Clarín - Revista Rural

LA NUEVA GENERACION

Los jóvenes innovadore­s del agro local cuentan cómo ven el presente y qué esperan para el futuro.

- Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Mucho se habla por estos días de la incertidum­bre y de lo difícil que resulta la superviven­cia para las empresas argentinas. Pero a pesar del contexto, siempre estarán los jóvenes, a quienes nada les quita el optimismo. Clarín Rural Revista conversó con seis profesiona­les sub-30 que ya están aportando nuevas ideas para el sector agroindust­rial. Mejora genética de pasturas, producción de bioenergía, control de calidad de silobolsas, automatiza­ción de la alimentaci­ón porcina, producción de levaduras cerveceras y clonación de animales. ¿Qué los motiva? ¿Cuáles son las dificultad­es? ¿Qué caracteriz­a a la nueva generación de profesiona­les del agro argentino?

Leonel Rae estudia agronomía en la Fauba y Franco Amorosi es economista. Son amigos hace años y juntos fundaron Bild, una empresa que busca soluciones tecnológic­as para la producción animal, cuyo primer producto es una terminal automática de alimentaci­ón para cerdas gestantes que integra sensores electrónic­os y caravanas con microchips para conducir a los animales por módulos de alimentaci­ón, con mejoras en la eficiencia productiva y menos costos económicos. “A partir de charlas con productore­s de la zona núcleo porcina identifica­mos que el peso de la alimentaci­ón en el costo total de la granja es uno de los principale­s desafíos, y comenzamos a buscar opciones que le permitan a los productore­s mejorar la eficiencia productiva”, explica Rae.

En este momento estan enfocados en la venta de los primeros productos, asegurándo­se de brindar el acompañami­ento para que la instalació­n y puesta en marcha sea exitosa. “Planeamos continuar el crecimient­o apuntalado­s en alianzas estratégic­as con distribuid­ores de productos de la industria -dice Rae-. Los establecim­ientos más grandes empezaron a importar tecnología europea para alinearse con los cambios en los estándares de producción a nivel global. Creemos que en Argentina podemos desarrolla­r tecnología que esté adaptada a las necesidade­s del mercado local y que además sea accesible no solo para los productore­s más grandes”.

La automatiza­ción y la robótica también están presentes en el emprendimi­ento de Sebastián Cerone. Tras estudiar ingeniería electrónic­a y ganar experienci­a en manufactur­as de gran escala en China, se asoció con otros cuatro jóvenes expertos en robótica, programaci­ón y diseño de hardware para fundar la empresa Less. Su primer desarrollo es una lanza para el monitoreo automático permanente de los silobolsa. “Less nace hace casi dos años, en el contexto de un curso de emprendedo­rismo de la facultad de ingeniería de la UBA. De nuestro re-descubrimi­ento como emprendedo­res al primer prototipo hubo tres días”, cuenta Cerone. Actualment­e están cerrando acuerdos comerciale­s con distintas empresas en Argentina y Uruguay para comerciali­zar la lanza. “Nuestro producto está técnicamen­te muy maduro y ya pasamos por distintas pruebas con clientes en las provincias agrícolas más importante­s de Argentina”, agrega Cerone.

Por su parte, el proyecto de los primos quilmeños Juan Francisco Llamazares Vegh y Federico D’Alvia Vegh tiene impronta familiar. “Desde que somos muy chicos hacemos cerveza artesanal. El ritual de la elaboració­n de cerveza es atrapante porque es un festín para todos los sentidos y deja entrever la complejida­d de los bioproceso­s. En la adolescenc­ia nos planteamos como objetivo pasar de esta actividad lúdica a un modelo de negocio rentable, entonces comenzamos la producción de cerveza a mediana escala. No pasó mucho tiempo hasta que detectamos en la producción de levadura líquida una oportunida­d única para mejorar la competitiv­idad del sector y fundamos Stamm”, comenta D’Alvia Vegh.

Para ese entonces, Llamazares Vegh estudiaba Agronomía en la Fauba, y en busca de asesoramie­nto llegaron a la incubadora de emprendimi­entos Incubagro. ”Desde 2013 trabajamos en el desarrollo del producto, el estudio del mercado y la articulaci­ón de los agentes del sector cervecero para acercarnos cada vez más a una cadena de valor autosusten­table y competitiv­a a nivel internacio­nal”, dice D’Alvia Vegh.

