TODO UN PUEBLO ILUMINADO POR LOS CORRALES
En Carlos Tejedor aprovecharán los efluentes de un feedlot para la producción de energía eléctrica.
ras o motores de generación eléctrica, en esa primera instancia el establecimiento no tenía necesidades energéticas. La intención sólo era producir biofertilizante (obtenido de la degradación de la materia orgánica) para mejorar la calidad de los suelos.
Además, en 2012 tampoco estaban dadas las condiciones legales en el país para vender esa energía a la red eléctrica local, a diferencia de lo que ya sucedía en Europa. En países como Alemania, el biogás se podía usar como energía eléctrica o combustible, distribuido en los pueblos a partir de los diferentes gasoductos. Incluso se vendía en estaciones de servicio para los vehículos.
Los socios de Biogás Argentina se capacitaron en Alemania a tra- vés de IncUBAgro y de la Red Emprendia, para traer a la Argentina tecnologías de punta que luego se adaptaron a las condiciones locales. Sólo un año después, a partir de la resolución Nº 453 del Ministerio de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires, que habilitó el Sistema de Transacciones Físicas y Económicas de Energía Eléctrica Distribuida, surgió la oportunidad de vender la energía generada en el campo.
Desde entonces se abocaron a diseñar un proyecto que, además de producir biofertilizante, les permitiera vender la energía generada a la cooperativa eléctrica de Carlos Tejedor. Y para ello fue fundamental el vínculo con el Proinged (Programa de Incentivos a la Generación de Energía Distribuida de la Provincia de Buenos Aires), que evaluó y apoyó la iniciativa.
“Nos aprobó una tarifa que reconoció las inversiones del productor y financió a la cooperativa en la instalación eléctrica y el motor generador”, dijo Weibel, y destacó: “Anteriormente, este organismo otorgó fondos para proyectos de energía eólica y solar, pero esta es la primera iniciativa que se aprueba con biogás, con una tarifa y el financiamiento para llevarlo adelante”.
Ahora, los productores de Carlos Tejedor junto a la Cooperativa quieren que el pueblo entero pueda autoabastecerse de energía a partir de los desechos de los animales. Según los expertos, es una expectativa viable en una población de 5000 habitantes, como la de esta localidad.
Weibel y Pinos adelantaron que su empresa ya está trabajando con otro proyecto en la escuela agrotécnica salesiana Carlos M. Casares, del partido de 25 de Mayo, que involucra un desarrollo educativo y la posibilidad de tratar los efluentes generados por un tambo y por la cría de cerdos para producir biogás y biofertilizantes. Cuentan con el financiamiento del estado alemán y estarían funcionando con las instalaciones nuevas a comienzos del año próximo.
Además, biofertilizantes
El establecimiento La Micaela, de Urdangarin, tiene capacidad para engordar 1000 novillos y produce sus propios granos para el alimento de esos animales sobre una superficie de 300 hectáreas. Allí se realizaron ensayos para evaluar la eficiencia del biofertilizante producido en el biodigestor con los dese-