interesadas en la participación política? Y añadió una frase de Indira Ghandi: ‘La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad indomable’. Algo que se adecua a las mujeres aquí presentes, quienes darán su opinión y con quienes intentaremos despejar algunos de los interrogantes” concluyó.
Prejuicio, poder y mandatos
El juego se abrió con la pregunta ¿Qué dificultades sortearon para hacer política y llegar? Morandini y Michetti tuvieron que vencer el prejuicio de creer que metiéndose en política serían carne de cañón; ambas dieron el sí después de la crisis de 2001. “No quería entrar para no exponerme a las ofensas -dijo Morandini. Estaba en Lisboa cuando me llamó Luis Juez y acepté. Regresé a Córdoba y en primera página del diario La Voz del Interior, decía ‘Morandini corrupta’, palabras de Olga Riutort, la ex mujer de José Manuel de la Sota. Porque como yo había estado 25 años afuera -aunque hacía 2 que vivía en el país- ¡era corrupta por haber aceptado viviendo en el exterior!”. A su vez, Michetti explicó sus comienzos haciendo política desde lo social y religioso -en la Diócesis de Florencio Varela, en villas- porque ahí se sentía más cuidada. “Al terminar mi carrera en Ciencias Políticas me metí en el Estado, tenía mucho miedo a enrolarme en lo partidario porque me daba pánico la pérdida de prestigio en lo profesional. Por eso siempre trabajé como técnica o docente. Temía que me dijeran corrupta o algo feo. En 2002 tuve la oportunidad; surgió un nuevo par- tido y entré para construir algo”. “La política está pensada para un mundo masculino”apuntó Fernández Meijide, y agregó: “El poder siempre fue del hombre. Las mujeres que lo detentaron, como Catalina la Grande o Isabel de Inglaterra, eran de familia y gobernaban como hombres. Aunque también hay mujeres que llegaron sin portar apellido por luchas propias. No sé qué fue primero, si el huevo o la gallina. No sé si lo que hay que bancarse te masculiniza o hay que tener conductas masculinas para lograr poder”.
Coincidente, Stolbizer señaló que “las mujeres tenemos que asumir nuestra cuota de responsabilidad” porque “somos las grandes legitimadoras de cómo se disputa, nos auto asignamos un espacio en los afectos y resignamos el poder del dinero o la jerarquía”. Sobre este tema Morandini agregó: “Me he preguntado si somos sombra o metáfora del poder masculino. ¿Somos solidarias entre nosotras al disputar el poder? Recuerdo lo que escribió Laura Di Marco sobre Gabriela, como ‘La dama que fue Puloil’; ¡Yo también fui candidata Puloil!, ese polvo limpiador de los ‘50”. Sobre el punto, Stolbizer expresó que “el desafío es que las mujeres entiendan la llegada al poder no como un objetivo en sí mismo sino como un espacio de representación de las que no llegan, para cambiar las condiciones de desigualdad y discriminación. Además, ¿dónde está el poder? No está en las listas que hacen los varones sino en los lugares donde se hacen las listas, por eso hay que estar ahí. Lo más grosero es cuando ponen a la esposa, a las hermanas con ese sentido-Puloil de blanquear y dar brillo, mientras el poder sigue siendo de ellos”. A su vez, Laura Alonso con 42 años, confesó que cuando cumplió 40 proclamó: “Soy perfecta y no voy a seguir rindiendo examen. Los hombres no siempre saben más. Revisemos el mandato de que las mujeres somos capaces de tenerlo todo. No; una tiene que tomar decisiones y elegir o postergar sin culpa. No se puede ser 10 en todo ni hacerlo todo”.
Cristina, lo femenino y lo masculino
Para Michetti “hay mujeres que ejercen el poder de modo masculino y es el caso de Cristina que lo hace de manera casi violenta. Actuar así no le agrega valor a la política (...) Lo femenino está muy bueno para este momento de la Argentina, porque tiene que ver con el diálogo, con ponerte en el lugar del otro con una escucha atenta. Hará falta mucho diálogo para cerrar brechas y heridas entre amigos y familiares”.
Sobre el punto, Morandini agregó: “El debate político es a veces una descalificación; no son palabras, son armas. Si tenemos leyes y argumentos, ésas son nuestras fuerzas. Falta el respeto; se denuncia pero no se anuncia. Lo que se ha violado con la dictadura es la convivencia democrática que hay que reconciliar y desterrar la violencia política. Hace 10 años se debatía con respeto, hoy te matan simbólicamente, no existís si no estás de acuerdo. Esto inhibe a muchas mujeres a ingresar a la política”. Stolbizer opinó que “lo que logramos fue una construcción transversal de las adversidades, aportando diálogo y consenso. Venimos de años de confrontación y conflicto, hay que armar una cultura de cooperación y ahí es donde nosotras tenemos mucho por hacer. El género es una construcción simbólica relativa a los atributos vinculados a los sexos y acá yo pongo la perspectiva ético política del feminismo, que es definir cuáles son los derechos de una persona con independencia del cuerpo que tiene. Es uno de nuestros debates pendientes”.