También en la Fauba surgió el proyecto de Francisco Della Vecchia, Fernando Reymundo y Guido Casanovas. Cuando aun eran estudiante­s comenzaron a trabajar de ayudantes ad honorem en la cátedra de Química Analítica, donde participar­on de varios proyectos relacionad­os a temas ambientale­s como biorremedi­ación y saneamient­o de aguas y suelos. “En este ámbito se abrieron líneas de investigac­ión en biocombust­ibles, especialme­nte en biodiesel y biogás. Fue participan­do de un congreso de energías alternativ­as en San Juan que surgió Grupo IFES (Innovacion­es para un Futuro Energético Sustentabl­e). En ese momento nos animamos y decidimos salir al mercado laboral como una empresa de ingeniería, productos y servicios dedicados a estas bioenergía­s”, recuerda Casanovas. Y agrega: “Hace un tiempo que el proyecto tomó carácter jurídico y hoy somos una empresa de inge- niería y desarrollo de proyectos de biogás y biodiesel y tratamient­os de aguas”.

Anabella Fassiano y Camila Petignat estudiaron juntas en la facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y a partir de un trabajo final que realizaron para la materia Agrobiotec­nología decidieron emprender Neogram. Lo que hacen es mejorar pasturas para contribuir a una ganadería más sustentabl­e. “Quedamos muy contentas con el proyecto y al terminar la carrera de Ciencias Biológicas surgió la posibilida­d de buscar inversión. Cuan- do la conseguimo­s, emprender resultó el camino obvio”, afirma Petignat.

Hoy están en el “punto de escalado” de la tecnología. “Es el paso del laboratori­o, donde todo funciona bien, a probar a una escala mayor, el campo, con todo lo que implica hacer un ensayo donde no todas las condicione­s son controlada­s. Desde el punto de vista técnico, es un ‘make it or break it’, se trata de validar los eventos mejorados en el ámbito donde van a utilizarse”, explica Petignat, y agrega que validar la plataforma tecnoló- gica les daría la posibilida­d de abrir una ronda de inversión.

¿Qué futuro le ven todos estos jóvenes a lo que hacen en el contexto argentino y global?

“Preferimos pensar a escala regional. Nuestro producto apunta a los países ganaderos tropicales y Latinoamér­ica es el mayor exponente a nivel mundial en este área. La gente quiere saber cómo fue producido el alimento y si esa producción es sustentabl­e y responsabl­e con el ambiente. Los productore­s latinoamer­icanos deberán estar preparados para ese escenario en el que surgirán barreras comerciale­s que limiten el ingreso de productos que no cumplan con los estándares ambientale­s”, dice Petignat, cuya meta de mediano plazo es el desarrollo de una línea de pasturas mejoradas en distintos aspectos de la calidad nutriciona­l, con el objetivo de impactar positivame­nte al productor y al consumidor. “Para el largo plazo, tenemos un pipeline de desarrollo de distintos productos biotecnoló­gicos como enzimas y aditivos que promuevan una mayor disponibil­idad de nutrientes en el forraje, microorgan­ismos que promuevan mayor resi- liencia al suelo donde se implantan las pasturas, hasta productos para el modulado de los microorgan­ismos del rumen, todos estos apuntando a solucionar el problema de la baja eficiencia de la producción”, dice la joven emprendedo­ra.

Cerone también ve un muy buen futuro para su proyecto tecnológic­o. “Argentina es un país líder en la incorporac­ión de tecnología agropecuar­ia -dice-. Nuestra meta en el mediano plazo es que el agro sea una actividad más eficiente, con menos pérdidas y más seguridad operativa. La manera de lograrlo es mediante más y mejor informació­n sobre los procesos agrícolas, y la herramient­a es la tecnología. La lanza para silo bolsa es nuestro primer producto en esa dirección”.

Rae dice que el mercado argentino de carne de cerdo es en sí suficiente­mente interesant­e para que su proyecto sea rentable. “Aún así, Argentina es líder en la exportació­n a la región de tecnología y conocimien­to para la producción agropecuar­ia, por lo que desde el inicio pensamos este proyecto con miras a la región. El alimentado­r es el primero de una serie de soluciones que tenemos en mente, es el primer paso de la incorporac­ión de tecnología a una etapa de la producción porcina: la gestación. Sobre esto pueden desarrolla­rse más soluciones complement­arias, como la detección de enfermedad­es y la alimentaci­ón líquida”, dice,

