LAS GARRAPATAS TRAEN MULTIPLES PERJUICIOS
Además de generar pérdidas de peso en los animales, pueden ser vehículo de enfermedades graves como Babesiosis y Anaplasmosis.
LAS VACAS LECHERAS CON GARRAPATAS PUEDEN LLEGAR A DEJAR DE PRODUCIR HASTA 200 LITROS POR AÑO
L a garrapata es uno de los parásitos externos que merece especial atención y que nos causa grandes dolores de cabeza y de bolsillo a los productores ganaderos, no solo por las pérdidas provocadas por la infección y las enfermedades que transmiten, sino también por las multas y sanciones que aplica el Senasa por no hacer las cosas como corresponden.
El género de garrapata es el Boophilus (actualmente renombrada Rhipicephalus), conocido también como garrapata común de los bovinos, y la Boophilus microplus, es la que está presente en nuestros rodeos.
Este ectoparásito causa enormes pérdidas en los animales, puesto que son parásitos hematófagos (se alimentan chupando sangre), provocan estrés y anemia en sus huéspedes. Se calcula que el daño comienza a ser intenso a partir de una infestación mayor a las 30 garrapatas por animal, y si la misma es superior a 50 parásitos, las pérdidas se acentúan, causando mermas de peso de alrededor de 500 gramos anuales por cada garrapa- ta. Es decir que con 50 garrapatas hablamos de una pérdida de 25 kilos por animal por año. Lo mismo ocurre con la producción láctea, la cual puede perder hasta 200 litros por año. Además de los daños para la industria del cuero y de las miasis que se producen por el daño de la piel.
Esto es lo que se pierde por la acción sola y pura de las garrapatas. El problema toma otra dimensión cuando éstas están a su vez parasitadas por otras enfermedades, las cuales son transmitidas a los bovinos. Entre ellas encontramos la Babesiosis o Piroplasmosis (B. divergens, B. bigemina, B. bovis, estas dos últimas en la Argentina) comúnmente conocida como tristeza bovina, y la Anaplasmosis (A. marginal). Otra enfermedad que es transmitida es la fiebre Q (Coxiella burnetii), la cual es una zoonosis (enfermedad que se transmite al humano) que se manifiesta como un síndrome gripal con alta fiebre, cefaleas, mialgias, náuseas, vómitos y diarreas.
Cuando estas enfermedades se presentan, el deterioro de los ani- males es mayor, como así también las pérdidas económicas.
La Babesiosis y Anaplasmosis se caracterizan por la presentación de un síndrome febril, el cual incluye inapetencia, debilidad, hipertermia, anemia, ictericia, y pueden llegar a presentarse abortos. La hemoglubinura (presencia de sangre en la orina) se presenta en la Babesiosis pero no en la Anaplasmosis.
Todos estos síntomas son comunes en otras enfermedades con la cuales se las debe diferenciar, como ser Carbunclo, Leptospirosis, Fasciolosis, Hemoglobinuria bacilar infecciosa, intoxicación con plantas, etc.
La forma de llegar a un diagnóstico certero y relativamente sencillo es realizar un extendido de sangre (frotis), haciendo una tinción del mismo y observando los parásitos dentro de los eritrocitos (glóbulos rojos).
Muchas veces, el gran error que se comete es pensar que estas enfermedades solamente se presentan en los lugares donde habita la garrapata, lo cual es cierto con la Babesiosis, pero no con la Anaplasmosis, puesto que la misma se puede transmitir de un animal a otro a través de insectos como tábanos o mosca brava, agujas, guantes, descornadores, mochetas, etc. Entonces, la consulta recién se presenta luego de que varios animales han muerto y otros están con un cuadro de deterioro manifiesto y avanzado.
En general, con la aplicación de Oxtetraciclinas la enfermedad se controla a razón de 1 mililitro cada 10 kilos de peso en la presentación de larga acción, y de laboratorio reconocido. El problema es que si esta medicación no se da tres veces seguidas con intervalo de cuatro días entre cada una, los animales quedan portadores de la enfermedad. Otra droga efectiva en ambas enfermedades es el imidocarbo. Cuando una tropa sale del territorio de lucha a zonas libres de garrapata, la misma debe ser inspeccionada por un paratécnico de la fundación u organización que esté a cargo del control de garrapatas. El productor debe avisar la llegada de la tropa y el paratécnico va al campo, voltea el treinta por ciento de los animales para que no haya garrapatas ni vivas ni muertas, ni adultas ni en formas juveniles, no debe haber nada. En caso de encontrar algún parásito, la tropa debe regresar al lugar de origen, se libran las actas correspondientes, tanto de la fundación interviniente como del Senasa.
Ahora bien, a fin de evitar contagios y minimizar riesgos de difu- sión de garrapatas, sería más lógico que en vez de ir al campo de destino, los paratécnicos revisen las tropas en un lugar predeterminado, como ser las instalaciones del predio ferial de la zona, lugares que generalmente cuentan con corrales, embarcaderos y en algu- nos casos con bañaderos. Así se evitaría la posibilidad de contagios o contactos con lotes sanos. Si la tropa que viene de viaje está limpia, se embarca de nuevo y sigue a su destino, caso contrario, se pega la vuelta y no corremos riesgos innecesarios.