GANADERIA AUDAZ Y DE PRECISION
Gustavo Almassio muestra su aceitado esquema en el que incorpora una cruza de Angus y Wagyu.
Ingeniero agrónomo de profesión pero autodenominado “adicto a las vacas”, hace unos cinco años que Gustavo Almassio parece haber encontrado su lugar en el mundo. Cerca de Necochea, una casona del año 1878, con paredes de barro y cocina a leña de fines del siglo XIX conviven con una conexión a internet que le permite estar plenamente vinculado a través de las redes sociales, correo electrónico o skype (anda mejor que la señal de teléfono y a través de esa vía dialogó con Clarín Rural
Revista).
Después de pasar por algunas empresas importantes vinculadas a la provisión de insumos agrícolas y dedicarse a malezas e insectos, desde hace unos años decidió apostar de lleno a su pasión, los animales, y a un negocio, la ganadería. A la pasión le sumó la medición y la cuantificación para una mejor toma de decisiones. “La pasión es peligrosa, porque a veces te hace firmar un montón de cheques y te deja solo al momento de cubrirlos, por eso, medir en ganadería es fundamental para saber dónde estás parado y evaluar cambios para saber hacia dónde vamos”, explicó.
Desde 1990, el campo de 340 hectáreas está dividido por macro
“MEDIR ES FUNDAMENTAL PARA SABER DONDE ESTAS PARADO Y EVALUAR POSIBLES CAMBIOS”, ASEGURA ALMASSIO
ambientes según profundidad de tosca. Tiene un 85% de aptitud agrícola y un 15% de bajos dulces. “Después de tantos años mapeando y probando, sé que se puede lograr un maíz de 10.000 kilos por hectárea (kg/ha) en un sector que no tiene tosca, pero al lado se derrumban los kilos en uno sobre un lote con tosca a 40cm”, explicó Almassio.
Zona triguera si las hay, el laberinto en el que se convirtió la comercialización del cereal a partir de 2007 hizo que tratara de buscar una solución para mantener el negocio. Así compró los primeros 40-60 angus colorado. “Como empresario, no me sirve seguir quejándome de que no puedo vender el trigo, tuve que buscar alternativas, soluciones”, reconoció.
Así fue aprendiendo, porque se dio cuenta que con un rodeo tan pequeño no daba el número. En plena escalada de la agricultura y arrinconamiento de la ganadería, Almassio hizo lo contrario, achicó la superficie agrícola y agrandó la destinada a ganadería. “Empecé a usar silajes de sorgo y cebada o avena, pero cuando no pude vender el trigo también lo usé para alimentar el ganado, algo que nunca pensé que iba a vivir para hacer, darle trigo a las vacas en esta zona”, se asombró.
Socio de Aapresid, compartir con sus pares y viajar por el mundo también le enseñó que “a la pasión, que es el combustible que te permite seguir aún cuando todo es difícil, si no se le agrega gestión y medición puede hacer que te fundas haciendo lo que te gusta”. Así fue que avanzó sobre los mejores lotes agrícolas para crecer en kilos de materia seca por hectárea.
Manejo ganadero
Otro cambio de paradigma fue el aprovechamiento de sectores del campo que tenía como desperdicio como las lomas con tosca o los bajos dulces. “Los bajos dulces te permiten tener un verdeo de verano con alta carga y las lomas en planteos de semi confinamiento son la solución para momentos de mucha lluvia”, explicó Almassio. Así, en algunas lomas hace silaje de cebada o sorgo en bolsas con sistema de autoconsumo, tanto para vaca de cría como para recría y también hace un silaje de verano, al lado de la casa, con sombra, y lo usa como componente básico de la alimentación de un destete anticipado logrando una recría anticipada. El destete es a partir de enero cuando entran en el silaje de cebada y com- plementa con un núcleo proteico.
Actualmente tiene un rodeo de 800 animales, con unas 300 vacas de cría. Pone en práctica dos servicios. “Al darme cuenta que la oferta de carne en Argentina está concentrada entre septiembre y enero, época en la que caen los precios, empecé a hacer un servicio de junio para tener pariciones en marzo y terneros de reposición y novillos post temporada, por así decirlo”, contó Almassio. Lo recomienda para los criadores con campos agrícolas porque están cambiando una soja de segunda tardía sobre trigo de dudoso éxito por un verdeo de avena, las vacas paren en marzo, se pueden vender terneros en agosto, cabeza de parición y ese lote va a soja. De todos modos, el 70% de los servicios son de primavera.
Se viene el wangus
Un wangus F1 es el resultado de la primer cruza entre una vaquillona angus colorado y un macho wagyu. Esto es lo que ha empezado a probar Almassio en su campo. “Lo que vimos hasta ahora es que este F1 tiene una ganancia de peso muy similar a un angus”, dijo.
“Wagyu tiene la carne de mayor calidad del mundo, con ácidos grasos insaturados, parecidos a los del salmón, buena terneza y sabor”, explicó Almassio para justificar la
búsqueda que está haciendo con esta cruza. Sin embargo, no hay tanta producción porque lleva tiempo para que alcancen la calidad y la ganancia de peso es más lenta.
La alimentación de los wangus tiene que buscar no una ganancia de peso tipo feedlot sino con fibra, suplemento proteico, y una ganancia de 600-700 gramos sostenida. Por ahora tiene unos 25 novillitos y está armando el rodeo con terneras para inseminar. “La apuesta es llegar a un nicho de consumidores que quizás no pague el doble por una carne de este tipo, pero sí un 70% más”, se entusiasmó Almassio.
El futuro
Almassio es de los que piensan la ganadería y la agricultura como una complementación, más un “y” que un “o”. Sin embargo, cree que en Argentina “sin importar el gobierno que esté, la carne va a ser siempre un servicio público”, entonces, “como ganadero, o buscás reconvertirte o te la pasás quejando y viendo cómo se deteriora tu empresa”, describió Almassio al analizar el futuro de la actividad.
Hoy, a su criterio, uno de los principales problemas de la activi-
HACER SERVICIOS EN JUNIO Y DARLE TRIGO A LA HACIENDA SON JUGADAS POCO COMUNES A LAS QUE SE ANIMA ALMASSIO
dad, es que hay poca gente para trabajar en el campo y es un negocio en el que “dejás mucho en el camino si no estás encima”.
Sin embargo, desde lo personal, apuesta y sigue para adelante. Sueña con que alguna vez haya un mercado de futuro de novillos y no afloja: “La ganadería reúne muchos valores como comprar de palabra, estar con amigos, recorrer un remate, hablar hasta la madrugada de genética, pero fundamentalmente, el arraigo a la tierra, creo que más ganadería permitiría reducir las escuelas rurales que hoy son tapera porque creo en la utopía de la gente viviendo en el campo”, se sincera Gustavo Almassio en una andanada de pasión por lo que hace. Y agrega: “Nosotros, los que hace unos años estamos en la actividad, tenemos que ser juglares para transmitir la historia, nexo entre lo que fue y lo que viene”.