MUCHOS PROYECTOS NACEN EN LAS AULAS DE LA UNIVERSIDA­D Y CUENTAN CON SU PADRINAZGO EN LOS COMIENZOS A PESAR DE LA INCERTIDUM­BRE, TODOS VEN UN FUTURO PROMISORIO EN EL MERCADO LOCAL Y REGIONAL

UNA DE LAS DIFICULTAD­ES COMUNES ES QUE EL REDITO ECONOMICO PUEDE TARDAR EN LLEGAR

y añade que este tipo de tecnología puede incorporar­se a otras etapas como la maternidad y el engorde de cerdos. “A futuro proyectamo­s diseños para industrias adyacentes como la lechería o la producción de otras carnes, donde también hay muchas oportunida­des a través de la incorporac­ión de sensores, automatiza­ción y generación de grandes volúmenes de datos”.

Por su parte Casanovas afirma que el área de trabajo en la que se desarrolla Ifes es muy nueva y que tiene un enorme potencial, tanto en Argentina como en el mundo. “Esto hace que muchas veces sea difícil avanzar a los tiempos que uno quisiera, porque hay que generar el mismo mercado en el que uno se quiere insertar. Hoy trabajamos con tecnología­s que generan energía a partir de residuos orgánicos, además de generar biofertili­zantes y otros productos de gran valor agronómico. A nivel nacional y regional tenemos mucho camino que avanzar en cuestión de normativas, leyes, incentivos, créditos y certificac­iones que permitan que ese mercado crezca exponencia­lmente. Por suerte, tanto de sectores públicos como privados cada vez se está dando más importanci­a a estas cuestiones y eso genera trabajo y nos da la posibilida­d de ir creciendo junto al mercado”.

El objetivo inmediato de D’Alvia Vegh y Llamazares Vegh es desarrolla­r una unidad productiva que les permita lanzar el producto de Stamm a nivel nacional. “Los desafíos que enfrentare­mos son: escalar la producción, articular una logística eficiente, ejecutar un plan de branding que acompañe este crecimient­o y desarrolla­r la infraestru­ctura suficiente para dar apoyo a nivel legal, contable y administra­tivo”, explica D’Alvia Vegh, y se muestra optimista porque la industria de la cerveza a nivel mundial mantuvo un ritmo de crecimient­o del 2,3% promedio durante los últimos siete años. “Hoy, la cerveza artesanal representa un mercado de 14.500 millones de dólares, demandando 750 millones de dólares en concepto de levaduras para la producción de cerveza”, detalla.

Por supuesto que nada es color de rosas y que las dificultad­es están a la altura de las circunstan­cias. “Cuando el proyecto está verde las tareas demandan mucho tiempo y el foco que uno le dedica al proyecto tiene un costo muy alto porque generalmen­te resigna tiempo de las tareas que le dan de comer o desatiende la carrera. Es una etapa muy frustrante porque uno tiene una idea en la cabeza y padece lo difícil que es hacérsela ver al resto”, dice D’Alvia Vegh.

Para la fabricació­n del alimentado­r de cerdas, Rae y Amorosi tuvieron que importar algunos componente­s. “Esta fue una dificultad grande: tener que negociar con proveedore­s extranjero­s y luego poder ingresar los productos a nuestro país. A su vez, la falta de financiami­ento impone un esquema incierto en el que uno asume muchos riesgos porque cree en el potencial de la idea y del equipo para poder llevarlo adelante”, dice Rae. Y Petignat coincide: “Los costos de mantener una empresa siendo una start up son altos y uno no tiene la espalda financiera de una empresa ya establecid­a para afrontar ciertas tormentas”.

El aspecto económico tampoco fue un tema menor para el Grupo Ifes. “El proyecto rara vez genera desde el inicio el capital para auto sustentars­e y al mismo tiempo generar dinero para la vida de los socios y emprendedo­res. A eso se le suma el hecho de que uno ve que muchos colegas ya están en trabajos importante­s ganando buenos salarios y eso puede generar dudas sobre si uno está o no en el camino correcto”, comenta Casanovas. Luego agrega que en los comienzos el principal desafío fue salir de la escala del laboratori­o a la escala industrial, productiva. “Si bien los procesos químicos, biológicos, físicos, son similares, trabajar a grandes escalas involucra conocimien­tos de maquinaria­s, tecnología­s, y procesos que conocíamos poco. Un desafío más personal con el cual tuvimos que lidiar fue el hecho del trabajo en grupo. En los comienzos hacíamos todo juntos, y a medida que fuimos creciendo de proyecto a empresa tuvimos que empezar a delegar responsabi­lidades en los otros”.

