EL EXITO SE CONSTRUYE CON PROCESOS
En la producción agropecuaria no hay lugar para la improvisación, dicen los especialistas.
“Producir granos implica una serie de procesos que comienzan antes de la siembra y terminan luego de la cosecha y comercialización de la producción, y para maximizar el resultado y la eficiencia resulta fundamental ejecutar en tiempo y forma esos procesos”, afirman Javier Tomacelli, Federico Bert y Emilio Satorre, de la consultora Cultivar Conocimiento Agropecuario, en un trabajo dado a conocer recientemente.
Según los especialistas, la gestión de procesos en la producción agrícola es una herramienta para mejorar la toma de decisiones y maximizar los resultados productivos. “Cuando planificamos los cultivos, en general lo hacemos tratando de obtener rindes lo más cercanos posible al potencial del ambiente”, afirman. Pero muchas veces, con realizar el planteo ade- cuado no alcanza para lograr que un lote alcance todo su potencial. Para reducir ese margen de error, el informe brinda algunas pautas.
“La definición del ambiente de producción con sus características permanentes (por ejemplo, posición en el paisaje, textura) y sus características dinámicas ( por ejemplo cultivo antecesor, influencia de napa) será el primer proceso que debemos gestionar para iniciar nuestro camino hacia máximos rindes y eficiencia. Este ambiente definido, junto con las decisiones relacionadas a la estructura del cultivo (fecha de siembra, genotipo y densidad lograda), explicará en gran parte el resultado final obtenido”, indican.
En segundo lugar, destacan la definición de los niveles de nutrientes del suelo y de las estrategias de fertilización, junto al manejo de riego en caso de existir, como otro proceso fundamental que impactará en los resultados alcanza- bles por los cultivos. “Asimismo, todos los procesos relacionados a la protección contra malezas, plagas y enfermedades cumplen un rol principal como factores reductores del rinde. Hacia el final del ciclo, será importante trabajar en los procesos relacionados a controlar la calidad de la cosecha”, afirma el trabajo.
Pero la implementación en tiempo y forma de los procesos es, en sí, toda una ciencia. Al respecto, los técnicos afirman que las acciones a realizar deberán estar definidas en un protocolo. “Un protocolo es una herramienta que explicita y detalla qué debe llevarse a cabo en un proceso”.
Dentro de los objetivos más importantes del protocolo, se encuentra el de explicitar y homogeneizar los criterios e independizarlos de quien esté operando. De esta manera contribuye a unificar el idioma de trabajo y mejorar la comunicación. “La medición y el registro de información es parte de la gestión de procesos y es lo que permite la mejora continua”, aseguran.
A modo de conclusión, el trabajo explica que el desarrollo de un programa de gestión de procesos en una organización deberá basarse en la comunicación y el compromiso. “La participación de los equipos de trabajo en la definición de los procesos de producción, los protocolos y sus normas, será un factor fundamental para lograr el éxito del sistema”.