CADA CONDIMENTO TIENE SUS SECRETOS
La especialista en nutrición Miriam Gallardo analiza los principales subproductos de la molienda usados en la suplementación animal.
Tanto en los sistemas pastoriles extensivos como en los confinados e intensivos, para incrementar la eficiencia de conversión de los alimentos en carne es necesario optimizar el consumo diario de alimento total ofrecido, manteniendo una alta calidad de alimentos, un buen funcionamiento ruminal y minimizando los “baches” de alimentación a lo largo del año y las pérdidas de alimentos y energéticas.
Los subproductos de la agroindustria encajan bajo estas premisas y poseen una concentración muy superior a la del insumo que le dio origen, ya sea almidón, proteína o aceite, por lo que es necesario imponer practicas nutricionales más estrictas para no desequilibrar las dietas, perjudicar la salud de los animales ni aumentar innecesaria- mente los costos de alimentación, que tienen un gran impacto en la rentabilidad.
La especialista en nutrición Miriam Gallardo explica que existen distintos subproductos que provienen de la industrialización de cereales y oleaginosas. “Los residuos de los cereales pueden clasificarse en residuos secos y no fermentados –como el afrechillo de trigo– que pueden utilizarse como una excelente fuente de fibra fermentable –energía– y para reducir el impacto negativo del almidón en las dietas con mucho grano; o residuos húmedos y fermentados – burlanda de maíz– que para ganado de carne se recomienda incluír como máximo un 30 o 40 % de la materia seca total en la dieta, y allí pueden obtenerse muy buenos resultados de reemplazo de grano de maíz”, dice Gallardo, quien no recomienda la burlanda húmeda para terneros de menos de 4 a 5 meses de vida, ya que su aparato digestivo no está totalmente desarrollado para metabolizar estos productos en grandes cantidades.
En cuanto a los subproductos de las oleaginosas, los residuos de extracción de soja son de excelente calidad, explica la nutricionista. Y enumera un ranking en orden descendente según el valor nutritivo, estrictamente de la calidad de proteína –lisina–: en primer lugar, soja y maní –descascarillados, extracción solvente–. En segundo lugar, Lino y girasol –alta proteína y con menos de 30 % de fibra en detergente ácido-. Tercera está la colza –también llamada canola–, cuarto el algodón, quinto el girasol –baja proteína y fibra en detergente ácido mayor a 30%– y sexto el cártamo.
La especialista destaca, por ser los más utilizados, a las harinas y los expeller de soja y girasol. Explica que los productos provenientes de soja son esencialmente proteicos pero muy costosos y se deben adicionar en cantidades estrictamente controladas en orden a satisfacer los requerimientos proteicos del ganado, equilibrando la dieta.
Si las cantidades incorporadas para un adecuado balance fuesen menores a las requeridas, el resultado será una deficiencia a nivel ruminal, con menor rendimiento microbiano. En cantidades excesivas, incrementan las pérdidas de nitrógeno amoniacal, con formación de urea en exceso y, por ende, un deterioro en la utilización tanto de las proteínas como de la glucosa metabólica. Los expellers de soja, al igual que las burlandas, pueden contener una cantidad apreciable de aceites remanentes –ácidos grasos trans– y por lo tanto se debe controlar estrictamente su participación en la dieta.
Para el caso del girasol, Gallardo explica que es un proteico con escasas restricciones de uso para ganado de carne que no sean aquellas propias del equilibrio de la dieta, y que ofrece un excelente recurso para suplementar vacas de cría sobre forrajes pobres en proteína.
Para terneros recomienda los pellet de alta proteína y baja fibra, con el mayor valor nutritivo.
Gallardo exige tomar las precauciones necesarias para que estos productos mantengan la calidad. En todos estos alimentos los riesgos de deterioro del valor nutricional, la pérdida de calidad y la contaminación siempre son muy elevados. El auto-calentamiento –reacción de Maillard– de los materiales e inicio de las actividades biológicas de tercer orden –procesos oxidativos– suelen constituir los factores principales de severa pérdida de calidad y deterioro.
La especialista cuenta que las variables que promueven estos fenómenos son: humedad del alimento y del ambiente –oxígeno–, elevados contenidos residuales de aceites insaturados, altos niveles de fibra y, en algunos casos, el tamaño de partícula –que no permiten un adecuado acondicionamiento en los depósitos–.
LA SOJA Y EL MANI OCUPAN EL PRIMER LUGAR EN CALIDAD DE PROTEINA -LISINA- ENTRE LAS OLEAGINOSAS
30
por ciento es el contenido de fibra en detergente ácido del lino y el girasol