Clarín - Revista Rural

UNA HISTORIA PARA CONTAR

El reconocido agrónomo Martín Díaz Zorita repasa su historia junto a Clarín Rural Revista.

- Lucas Villamil clarinrura­l@clarin.com

Martín Díaz Zorita, atleta, agrónomo y filatelist­a.

Martín Díaz Zorita se define a sí mismo como atleta y ambientali­sta. Nació en la ciudad de Buenos Aires en 1968, hijo único de un abogado y de una investigad­ora en Historia, y de muy chico se fue a vivir a Santa Rosa, La Pampa. Desde temprano se hicieron claras sus pasiones: la biología y el deporte. Integró un equipo de remo con el que llegó a competir a nivel nacional e internacio­nal, jugaba al básquet y hacía atletismo.

Al terminar el secundario estudió agronomía en la Universida­d de Santa Rosa, y a la primera oportunida­d que tuvo se involucró en una ayudantía en Química. “Desde ese momento estuve ligado al tema de manejo de suelos”, dice en diálogo con Clarín Rural Revista.

En el 90 hizo una pasantía en el INTA con Alberto Quiroga, investigad­or del INTA Anguil, y colaboró en los primeros ensayos a campo demostrati­vos de siembra directa que se hicieron en General Pico. ico. “Ese ambiente a mi me gustabaaba porque era innovación, adaptar tar soluciones que ya eran palpables.es. Yo me defino como un ambienntal­ista, desde el primer día traté té de darle valor al suelo y conserrvar­lo”, afirma.

A la pasantía en el INTA lele siguió una maestría en suelos s en Bahía Blanca, y en el 93 se e mudó al INTA Villegas para a manejar ensayos de conserva- ción de suelos y empezar a ha- blar de fertilidad de suelos en una zona ganadera. Allí conoció al asesor del CREA, Gustavo Duarte, con quien desde e entonces comparte una amistadtad e infinitos proyectos. “Había que buscar al productor para entrar en contacto con los suelos, y Gustavo me permitió llegar a la red CREA y empezamos a hacer muchísimas investigac­iones de fertilidad, siem- bra directa, diseñar actividade­s de extensión”, recuerda. En Villegas se casó con otra investigad­ora en microbiolo­gía y agricultur­a a la que había conocido en Bahía Blanca, y allí también tuvo a sus dos hijas.

En 1996, el investigad­or John Grove, de la Universida­d de Kentucky, fue a recorrer los campos de Villegas y Díaz Zorita ofició de traductor porque el traductor titular se había quedado afónico. Fue una larga jornada de recorridas y conversaci­ón sobre suelos que meses después dio sus frutos. “El día de Navidad me llegó una invitación de este profesor para ir a estudiar y trabajar con él en un proyecto de investigac­ión en siembra directa en Estados Unidos. Pasé tres años en Kentucky, hice un doctorado en Fertilidad de Suelos y crecí mucho profesiona­lmente y personalme­nte”, cuenta el ingeniero.

Volvió de Estados Unidos en 2001. “En migracione­s me preguntaro­n si estaba seguro de querer volver justo en ese momento, pero yo dije que sí, que estaba lleno de proyectos, y que siempre que llovió, paró”.

En 2002, cuando él había vuelto al INTA Villegas, Nitragin lo convocó para que se haga cargo del área de desarrollo para todo Sudamérica como un consultor externo. El salto al sector privado, afirma, no le generó grandes cambios porque el contacto con los investigad­ores del INTA siguió siendo fluído hasta el día de hoy.

Actualment­e, Díaz Zorita es líder regional de desarrollo de productos biológicos para el agro dentro de Monsanto BioAg, una alianza de Monsanto con Novozymes para el desarrollo de productos biológicos. Alterna su tiempo entre la sede que la empresa tiene en Pilar, las oficinas de Monsanto en el centro porteño, San Pablo y otras ciudades de Sudamérica. “El exceso de rutina me achica los canales de la imaginació­n”, dice.

Respecto a su tema de estudio explica que lo o biológico no es algo novedoso porque siempre estuvo ligado a la agricultur­a. “Lo que hay hoy son más herramient­as para identifica­r soluciones que ya están en la naturaleza. Hay miles de procesos en los que interviene la biología en la actividad de un ecosistema agropecuar­io: descomposi­ción de minerales, mineraliza­ción de materia orgánica, regulación de patógenos, en la actividad del suelo y las raíces”, afirma. Luego añade: “La biología no busca reemplazar una práctica sino complement­arla. La biología de suelos del futuro no está pensando en transforma­ciones genéticas, en la naturaleza hay una abundancia tan grande de microorgan­ismos que cualquier esfuerzo de mejorarla es perder el tiempo. Lo que hay que hacer es saber dónde buscar. La naturaleza tiene respuesta para todo”.

“CORRER ME HACE MUY BIEN A LA CABEZA, ME AYUDA A VALORAR LA IMPORTANCI­A DE LA PLANIFICAC­ION”

El interés por los microorgan­ismos, a los que estudia minuciosam­ente, tiene su analogía en un hobby que pocos conocen: la filatelia. “Una materia pendiente es ordenar mi colección de estampilla­s, que incluye casi todas las de la Argentina del siglo pasado”.

Mientras tanto, lo que Díaz Zorita nunca descuida es el deporte. Va por su maratón número quince en los últimos siete años, y se suma a cuanta carrera se le cruce. “Correr me hace muy bien a la cabeza, me ayuda a valorar la importanci­a de la planificac­ión. Cuando respetas un plan, el plan siempre funciona”, concluye.

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 ??  ?? EN RETIRO. DIAZ ZORITA, CERCA DE LAS OFICINAS DE MONSANTO, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.
EN RETIRO. DIAZ ZORITA, CERCA DE LAS OFICINAS DE MONSANTO, EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES.
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EL ATLETA. EN SU JUVENTUD, EN LA PAMPA, COMPETIA EN REMO. AHORARA ESTA VOVOLCADOO­LCADO DE LLENO A LASMARATON­ESLASMARAT­ONES.

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