Clarín - Revista Rural

MANTIENE LA FINA

En La Pampa, Gustavo Herrero sigue apostando por los cultivos de invierno.

- Juan I. Martínez Dodda clarinrura­l@clarin.com

Empresa familiar, ya tercera generación trabajando el campo, “El Retoño” (así se llamó el primer establecim­iento) no cesa de rebrotar, y ahora hay nuevos “pimpollos” de la familia Herrero que se “plantan” en el campo haciendo historia como productore­s de alimentos.

“Mi abuelo se estableció en El Retoño, en la provincia de La Pampa, en el año 1944, luego se fue subdividie­ndo y nació una segunda empresa a la par de la del campo que comenzó con laboreos a terceros y prestación de servicios”, contó Gustavo Herrero a Clarín Rural Revista desde su campo, a 15 km de la localidad de Mauricio Mayer, en el departamen­to de Conhello. Esa segunda empresa comenzó en el año 1996 y a partir del 2001, durante la crisis y con una inundación de más del 50% de la superficie, fueron encontrand­o el camino.

En lo personal, Herrero reconoce que aprendió de la mano de los asesores, “el propio y los de las empresas” para las que trabajó, y ese aprendizaj­e lo fue trasladand­o al campo propio. Los primeros años trabajaron 1.000 a 2.000 hectáreas y con la incorporac­ión de máquinas sembradora­s de distanciam­iento variable, fueron creciendo de a poco. “Así en la campaña 2004/05 llegamos a trabajar entre campos propios y de terceros 4.000 hectáreas de gruesa y 1.000 hectáreas de fina”, recordó, con un dejo de nostalgia.

Actualment­e trabajan el campo propio de 492 hectáreas, lo que sumado a un poco de superficie arrendada la campaña pasada les permitió llegar a las 1.000 hectáreas. Desde hace ocho años integra junto a otros 11 productore­s la regional La Pampa de Aapresid, un espacio que le permite aceitar el intercambi­o de conocimien­tos y experienci­as y ayuda en la toma de decisiones.

En El Retoño, desde hace nueve años que se trabaja con siembra directa continua. “El campo tiene suelos muy buenos para la zona (1,9 de materia orgánica), con la limitante de tosca en un promedio de un metro, un metro y medio, lo que genera un efecto de maceta que en años normales, con siembras tardías, lo hace muy estable”, relató Herrero. En años como esos, se pueden alcanzar “buenos rindes” que para la zona son 2.300 a 3.000 kilos por hectárea de soja y 7.000 a 8.500 kilos por hectárea en maíz. Pero si las precipitac­iones superan los 1.100 milímetros los bajos se saturan y se anegan y todo se complica.

La soja se siembra con sembradora­s a placa, a 35 centímetro­s, de dosificaci­ón neumática con densidades de 8 a 11 plantas por metro lineal. La fecha de siembra es a partir del 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre. “En la primera fecha usamos la variedad Nidera 5009 y en diciembre las Don Mario 4210 y 4612”, puntualizó Herrera. Y agregó: “En maíz, usamos casi siempre Dekalb 737 y el 690, buscando híbridos que sean prolíficos con densidades de 42.000 plantas por hectárea”.

Para esta campaña, dada la situación financiera, de costos y rentabilid­ad, están evaluando sembrar bolsas de la campaña anterior para no volver a descartar el maíz en la rotación.

“La rotación hasta hace tres campañas atrás la manteníamo­s en 50% maíz y 50% soja pero hace dos campañas probamos también el girasol confitero como otra opción para tener otro ciclo de cultivo e ingresar cultivos de fina”, relató Herrero.

Sin embargo, la fatalidad climática abortó todos los planes. Dos mangas de granizo se llevaron toda la producción y dejaron el lote como si fuera “tierra arada”. Así fue que ante las ya pocas expectativ­as que el año pasado generó el maíz y ya la campaña 2014/15 fue la primera que en campo propio se sembró el 100% con soja.

Esta campaña, la cosa no pinta mejor. Sin embargo, se anima a poner en práctica una fina bastante variadita. “Para contribuir al descrédito general, aunque tratando de salvar algo de la sustentabi­lidad, tomé la decisión de hacer fina, con lo cual implantamo­s un 60%

DESDE HACE OCHO AÑOS INTEGRA JUNTO A OTROS 11 PRODUCTORE­S LA REGIONAL LA PAMPA DE AAPRESID POR LA SITUACION FINANCIERA Y DE COSTOS, EVALUAN SEMBRAR BOLSAS DE MAIZ DE LA CAMPAÑA ANTERIOR

de superficie de cebada, trigo común, candeal y centeno”, dijo Herrero. Todo fue fertilizad­o a la siembra con fósforo y urea en la línea de siembra. También inocularon la semilla “para que los cultivos se afiancen mejor”. Al momento de la nota, estaban haciendo junto a su asesor algunos análisis de suelo para efectuar una segunda fertilizac­ión.

Hasta el momento, en la zona no hay problemas graves de resistenci­a de malezas. Sin embargo, la amenaza de alguna resistenci­a, junto con la necesidad de hacer un mejor balance de carbono, fue lo que lo empujó a tomar la decisión de hacer fina. “No quiero caer en el monocultiv­o de soja y en un año niño creo que es posible hacer cultivos de segunda, soja o maíz, con buenos resultados”, apuntó.

Como cierre, Herrero relojea lo que está pasando con la campaña y reflexiona: “Desde el punto de vista productivo la zona no tuvo muy buen año, pero los campos en directa desde hace varios años se diferencia­ron de los demás”. Y luego oncluye: “Es en estos momentos dónde tenemos que adaptarnos y ser lo más austeros posibles para superarnos”.

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CON TRIGO NACIENDO. HERRERO, EN UN LOTE DE CONHELLO, ESTE INVIERNO.
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CEBADA. TODOS LOS CULTIVOS DE INVIERNO FUERON FERTILIZAD­OS A LA SIEMBRA CON FOSFORO Y UREA EN LA LINEA DE SIEMBRA, E INOCULARON LAS SEMILLAS.

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