Clarín - Revista Rural

EL TRIGO Y LA CEBADA RECLAMAN MAYOR ATENCION

Ser metódicos y precisos al momento de los monitoreos es la única manera de cuidar la sanidad.

- Marcelo Carmona FITOPATOLO­GO DE LA UBA

A la hora de aplicar fungicidas, el monitoreo de los cultivos resulta esencial para definir el “status” sanitario del lote y definir consecuent­emente la aplicación de fungicidas. El monitoreo de las enfermedad­es deberá ser realizado varias veces a lo largo del período de crecimient­o, es por eso que será de utilidad reconocer los distintos estadíos fenológico­s del cultivo: plántula, macollaje, encañazón, espigazón, llenado de granos y maduración.

Existen varias escalas que describen más detalladam­ente estos estadíos, entre ellas las más conocidas son las escalas de Feekes y Zadocks.

No es necesario, y obviamente resulta imposible, observar todas las plantas de un cultivo. Sólo se sacarán conclusion­es a partir de una muestra, es decir de una pequeña cantidad de individuos que represente­n a la totalidad del cultivo.

Es por esto que el recorrido del monitoread­or deberá ser tal que garantice la representa­tividad de la muestra observada.

En general el tamaño de la muestra depende del objetivo del monitoreo, del modelo de dispersión de la enfermedad, de la disponibil­idad de tiempo y de recursos y del nivel de precisión deseado.

Para el monitoreo de las royas y las manchas, cuya dispersión en el lote es generaliza­da y uniforme, se deberá, en cada visita de evaluación al lote, recolectar entre 40 y 50 plantas por cada situación agronómica similar (lote comercial), ó 40 a 50 macollos a partir de la etapa de encañazón, y luego separar todas las hojas verdes completame­nte expandidas (lígula expuesta), descartand­o las senescente­s, muertas o en expansión.

En el caso en que las plantas se puedan transporta­r, colocarlas en bolsas plásticas (si se van a leer en el día) y llevarlas hacia una mesa con buena luz para observarla­s más cómodament­e. Si la evaluación se retrasa es convenient­e colocarlas en bolsas de papel madera y guardarlas en heladera. En este caso se recomienda que la evaluación no supere las 48 horas desde su muestreo.

Ante la incertidum­bre acerca del estado de alguna hoja no dude en descartarl­a durante la evaluación. Si existe más de una enfermedad por hoja se deberá evaluar por separado cada una de ellas. Por ejemplo si existe oídio, roya y manchas, la misma muestra será evaluada tres veces.

Para determinar la incidencia de una enfermedad se debe separar las hojas sin síntomas (totalmente sanas) de las que presenten síntomas y calcular el porcentaje de hojas enfermas sobre el total de hojas. Una vez obtenidos los valores se deberán registrar semanalmen­te en una planilla para conocer la evolución de cada epidemia. Finalmente se deberá conocer los um- brales de incidencia a partir de los cuales se justificar­ía la aplicación de fungicidas.

Comparació­n del monitoreo de trigo y el de cebada

De manera general, se asocia a la cebada como un cultivo muy semejante al trigo en cuanto a su manejo. Sin embargo, existen diferencia­s fundamenta­les que deben ser analizadas para generar una propuesta de monitoreo particular para la cebada.

Las principale­s caracterís­ticas de vinculació­n fitopatoló­gica distintiva­s pueden resumirse en los siguientes puntos.

El período crítico de generación de rendimient­o en cebada ocurre más temprano que en el trigo. Numerosos experiment­os han demos- trado que en ambos cultivos el número de granos por unidad de superficie es el principal componente que se asocia significat­ivamente con el rendimient­o agronómico. Sin embargo, mientras que para el trigo el período crítico estaría determinad­o entre los 20 días pre-antesis y los 10 días post-antesis, en la cebada este período sería aproximada­mente 40 a 10 días antes de la espigazón.

Por todo ello, el monitoreo para la toma de decisión en cebada debe comenzar desde inicios-mediados de macollaje.

Como consecuenc­ia del punto anterior, en la cebada podría ser posible y hasta necesario aplicar fungicidas antes que en el cultivo de trigo.

Las enfermedad­es causadas por parásitos necrotrófi­cos (manchas foliares) son más importante­s en cebada que en trigo.

La ocurrencia de epidemias de Ramularia en cebada obligan a programar monitoreos y muestreos específico­s, preferenci­ales y anticipado­s.

El destino de los granos es diferente y en cebada la calidad comercial y malteras son claves. En este aspecto el tamaño y peso de los granos influyen en los aspectos de la comerciali­zación por su influencia en la calidad maltera-cervecera.

Esos factores deben ser tenidos en cuenta en este momento particular­mente para no lamentar pérdidas de rendimient­o al final del ciclo. Hoy no hay otra opción que caminar los lotes e hilar fino con el conocimien­to.

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TRIGO. EL PERIODO CRITICO ES ENTRE 20 DIAS PRE-ANTESIS Y 10 DIAS POST-ANTESIS.
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LASTIMADA. LA CEBADA ES MAS SENSIBLE A LAS ENFERMEDAD­ES CAUSADAS POR MANCHAS EN LAS HOJAS QUE EL TRIGO.

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