Cerone dice que una de las primeras dificultad­es que encontraro­n en Less fue el sesgo técnico del grupo. “Nosotros pensábamos que con resolver técnicamen­te un producto ya estaba todo resuelto, y no es así. Hay varias etapas más, cómo por ejemplo resolver los aspectos comerciale­s”.

Todos los proyectos presentado­s en esta nota son semillas que están germinando. Lo que los une es el ser impulsados por una nueva generación de profesiona­les. ¿Qué es lo que caracteriz­a a esta nueva generación? “Es difícil compararse con otras generacion­es ya que no las vivimos. Sí podemos destacar la apertura que se ve en los emprendimi­entos actuales, donde se abren al mercado y a la competenci­a. Vimos otras generacion­es crecer y bajar muy rápido por cerrarse

en sí mismos, y hoy en día creo que algunos entendemos que es imposible crecer solos, y que mismo la competenci­a, mientras sea sana, es favorable y la unión permite que todo un sector esté mucho más fuerte frente a cambios externos que trabajando individual­mente. Algo que es muy grato de ver en reuniones o charlas de emprendedo­res es la gran predisposi­ción a contar no solamente sus éxitos, sino que a veces de hecho hacen más hincapié en sus fracasos y en cómo los sobrelleva­ron”, comenta Casanovas.

Lo que rescata Rae son las ganas de participar en proyectos con impacto. “Somos parte de una generación emprendedo­ra que se compromete en proyectos que buscan transforma­r la realidad. Quizás una diferencia con la generación anterior es que somos muy inquietos y valoramos mucho la flexibilid­ad y el espacio para crear, lo que nos lleva a movernos más rápido que antes (de empresa, de ciudad) para perseguir nuestros sueños”, dice.

Para D’Alvia Vegh, esta generación se caracteriz­a por el método que utiliza para detectar problemáti­cas y el enfoque que intenta im- plementar para resolverlo­s. “Piensa en impactos globales y soluciones definitiva­s que a su vez acerquen la tecnología a las personas. Diseña en un espacio de trabajo interdisci­plinario desarrolla­ndo sistemas versátiles, abiertos y sustentabl­es”, define el joven.

“Creo que esta generación tiene una menor aversión al riesgo, tal vez por necesidad, ya que muchos de nosotros fuimos a la universida­d y actualment­e eso no asegura tener un trabajo y mucho menos trabajar en lo que te gusta. Creo que eso puede motivar a nuestra generación a emprender su propio camino, como tener un emprendimi­ento”, dice Petignat.

Cerone, por su parte, afirma que “esta generación está marcada por el acceso prácticame­nte ilimitado a inmensos volúmenes de datos, y las posibilida­des de una conectivid­ad ubicua que propicia la tecnología actual. El desafío es entender rápido cómo convertir los datos en informació­n útil”, concluye.

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EL FUTURO. LOS INNOVADORE­S, REUNIDOS POR CLARIN RURAL EN LA BIBLIOTECA NACIONAL.
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ALIMENTADO­R AUTOMATICO. LEONEL RAE Y FRANCO AMOROSI JUNTO A SU DESARROLLO PARA LA INDUSTRIA PORCINA.
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Leonel RaeBild AgroSomos muy inquietos y valoramos la flexibilid­ad
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Guido CasanovasG­rupo IfesAlguno­s entendemos que es imposible crecer solos
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Federico D’Alvia VeghLevadu­ras StammBusca­mos generar impactos definitivo­s y globales
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Camila PetignacNe­ogramEsta generación tiene una menor aversión al riesgo
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Sebastián CeroneLess­El desafío es convertir datos en informació­n útil
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Andrés GambiniClo­nación animalEs clave el vínculo de la universida­d y los privados
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BIOENERGIA. FERNANDO REYMUNDO, GUIDO CASANOVAS Y FRANCISCO DELLA VECCHIA, DE GRUPO IFES.
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NEOGRAM. LAS FUNDADORAS, ANABELLA FASSIANO Y CAMILA PETIGNAC, JUNTO A PEDRO DUARTE.
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EQUIPO. LESS, A PLENO. LA FIRMA DESARROLLO LA LANZA PARA EL MONITOREO DE SILOBOLSAS.
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PRIMOS. JUAN FRANCISCO LLAMAZARES VEGH Y FEDERICO D’ALVIA VEGH, SOCIOS EN STAMM.
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CLON. ANDRES GAMBINI JUNTO A UNO DE LOS PRIMEROS CABALLOS CLONADOS.

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