LOS DRONES INVITAN A VOLAR
Quienes mejor conocen a la nueva herramienta de la agricultura de precisión cuentan cuáles son sus beneficios y anticipan los desafíos que vienen.
Los drones están entrando de una manera tan sorprendente en la producción agropecuaria que no hay quien no alce la cabeza para ver de qué se trata. La primera reacción de muchos fue pensar que se trataba de un juguete vistoso pero incapaz de reemplazar al ojo entrenado del hombre de campo. Lo segundo probablemente sea cierto, el hombre nunca podrá dejar de caminar los lotes si quiere seguir mejorando en la producción. Pero indudablemente los drones son mucho más que un juguete, ya están demostrando que son una de las herramientas más poderosas que se han introducido en los últimos años, y que abren la puerta a una nueva dimensión en la agricultura de precisión.
Clarín Rural Revista conversó con algunos de los que más conocen el tema para vislumbrar las posibilidades que se abren de cara al futuro. Mayor precisión y velocidad para la obtención de datos, ahorro en el uso de insumos, mejoras en la logística y menor incertidumbre en la toma de decisiones son solo algunos de los objetivos.
Andrés Méndez, del INTA Manfredi, es uno de los técnicos que dedican todo su tiempo a experimentar y analizar las nuevas herramientas tecnológicas. “Los drones son plataformas de vuelo a los que se suman sensores o cámaras que van a dar información de mayor o menor calidad de acuerdo al equipamiento que se les ponga”, define. Y luego afirma: “Aportan una información del suelo muy poderosa con la que vamos a llegar al automatismo, la robotización y la inteligencia artificial. En menos de cinco años se va a generar este cambio en el agro porque la tecnología cambia muy rápido. Esta diferenciación en el trabajo va a permitir ganar dinero y se va a implementar muy rápido”.
Según explica el técnico, hay productores que solo quieren los drones para monitoreos simples, pero hay otros que ya los están pensando para tomar las decisiones más complejas.
Por su parte Stanley Best, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, afirma que en su país ya se ha generado un gran despegue de los drones en la agricultura, y que la utilidad de
la herramienta se está traduciendo en una oportunidad para los prestadores de servicios. “Hay empresas que cobran alrededor de 1,20 dólares por hectárea para hacer el seguimiento de cultivos. Ya se están viendo alternativas de uso, por ejemplo para la aplicación de pesticidas”, explica Best.
Ramiro Saiz, desarrollador de drones y secretario de la Asociación Argentina de Sistemas Aéreos Tripulados Remotamente (Arpasa, por sus siglas en inglés), explica que dentro de los drones existen diferentes categorías, como los helicópteros, los multicópteros, los aviones, y las alas volantes, que tienen una forma triangular que les permite cortar el viento y que actualmente están reemplazando a los aviones. Por su parte los multicópteros, explica, están teniendo mucho auge por la facilidad que tienen de poder despegar y aterrizar en el lugar, sin tener que carretear, y porque además se pueden quedar estáticos en el aire.
“Cada categoría tiene sus ventajas. Las alas volantes pueden volar muchas hectáreas, tienen autonomía de 50 minutos y permiten hacer mapas de 500 hectáreas fácilmente. Los multicópteros tienen menor autonomía, de 20 a 30 minutos, por lo que se puede cubrir áreas menores, pero lo bueno que tienen es que se puede volar a menor altura teniendo mayor resolución. Se integran de distintas for- mas a la agricultura”, dice Saiz.
Luego añade que para que el dron sea eficiente en la agricultura tiene que tener un buen piloto automático, que incluye un GPS, y que es fundamental que permita programar “waypoints”, que son los puntos por los que el dron tiene que pasar.
Además del piloto automático y el GPS, otro componente básico para que el dron sea útil son las cámaras de fotos. Quien sabe de eso es Alejandra Kemerer, ingeniera del INTA Paraná. Ella explica que para analizar la utilidad de las imágenes en relación a las necesidades de cada productor se debe conocer el concepto de resolución.
LOS COMPONENTES BASICOS DE TODO DRON SON EL PILOTO AUTOMATICO, EL GPS Y LA CAMARA FOTOGRAFICA LA RESOLUCION ESPECTRAL MUESTRA, A TRAVES DE SENSORES, EL NIVEL DE ENERGIA REFLEJADO
“La resolución es la posibilidad de obtener información en detalle, y se debe analizar desde diferentes ópticas. La resolución espacial tiene que ver con el tamaño del objeto más pequeño del cual podemos obtener información. La resolución temporal está vinculada con el período de tiempo entre dos adquisiciones sucesivas de información de un mismo lugar. En tercer lugar, la resolución espectral es el número y ancho de las bandas espectrales y su posición en el espectro electromagnético”, define la técnica. Luego aclara que lo más importante es que todo esto se analice en relación al objetivo de cada uno.
La resolución de una imagen, explica Kemerer, puede variar en función de las características de la cámara y de la altura de vuelo. Entre las imágenes satelitales, por ejemplo, hay algunas alternativas que brindan buena resolución espacial, de hasta dos metros cuadrados por pixel, pero ninguna alcanza el potencial de los drones. Además, los satélites brindan menor resolución temporal, porque hay que esperar a que pase el satélite. Los drones, en cambio, están disponibles siempre que las condiciones ambientales permitan volar.
