EL TRIGO Y LA CEBADA RECLAMAN MAYOR ATENCION
Ser metódicos y precisos al momento de los monitoreos es la única manera de cuidar la sanidad.
A la hora de aplicar fungicidas, el monitoreo de los cultivos resulta esencial para definir el “status” sanitario del lote y definir consecuentemente la aplicación de fungicidas. El monitoreo de las enfermedades deberá ser realizado varias veces a lo largo del período de crecimiento, es por eso que será de utilidad reconocer los distintos estadíos fenológicos del cultivo: plántula, macollaje, encañazón, espigazón, llenado de granos y maduración.
Existen varias escalas que describen más detalladamente estos estadíos, entre ellas las más conocidas son las escalas de Feekes y Zadocks.
No es necesario, y obviamente resulta imposible, observar todas las plantas de un cultivo. Sólo se sacarán conclusiones a partir de una muestra, es decir de una pequeña cantidad de individuos que representen a la totalidad del cultivo.
Es por esto que el recorrido del monitoreador deberá ser tal que garantice la representatividad de la muestra observada.
En general el tamaño de la muestra depende del objetivo del monitoreo, del modelo de dispersión de la enfermedad, de la disponibilidad de tiempo y de recursos y del nivel de precisión deseado.
Para el monitoreo de las royas y las manchas, cuya dispersión en el lote es generalizada y uniforme, se deberá, en cada visita de evaluación al lote, recolectar entre 40 y 50 plantas por cada situación agronómica similar (lote comercial), ó 40 a 50 macollos a partir de la etapa de encañazón, y luego separar todas las hojas verdes completamente expandidas (lígula expuesta), descartando las senescentes, muertas o en expansión.
En el caso en que las plantas se puedan transportar, colocarlas en bolsas plásticas (si se van a leer en el día) y llevarlas hacia una mesa con buena luz para observarlas más cómodamente. Si la evaluación se retrasa es conveniente colocarlas en bolsas de papel madera y guardarlas en heladera. En este caso se recomienda que la evaluación no supere las 48 horas desde su muestreo.
Ante la incertidumbre acerca del estado de alguna hoja no dude en descartarla durante la evaluación. Si existe más de una enfermedad por hoja se deberá evaluar por separado cada una de ellas. Por ejemplo si existe oídio, roya y manchas, la misma muestra será evaluada tres veces.
Para determinar la incidencia de una enfermedad se debe separar las hojas sin síntomas (totalmente sanas) de las que presenten síntomas y calcular el porcentaje de hojas enfermas sobre el total de hojas. Una vez obtenidos los valores se deberán registrar semanalmente en una planilla para conocer la evolución de cada epidemia. Finalmente se deberá conocer los um- brales de incidencia a partir de los cuales se justificaría la aplicación de fungicidas.
Comparación del monitoreo de trigo y el de cebada
De manera general, se asocia a la cebada como un cultivo muy semejante al trigo en cuanto a su manejo. Sin embargo, existen diferencias fundamentales que deben ser analizadas para generar una propuesta de monitoreo particular para la cebada.
Las principales características de vinculación fitopatológica distintivas pueden resumirse en los siguientes puntos.
El período crítico de generación de rendimiento en cebada ocurre más temprano que en el trigo. Numerosos experimentos han demos- trado que en ambos cultivos el número de granos por unidad de superficie es el principal componente que se asocia significativamente con el rendimiento agronómico. Sin embargo, mientras que para el trigo el período crítico estaría determinado entre los 20 días pre-antesis y los 10 días post-antesis, en la cebada este período sería aproximadamente 40 a 10 días antes de la espigazón.
Por todo ello, el monitoreo para la toma de decisión en cebada debe comenzar desde inicios-mediados de macollaje.
Como consecuencia del punto anterior, en la cebada podría ser posible y hasta necesario aplicar fungicidas antes que en el cultivo de trigo.
Las enfermedades causadas por parásitos necrotróficos (manchas foliares) son más importantes en cebada que en trigo.
La ocurrencia de epidemias de Ramularia en cebada obligan a programar monitoreos y muestreos específicos, preferenciales y anticipados.
El destino de los granos es diferente y en cebada la calidad comercial y malteras son claves. En este aspecto el tamaño y peso de los granos influyen en los aspectos de la comercialización por su influencia en la calidad maltera-cervecera.
Esos factores deben ser tenidos en cuenta en este momento particularmente para no lamentar pérdidas de rendimiento al final del ciclo. Hoy no hay otra opción que caminar los lotes e hilar fino con el conocimiento.