“La resolución espectral muestra, a través de sensores, el nivel de energía reflejado por cada superficie. Los sensores obtienen información muy útil sobre lo que sucede en el suelo. Por ejemplo, una zona con mucha vegetación puede reflejar poca energía visible pero mucha en el sensor de borde rojo, o de infrarojo cercano”, detalla Kemerer.
En cuanto a los tipos de cámara, la ingeniera explica que las cámaras RGB con sensores visibles son las más comunes, y que a ellas se les puede poner diferentes filtros para obtener otros datos. Las cámaras multiespectrales barren el visible y el infrarrojo cercano, y hay cámaras hiperespectrales que pueden tomar gran cantidad de bandas. Por su parte, las imágenes térmicas captan la temperatura emitida por los objetos.
A partir de la combinación de los diferentes tipos de cámaras con sensores y otras tecnologías disponibles ya se está avanzando en la generación de patrones para contar plantas, detectar enfermedades, detectar malezas y otras utilidades. Méndez explica que una imagen multiespectral da una longitud de onda del cultivo, y esa longitud de onda brinda información sobre la calidad, la cantidad de gluten y la humedad entre otros datos. En este punto, el técnico del INTA Manfredi incorpora otro concepto clave que ya se está introduciendo en la agricultura de precisión y que dará que hablar en los próximos años: la visión artificial.
“La visión artificial trabaja con una imagen que puede ser tomada con cualquier cámara, y lo que hace es traducir lo que se ve a otros datos. Es como una fórmula matemática infinita en la que entran las longitudes de onda y cómo se combinan, y por ejemplo puede definir la calidad de los cultivos en tiempo real. También pueden detectar humo en una cosechadora, pueden detectar la guía de siembra, pueden identificar más de veinte especies de malezas por su estructura y ayudar en la pulverización”, comenta Méndez.
El especialista explica que mezclando una cámara multiespectral con lo que es visión artificial se puede conocer la calidad de los cultivos y el rendimiento en tiempo real. “A su vez, sabiendo las calidades se puede ajustar la logística de la venta; hoy un cultivo como el trigo lo podés vender al doble del precio pizarra si tiene calidad”.
Otra herramienta que está mostrando su potencial en este momento son los microsatélites. Méndez dice que en Japón se están montando cámaras térmicas en microsatélites que hacen una imágen térmica del cultivo por día, y eso ayuda a definir por ejemplo el cambio en el stress de las plantas si reciben riego o no. “Eso va a estar disponible todos los días, por lo que va a ser una herramienta muy poderosa para el manejo del cultivo. Combinando la cámara térmica con la imagen multiespectral podemos lograr fertilizar en el momento justo del cultivo”, adelanta el técnico.
El chileno Best remarca que aun queda mucho camino por recorrer en el aprovechamiento de las imágenes aéreas y de los drones. “Se trata de darle un valor agregado al dron que vaya más allá de la captura de una imagen. Muchas veces no nos da la información como uno cree, no es la piedra filosofal, hay que meterle analítica. La imágen dice que hay una anomalía, pero no dice de qué, entonces estamos trabajando en desarrollar herramientas para anclar información que permita proyectarse en el tiempo, intentando reducir el costo hacia el usuario”.
Sobre la utilidad actual de los implementos en su país, afirma: “Hoy el potencial está en la evaluación y estimación de calidad y ren- dimiento, temas vinculados a la mano de obra para decidir si cosecho a mano o lo hago mecánicamente, trabajar mejor en fertilidad y riego”.
Saiz, quien hace unos años se unió con un par de socios para diseñar y fabricar drones agrícolas y brindar servicios de procesamiento de datos y confección de mapas agrícolas, afirma que este año en Argentina hay una demanda comercial concreta por el servicio de fotos aéreas y la compra de drones, y que el mercado es muy competitivo para una firma nacional, teniendo en cuenta la masiva llegada de productos importados y producidos industrialmente. “Inicialmente pensábamos que solo haríamos monitoreos en el período crítico de la soja y ahora resulta que estamos activos todo el año. Co- menzamos en otoño, con el barbecho de los cultivos de invierno y no paramos hasta la cosecha del cultivo de verano. Y volvemos a empezar cada año”, dice.
Luego añade: “Actualmente, además de los trabajos que hacemos para empresas de servicios agronómicos, que van desde un monitoreo de plagas en papa, enfermedades en frutales, conteo de plantas en plantaciones forestales o mapas de índice verde para la producción de granos, participamos también de un test de drones en un ensayo de trigo en el INTA Paraná y le vamos a entregar un prototipo exclusivo de cuatro hélices al INTA Tucumán, que ellos usarán para hacer mediciones de avance de HBL, un virus extremadamente perjudicial para la producción citrícola”.
El INTA está experimentando con drones e imágenes aéreas hace varios años y ya se empiezan a ver resultados. La evaluación de la calidad de implantación en maíz o la confección de mapas para la aplicación precisa de fertilizantes son algunos ejemplos. Técnicos del instituto afirmaron que las cámaras multiespectrales se podrían
YA HAY EMPRESAS QUE OFRECEN EL SERVICIO DE FOTO AEREA Y DE ANALISIS DE LA INFORMACION RECOLECTADA